Orientalismo como Poder
0. INTRODUCCÍÓN : ORIENTALISMO COMO DESAFÍO.
Hace apenas un siglo, Sir Richard Francis Burton (1819-1890)
moría apaciblemente en su mansión de Chelsea, una de las zonas
residenciales de Londres y enclave social que ha marcado tanto
la vida cultural como la política en la Europa en las últimas
dØcadas. Tan sólo hubos dos únicos testigos de aquel desenlace
natural: su esposa Lady Isabel Arundell (1829-1896), albacea
literario del escritor y la obra que el propio Burton estaba
trabajando. Burton, haciendo gala de su peculiar talento
creador, supo hacer esperar a su destino en su advenimiento
final mientras trabajaba en su gabinete en la conclusión de un
último escrito, cuando una jornada agotadora le forzó al sueæo
inevitable y vespertino del que jamÆs despertaría.
La empresa de tratar de hacer acopio de una ‘opera omnia’,
no sólo de todo cuanto Burton hizo publicar en vida, sino
tambiØn del ‘Burton inØdito’, sin Ænimo de olvidar por un
instante aquello que se le atribuye de un modo encomiable como
apócrifo, sería una tarea sin igual e inabarcable en comparación
con todos aquellos logros tanto poØticos como humanos que Burton
alcanzó y ha alcanzado desde 1890.
Así pues, no sólo ha de ser considerado junto a David
12
Livingstone (1813-73), Henry Morton Stanley (1841-1904), Sir
1
Este misionero y explorador escocØs, nacido en
Blantyre y muerto en Ilala, en Rhodesia del Norte (hoy
República de Zimbawe) fue uno de los grandes
precedentes de los estudios postcoloniales. Estudió
9
Orientalismo como Poder
medicina en el University College of London. Fue
misionero en `frica donde descubrió el lago Ngami
(1849) y el río Zambesí (1851), tras haber recorrido el
desierto de Kalahari. Halló las cataratas del Zambesí,
a las que llamó Victoria (1855). En 1857 regresó a
Inglaterra, donde publicó sus Missionary Travels. Al
aæo siguiente, volvió a `frica, donde descubrió los
lagos de Shirwa y Nasa (1859). MÆs tarde en un nuevo
viaje a Inglaterra, publicó The Zambesi and its
Tributaries (1865; trad. esp. El Zambesí y sus
afluentes). De nuevo en `frica (1866) y, buscando las
fuentes del Nilo (empresa disputada a Richard Francis
Burton, quien finalmente las descubrió), halló los
lagos Banguele y Moere (1867-68). En 1868, Henry Morton
Stanley partió en su búsqueda, creyØndolo muerto, y lo
encontró en Ujiji (el 23 de octubre de 1871). En un
nuevo esfuerzo por descubrir las fuentes del Nilo,
Linvingstone murió en la aldea de Ilala. Su cadÆver fue
repatriado y enterrado con los mÆximos honores en la
Abadía de Westminster.
2
El explorador galØs John Rowlands ha pasado a la
historia como Henry Morton Stanley, su nombre adoptivo.
Nacido en Denbigh (Gales) y muerto en Londres, vivió en
un orfanato de Nueva Orleans, del que se fugó para
trabajar como grumete. MÆs tarde fue adoptado por el
comerciante Henry Stanley. Luchó al lado de los
confederados, bajo las órdenes del general Lee en la
guerra de Secesión americana (1861-1865), donde sirvió
en su marina de guerra. MÆs tarde, fue corresponsal del
New York Herald, desde donde dirigió la expedición
organizada para auxiliar a Livingstone, al que halló en
Ujiji. Posteriormente, volvió a `frica (1874-77) donde
descubrió el lago Edward. Al servicio del rey Leopoldo
de BØlgica, recorrió la cuenca del Congo estableciendo
factorías que contribuyeron a la creación del Congo
Belga (1879-84). Fue elegido miembro de la CÆmara de
los Comunes (1895). Fue autor de numerosas obras, tales
como How I found Livingstone (1872; trad. esp. Cómo
encontrØ a Livingstone); Through the Dark Continent
(1874-1867; trad, esp. A travØs del continente negro);
The Congo and the Founding of its Free State (1879-84;
trad. esp. El Congo y la Fundación de su Estado Libre);
My Early Travels and Adventures in America and Asia
(1895; trad. esp. Mis primeros viajes y aventuras en
AmØrica y Asia); Through South Africa (1898; trad. esp.
