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INTRODUCCIÓN.
Somos testigos del proceso acelerado que, en los últimos aæos, induce a las nuevas
instancias culturales a sobreponerse a las viejas y que, al mismo tiempo, determina la
influencia recíproca. El arte, y el teatro en particular, siempre han sido influenciados por la
tecnología de su Øpoca adoptando, según la situación, una relación de dominio o de
dependencia y que hoy se presenta como una interesante Ærea de discusión. El trabajo
pretende trazar un mapa de este escenario y trae consigo la pregunta fundamental y
fundante: ¿cuÆles son las posibilidades expresivas del teatro asociado a las nuevas
tecnologías digitales?
Los espacios de este estudio serÆn entonces dos: los lugares del teatro y la nueva dimensión
ofrecida por las tecnologías electrónicas/digitales. La tarea nos obliga a cuestionar la
temperatura de cada uno de los elementos, la esencia de la experiencia, e induce a recoger
una feliz y lúcida intuición que sugirió el teórico de la era electrónica Marshall McLuhan:
¡Sobrecalentar el medium!
MÆs allÆ de las expresiones radicales, de la espectacularidad de la performance, nos interesa
focalizar nuestro estudio en la tentativa de reanudar la dimensión “caliente” de la
teatralidad, hecha de cuerpos y narración, con aquella mÆs “fría” de las tecnologías
digitales, capaces de expandir la visión y de reinventar las percepciones.
La tecnología que lo digital pone en escena es aquella de lo posible y de lo actual y es
reinventada según las necesidades del usuario. El teatro que utiliza la tecnología para
redefinir sus espacios puede contribuir a que sea “comprensible lo posible”, porque
experimentando lo posible se expande el campo de fenómenos con los cuales se pueden
comprobar nuestras hipótesis y teorías sobre lo real. De hecho, el arte teatral que se
enfrenta con lo digital suele ser capaz de traducir la dimensión espacial de la expresión
tecnológica en una experiencia teatral viva, en una comunicación poØtica y participativa.
Investigar sobre este connubio es, según nuestra opinión, la vía idónea para luego poder
reflexionar sobre la mutación que la tecnología impone.
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Objetivos.
No es el objetivo de este trabajo adentrarse en territorios filosóficos o dualismos de
pensamiento típicos del debate dialØctico que caracteriza el estudio de los nuevos medios
tecnológicos. Es decir que no es nuestra intención entrar en la lógica que ve contrapuestos,
parafraseando Umberto Eco, apocalípticos e integrados. Nuestra convicción, y el propósito
de la investigación para este Trabajo de Fin de MÆster, es que existen realidades que
pueden ser estudiadas tanto desde el punto de vista tecnológico como desde el punto de
vista teatral, y los dos territorios no estÆn así tan lejos, como podremos observar.
Hecha esta clarificación preliminar, para llegar a las dimensiones que promete la unión
entre el teatro y lo digital, hemos tenido que examinar la naturaleza dual del espacio teatral,
es decir el espacio físico en el que hay que distinguir el edificio donde ocurre la
performance, el sitio de los espectadores, el espacio escØnico para los actores, el campo de
interacción entre público y actores y el espacio mental, o sea el espacio representado (o
evocado, en el sentido de que remite a otras cosas) que la acción de un actor y el conjunto
de elementos espaciales ofrecen a la percepción del espectador.
A partir de esta dualidad, en el primer capítulo, hemos analizado cómo el teatro se re-define
adaptandose a las diferentes culturas y hemos hecho algunas consideraciones sobre el teatro
que se propone como paradigma de la tecnología digital. En fin, hemos analizado el
concepto de performance y su aplicación a la cultura digital.
En el segundo capítulo hemos hecho un recorrido sintØtico sobre la forma, y las formas, que
ha asumido el espacio teatral en su evolución y, al mismo tiempo, una visión (de)limitada
de los horizontes que actualmente ofrece el paisaje digital, examinando tambiØn la relación
entre el teatro e Internet, para identificar los posibles puntos de unión. En fin hemos
reflexionado sobre algunas implicaciones debidas a la adaptación a la lógica de los nuevos
media, para vislumbrar el rol de los nuevos actores del escenario digital.
