Primera parte Interculturalidad y educación: del informe Faure al proyecto Gulliver 1.1 De los años 70 a los años 90
En un intento por reconstruir un discurso pedagógico intercultural es correcto
reiniciar el problema entre el contexto sociocultural y la actividad educativa. Las
evoluciones entre los dos polos en cuestión se realizan puntualizando la conservación de
la estructura y función de los valores socioculturales, de su transmisión (tradición), de
los conocimientos y comportamientos a través de esfuerzos educativos, dirigidos sobre
todo a las generaciones más jóvenes, por un deseo de innovación y “revolución” innato
en el proceso educativo humano, que tiende a superar el dato de hecho ya existente.
La visión estática de la transmisión del conocimiento hoy es sin lugar a duda
entre las menos acreditadas, por razones filosóficas-pedagógicas y sociológicas
evidentes. El cambio es rapidísimo y requiere gran capacidad de adaptación y de
flexibilidad, a tal punto que toda la sociedad se muestra dominada del problema del
cambio, ya desde los años 70, como se evidencia desde el Informe Faure de 1973
4
, y
hoy desde el problema de la premura del cambio en sí. La pedagogía intercultural se
sitúa propiamente en el fondo de este debate, dispuesta a estudiar los modos del cambio,
no sólo para reconocer o para profundizar la visión, sino también para individuar
estrategias educativas convenientes y apropiadas. Entre la educación y la innovación,
por un lado y entre la continuidad y la discontinuidad por el otro. La pedagogía
intercultural tiene estrechas relaciones con el ámbito pedagógico y educativo
expresándose como educación de las minorías o como la educación de los inmigrantes,
se encuentra abierta a la prospectiva innovadora y se configura, es esta su ambición, o
simplemente el punto de fuerza, como replanteamiento complejo de la educación. Son
tres los factores de categoría histórica que han determinado este impulso: las
transformaciones políticas del Este europeo, después la caída del Muro de Berlín, la
construcción de la identidad europea y los fenómenos migratorios, de flujo siempre
creciente y de naturaleza podemos decir estructural.
4
E. FAURE (a cargo de), Informe sobre estrategia de la educación, Armando UNESCO, Roma 1973, p.
255. El Informe Faure (1972), recuperando una idea clásica, que retorna a Plutarco, ve en la sociedad un
sujeto capaz de educar sea directamente, sea a través de la institución escolástica, y habla de “comunidad
educante” a propósito de la entera sociedad. Primariamente en términos individuales: “Cada hombre es
destinado a ser un suceso y el mundo es destinado a acoger este suceso”, p. 249. En contacto con el
mundo pero la ocupación del sujeto adquiere una dimensión diversa: el Informe nota que la intuición de
“comunidad educante” es en realidad una faena de lucha: “Algo más la comunidad educante puede ser
inscrita sobre banderas de un duro combate político, social y cultural, capaz de crear las condiciones
objetivas, un apelo al esfuerzo, a la imaginación, a la audacia conceptual y práctica”.
4
En los años 70 el discurso intercultural se concentra sobre temas de las culturas
subalternas, sobre el derecho a la palabra y a la autodeterminación de las minorías 5
.
“Los temas afrontados de los pedagogos, en este período histórico en particular, se
centralizan en la palabra, como portadora de significado, sea como primer depósito
cultural de alto valor simbólico, o también como universo semántico en el cual jugar la
pertenencia o descendencia y el consenso a la nueva realidad organizada en estructuras
y reglas” 6
.
A nivel europeo el Documento que hace frente al tema de la composición
demográfica de la población en relación a los flujos migratorios siguiendo una lógica de
la dialéctica integración/diferencia es el Proyecto No. 7 del CDCC
7
del Consejo de
Europa: “La cultura inmigrante es una sociedad en mutación, la Europa multicultural
en el año 2000” . En este documento el respeto de las diferencias culturales es visto
como una modalidad de resolución o mejor de prevención de las alienaciones de la
sociedad. Demasiadas diferencias pueden convertirse en fuerzas disgregantes la
sociedad, pero la identidad de las “raíces” puede ser una fortaleza de frente a la
desesperación y a la desorientación de la modernidad. ¿Cuál solución?
Gracias al aporte de los estudios antropológicos se prospecta una definición de
cultura en manera más articulada y se logra así descubrir la “cultura de los
inmigrantes”, que no corresponde ni a aquella de las raíces ni a aquella del lugar del
nuevo domicilio, y que es fruto de la interacción entre las dos
8
.