A travØs de `frica del Sur).
10
Orientalismo como Poder
34
Samuel White Baker (1821-93) y John Hanning Speke (1827-64),
uno de los cinco exploradores britÆnicos mÆs grandes. Su labor
acadØmica le sitúa en un lugar tan sólo reservado a la escasa
minoría de autores considerados ‘poetas’ en el sentido del
concepto de ‘poeticidad’, integrado dentro de la secular
5
dicotomía Literaridad-Poeticidad. Ni Livingstone, ni Stanley, ni
por supuesto Speake, entre otros, poseían su curiosidad, su
capacidad de asimilación, su talento lingüístico y filológico o
su sensibilidad poØtica. Ninguno de aquØllos supo expresar con
3
Nacido en Londres y muerto en Devonshire, exploró los
tributarios del Nilo en Etiopía. Descubrió el lago
Albert (1864). Como funcionario en `frica, combatió la
trata de esclavos, sentando en sus escritos el
precedente conceptual de “otreidad”. Fue autor de
diversas obras, entre las cuales destacan The Albert
Nyanza (1866); The Nile Tributaries of Abyssinia (1867;
trad. esp. Los afluentes abisinios del Nilo); Ismailia
(1880); Wild Beasts and Their Ways (1890; trad. esp.
Los animales salvajes y sus costumbres).
4
Nacido en Jordans (Sommersetshire) y muerto en Bath,
acompaæó a Burton en sus expediciones por `frica, junto
con quien descubrió las fuentes del Nilo en el lago
Victoria en 1862, hecho que suscitó una gran polØmica
en cuanto a la verdadera autoría del descubrimiento
entre la prensa londinense, siendo atribuido finalmente
a Richard Francis Burton. No obstante, Speke fue autor
de Journal of the Discovery of the Source of the Nile
(1863; trad. esp. Diario del descubrimiento de las
fuentes del Nilo), escrito que ejerció notable
influencia en autores como D. G. Hoggart y T. E.
Lawrence.
5
CROCE, Benedetto, EstØtica como ciencia de la
expresión y lingüística general, Editorial Nueva
Visión, Buenos Aires, 1969; GARCÍA BERRIO, Antonio:
“Lingüística, literaridad/poeticidad (GramÆtica,
PragmÆtica, Texto)” en 1616. Anuario de la Sociedad
Espaæola de Literatura General y Comparada, II, pp.
125-168. 1979.
11
Orientalismo como Poder
una precisión tan meticulosa y fascinante las ceremonias
tribales del alumbramiento, apareamiento, defunción y
fetichismo, sin olvidar sus ritos bØlicos. Desde entonces,
Burton ha venido ganando un merecido reconocimiento como uno de
los grandes pioneros de la antropología, tal y como lo reconoció
Thomas Payne a principios de este siglo. Payne estaba
impresionado no sólo por las traducciones y transcripciones
6
fonØticas de Burton del dahomey en su obra Mission to Gelele,
sino tambiØn por su característico detallismo y su sofisticada
introspección.
AdemÆs, Burton nunca fue un mero teórico, como muchos de sus
colegas que se autodenominaron antropólogos, quienes en su
mayoría especulaban sobre la naturaleza, orígenes y diferencias
entre las razas de la humanidad. Fue un autØntico empirista, y
un verdadero conocedor y explorador del medio. Incluso formuló
teorías acerca del fetichismo africano, del que creía que estaba
en un estado natural de su desarrollo místico entre todas las
religiones humanas, lo que no dejó de ser motivo de escÆndalo en
el ambiente puritano de la Inglaterra victoriana.
Hoy día su obra posee el don de la contemporaneidad, como
dicta el canon de toda obra clÆsica en estado puro. Su obra
irradia autoridad, nunca superficialidad y pretensión. Por ello
6
BURTON, R. F., A Mission to Gelele, King of Dahome,
With Notices of the So-called “Amazons”, the Grand
Customs, the Yearly Customs, the Human Sacrifices, the
Present State of the Slave Trade, and the Negro’s Place
in Nature, 2 vols, London, 1864.
12
Orientalismo como Poder
cada uno de sus libros ha sido reimpreso hasta nuestros días.