En el último capítulo hemos tratado mÆs específicamente la nueva relación con el saber
generado por la simbiosis entre lo digital y el teatro. Se ha dedicado buena parte del estudio
a explorar los posibles contactos entre los dos dispositivos, analizando algunas performance
digitales que creemos constituyen hitos en este Æmbito.
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Metodología.
La mutación cultural producida por la sinergia entre las dos dimensiones ya ha sido
afrontada por una generación de pioneros, artistas y experimentadores y, para no
observarlos como fenómenos del “circo mediatico”, hemos creído necesario limitarnos a los
modelos de referencia, buscando sus elementos constitutivos en los contenidos, en el
significado, y en el lenguaje utilizado, para estudiarlos, evaluarlos y tomar nuevos caminos.
SintØticamente podemos decir que hemos analizado tres niveles de enfoque experimental
entre el teatro y lo digital. Uno es la “escena artificial” que, desde los primeros pasos
iniciales del vídeo-teatro hasta la utilización de escenarios virtuales, expande la cognición
de un espacio escØnico. Otro nivel es lo que se refiere a la “acción artificial” mediante el
uso de prótesis-interfaz, el conjunto de todas las soluciones tecnológicas que extienden la
acción del cuerpo en el ambiente digital. Luego estÆ lo de la “vida artificial”, es decir, el
sistema informÆtico que simula el principio biológico de la existencia a travØs de los bits, la
unidad mÆs pequeæa de lo digital.
Para una mejor comprensión de las experiencias digitales tratadas hemos tenido en
consideración su relevancia específica dentro del panorama multimedia y hemos elegido
una taxonomía de partida necesaria para elaborar un modelo operativo que divide la
tecnología digital en base al soporte de comunicación, interfaz y utilización, establecendo
tres secciones de estudio: off-line, on-line y las hibridaciones.
Este trabajo no pretende ser exhaustivo respecto a la inmensidad de los espacios
individuados, sino recoger una serie de presagios, experiencias y posibilidades de
intersecciones entre diferentes lenguajes a travØs del anÆlisis de las obras identificadas, con
el fin de proporcionar ejemplos significativos. Recoger los frutos de este anÆlisis, las
peculiaridades de las modificaciones de los lenguajes y comportamientos serÆ útil para
enfrentarse con la “next net generation” y para el desarrollo de una futura tesis doctoral.
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1. CAPÍTULO PRIMERO: Convicciones.
1.1. El Teatro entre espacios y cultura.
Cultura es una de esas palabras que la gente utiliza mucho, pero tiene dificultad a la hora de
definir y, sin embargo, todavía es importante comprender.
Por cultura nos referimos a muchos factores diferentes: costumbres nacionales, actividades
que se consideran de Ølite, formas de entretenimiento de masas, variaciones locales de
significados simbólicos, etc. En el uso común, el tØrmino cultura suele ser relacionado con
la literatura seria y las bellas artes; en este sentido se define como “alta cultura” e
implicaría un estatus social elevado.
La correlación enmascara un lugar común que legitimaría una sinergia entre el teatro y la
“alta cultura” en oposición a la “baja cultura”, aquella de la vida cotidiana.
Peter Brook revelaba la ambigüedad de esta división y razonaba sobre la especificidad
cultural del teatro y sobre las condiciones del actor, un trabajo rico de riesgos comenzando
con lo de poner en escena algo inerte o la perpetración de un “Teatro Mortal”: “[...] un
producto-bien-confeccionado por la haute couture teatral [...] que sigue haciendo el mismo
teatro en un mundo cambiante, en el cual el teatro ya no se identifica con el universo
mismo del espectÆculo”.
1
El concepto “petrificado” de teatro corresponde a la noción
“petrificada” de una cultura sin contamin-acciones, en la que nuestra mirada encuentra sólo
el vacío, cuando en realidad el espacio estÆ lleno.