En los años 80, en modo específico en el contexto italiano, madura la conciencia
que no es suficiente ocuparse de los intercambios culturales, pero también de como la
sociedad de acogida, y por lo tanto, nosotros mismos estamos mutando. Importante el
aporte de M.T. Moscato que define la especificidad de la educación intercultural
respecto a la pedagogía para los extranjeros, en la voz específica de la Enciclopedia
pedagógica a cargo de M. Laeng 9
, recordando la novedad del enfoque a la educación,
que se desarrolla en contacto con diferentes entidades étnicas, sociolingüísticas
5
Es en este período histórico que L. Porcher crea el término “pedagogía de la liberación”. La
escolarización de los extranjeros en Francia , París, Didier 1978. El análisis de este autor pone al
descubierto cómo los jóvenes extranjeros de alguna manera comparten la condición general juvenil de
todos los jóvenes franceses: juntos, todavía, expresan la doble exigencia de inserción en la sociedad
huésped y de reconocimiento de las propias raíces.
6
S. CLARIS, Educación a la competencia intercultural . La Escuela, Brescia 2005, pp. 16-17.
7
Consejo de la cooperación cultural .
8
“En el discurso de la pedagogía intercultural el aporte de la antropología hace entrever una tensión
constante entre las raíces y la tierra de apoyo, el nuevo terreno de trasplante, que no se reduce a una
operación mecánica que puede proceder en modo lineal, pero que abre espacios a la creatividad, al
nacimiento de nuevas culturas, de algunos definidas sincréticas (W. Sollors), para otros mestizos (E.
Morin, D. Demetrio)” en S. CLARIS, op. Cit. P. 18.
9
M. LAENG (a cargo de), Enciclopedia pedagógica, Editorial La Escuela, Brescia, 1990, p. 6124.
5
coexistentes en los mismos ambientes. La pedagogía italiana proporciona diversos
aportes en el curso de los años 80 y 90 a la definición de esta problemática. Recordemos
Duccio Demetrio que revalúa el complejo cambio socio-cultural ampliándolo a la
propuesta de una educación intercultural para todos, independientemente de la presencia
de los migrantes 10
.
También surge la idea de una mente abierta, que pone en relación, que
interconecta. Será este paso igualmente decisivo para los estudios de pedagogía
intercultural que permitirá pasar de la cultura como objeto de estudio a la modalidad de
elaboración del conocimiento y de construir las ideas y los símbolos. Un aporte en la
fundación de las ideas es seguramente aquel de Luigi Secco: es necesario “(…) pasar de
la respuesta a los problemas en el contexto del discurso que encuentre su fundamento
sobre bases no contingentes relacionadas o sea el hombre como tal puesto de frente a los
problemas que la cultura crea, más que sobre las culturas como tal, y por lo tanto sobre
sus reflejos sobre las condiciones del hombre. Parece más justo fundar la pedagogía
intercultural sobre el ser del hombre, en cuanto emana de su naturaleza y después
modular el contingente (incluyendo las relaciones entre las culturas) en las funciones
que eso puede desarrollar en ventaja de una mejor afirmación de la propia humanidad
sea en sí como también en relación con los demás” 11
.
En breve síntesis podemos decir que el desarrollo de la pedagogía intercultural
sigue los movimientos y las políticas migratorias del siglo precedente. En Europa la
inmigración alcanza cifras elevadas sobre todo a partir del siglo después de la guerra.
Desde antes los inmigrantes provenientes de las excolonias vienen acogidos en países
excoloniales (Bélgica, Inglaterra, Francia, Holanda). Sucesivamente, en los años 50 y
60, se registra un rápido aumento del fenómeno migratorio; los inmigrantes provenían
sobre todo de los países pobres del Mediterráneo y encontraban hospitalidad en los
países del Norte de Europa. A partir de los años 70, después de la crisis del petróleo, que
afectó a todos los países industrializados, se ha buscado reducir el número de los
inmigrantes. A excepción de Suiza y Holanda que han reconocido oficialmente el
10
La posición de Demetrio se desarrolla sobre la idea de integración como proceso a dos vías, que implica
la puesta en discusión también de la mentalidad del hospedante, connotada de etnocentrismo y poco
disponible a la revisión de los propios puntos de vista, para llegar a la superación misma de la intercultura
en la idea de trans-cultura”, en S. CLARIS , Educar…, op. cit. p. 19. D. DEMETRIO, G. FAVARO,
Imaginación y pedagogía intercultural. La Nueva Italia, Firenze 1992; D. DEMETRIO, Agenda
intercultural. Cotidianidad e inmigración en la escuela. Ideas para quien comienza, Meltemi, Roma
1997; D. DEMETRIO, G. FAVARO, Didáctica intercultural. Nuevas miradas, competencias, caminos,
Franco Angeli, Milano 2002.
11
L. SECCO, Pedagogía intercultural. Problemas y conceptos, en AA.VV., Pedagogía intercultural.
Problemas y conceptos, Actos del XXX Convenio di Escuelas. Editora La Escuela, Brescia 1991, p. 6 ss.
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