Siendo conscientes de que tanto cultura como sociedad son abstracciones, podemos
mencionar tambiØn a Antonin Artaud que, en su manifiesto sobre el Teatro de la Crueldad,
subrayaba el vínculo entre el teatro y la vida: “[...] no se puede seguir prostituyendo la idea
del teatro, porque su valor se encuentra sólo en una relación mÆgica y atroz con la
realidad”.
2
1
“[…] un prodotto-ben-confezionato dalla haute couture teatrale […] che continua a fare lo stesso teatro in
un mondo che cambia e nel quale il teatro già non si identifica piø con l’universo stesso dello spettacolo”.
Brook, P. “Lo spazio vuoto”. Roma, Bulzoni Editore, 1998, p. 12.
2
“[...] non si può continuare a prostituire l’idea di teatro, poichØ il suo valore risiede esclusivamente in un
rapporto magico e atroce con la realtà e con il pericolo”. Artaud, A. “Il teatro e il suo doppio”. Torino,
Giulio Einaudi Editore s.p.a., 1998, p. 204.
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La cultura de una sociedad puede ser interpretada como la coparticipación organizada del
espacio. En algunos casos se trata del espacio de nuestras relaciones vitales, en otros casos
se trata del espacio mental de la realidad, la tercera clase de casos se encuentra entre los
dos. La organización de estos últimos espacios se llama Arte.
“Romper el lenguaje para alcanzar la vida significa hacer y rehacer el teatro [...], lo que
significa rechazar los límites habituales del hombre y de sus facultades, y ampliar
infinitamente los límites de la llamada realidad”
3
.
Mucho mÆs que un espacio, un lenguaje o un arte, el teatro re-dibuja constantemente los
confines establecidos creando una simulación física de un espacio mental: traduce en
acción la idea de un espacio-tiempo psicológico. La performance exhibida en el espacio
escØnico se convierte en la interfaz orgÆnica entre el espacio mental y el espacio físico.
El dato interesante es aquello de una expansión de la idea de teatro
4
: todo al final es teatro,
incluso los nuevos media que parecerían sustraerse a una posibilidad de comprensión teatral
y se conciben como el opuesto simØtrico de las artes/artesanías de la vida.
El Teatro Mortal, el Teatro Rudo, Sagrado e Inmediato pueden re-fundarse en el emergente
“Theatron” digital, ampliando aún mÆs la mirada, es decir, entrando en aquella “cognitiva”
de Internet, donde se puede realizar un “producto” cultural inØdito: una obra que combina
el trabajo perceptivo de la mirada en acción con aquel cognitivo en forma hipertextual.
Se cumple un acto que amplifica el feedback, la respuesta sensible del espectador que hace
de su mirada algo que contribuye a que el teatro suceda. Esto abre el potencial desarrollo de
una reflexión que se traduce en comunicación, un acto de nueva coparticipación.
Porque, no nos olvidemos, el teatro no sucede si no es compartido
5
.
3
“Spezzare il linguaggio per raggiungere la vita, significa fare e rifare il teatro […] il che significa rifiutare
i consueti limiti dell’uomo e delle sue facoltà, e allargare infinitamente i confini della cosiddetta realtà”,
Artaud, A., op. cit., p. 132.
4
JosØ Antonio SÆnchez con la concepción de “teatro en el campo expandido” describe el tentativo de ruptura
de la convención teatral, es decir, la renuncia a la representación (incluso a la representación de uno mismo) y
la renuncia al control del tiempo: “El cuerpo en acción del actor se convierte en único soporte material de la
representación [...] y renuncia a todas sus protecciones. Pero, al desprenderse de múltiples mediaciones [...]
se ve capacitado para decidir libremente sobre su mÆscara [...] y enmascarado trabajar por un paraíso, que
ya no es ahora, que quizÆ no sea nunca, pero que sigue siendo como horizonte, irrenunciable”. SÆnchez, J. A.
“El teatro en el campo expandido” Quaderns portàtils, nº 16, 2007, pp.8-29.
5
VØase al respecto la opinión de Carlo Infante, critico teatral militante, nomada cultural, consultor para
proyectos multimedia, Infante, C. “Imparare giocando: InterattivitÆ fra teatro e ipermedia”. Torino, Ed.
Bollati-Boringhieri, 2000, p. 154.