Burton escribió aproximadamente cuarenta y tres volúmenes acerca
de sus exploraciones y sus viajes. Su Pilgrimage to El Medinah
78
and Meccah y su Lake Regions of Central Africa estÆn
9
reconocidos como clÆsicos. The City of the Saints, publicado
durante el siglo XIX, se valora como el mejor tratado escrito
sobre la comunidad mormona y la iglesia evangØlica de los
Últimos Días de John Smith. Su todavía extemporÆneo Sind, and
10
the Races that Inhabit the Valley of the Indus se considera
pionero entre los estudios antropológicos sobre las castas que
pueblan el norte de la India.
En el campo de la arqueología, Burton fue tachado de
diletante durante decenios, a pesar de haber sido acreditado
como iniciador indiscutible de esta disciplina. Pero su genio
asemeja al de un caballero renacentista que bien podría haber
11
encajado en Il libro del cortegiano (1528) de Baltasar di
7
BURTON, R. F., Personal Narrative of a Pilgrimage to
El-Medinah and Meccah, 3 vols. London, 1855-6.
8
BURTON, R. F., The Lake Regions of Central Africa, A
Picture of Exploration, 2 vols. London, 1860.
9
BURTON, R. F., The City of the Saints and Across the
Rocky Mountains to California, London, 1861.
10
BURTON, R. F., Sindh, and the Races theta Inhabit
the Valley of the Indus; With Notices of the Topography
and History of the Province, London, 1851.
11
Edición italiana de Vittorio Cian, junto con el
prólogo “Un illustre nunzio pontificio del
Rinascimento” (Città del Vaticano, 1946-51). La
13
Orientalismo como Poder
Castiglione. Un hombre de armas y de letras, como si de un
Garcilaso o un Cervantes se tratase, sin Ænimo de cernir aquí
los laureles del ilustre hidalgo manchego, pero sí invocando a
ese Cervantes sentencioso y filosófico “per se”, al que Burton
puede comparÆrsele.
Leer a Burton significa redescubrir un mito, como ya
indicaría Friedrich Nietzsche (1844 - 1900) en Die Geburt der
12
Tragödie (1872). Y el mito de Burton viene marcado por esa sed
de conocimiento bebido en la Castalia de su epopeya por el
13
lejano y próximo Oriente, `frica y las “AmØricas dØlficas”,
hallando tambiØn las tradiciones literarias mÆs voluptuosamente
espirituales. Toda esta búsqueda sensual y espiritual del
conocimiento es conocida por algunos eruditos como
“Orientalismo”, que, en un sentido borgesiano significa un ente
devenido en varios cuerpos. Estaríamos hablando del Orientalismo
como jardín o ente al que se puede acceder a travØs de diversos
senderos o disciplinas que se bifurcan entre sí, como iremos
viendo en las pÆginas que siguen.
traducción espaæola de Juan BoscÆn (Barcelona, 1534) es
uno de los ejemplos de traducción espaæola en prosa mÆs
bella, rica y elegante que pueda imaginarse, según
MenØndez Pelayo.
12
El origen de la Tragedia. Traducción espaæola de
Antonio SÆnchez Pascual, Madrid, Alianza Editorial,
1973.
13
A partir de ahora nos referiremos a la noción de
“AmØricas dØlficas” al paralelismo geomØtrico
establecido entre AmØrica y Oriente, cuyo eje central y
vínculo cultural serÆ Europa. Este paralelismo ha sido
destacado por pensadores como Alexis de Tocqueville.
14
Orientalismo como Poder
0.1. El concepto de Orientalismo.
A la hora de tratar de buscar una definición o bien de hacer
un intento de aproximación hacia aquello que entendemos como
Orientalismo podríamos, como una primera escapada hacia el
tØrmino, ubicarnos dentro de cualquier paraje delimitado en
nuestros días dentro del marco que la geopolítica entiende como
tal. Así pues, si hoy día ponemos los pies en Basora, en Bagdad,
o incluso en Beirut, podemos encontrarnos con autØnticos
paisajes devastados por sangrientas guerras civiles, o bien con
un montón de arena que contiene los restos de la primera
operación bØlica decretada por la mÆxima autoridad de la Paz en
Enero de 1991, sin tampoco olvidar los de otras incursiones
posteriores. Podemos comprobar como este masacrado Oriente en
aras de la paz y de la cooperación internacional nada tiene que
14
ver con el Oriente de Chateaubriand y de Nerval. AtrÆs
quedarían las civilizaciones cuidadosamente levantadas por
asentamientos de beduinos mercaderes, hoy reemplazadas por
sociedades autÆrquicas, temerosas del “Non Plus Ultra” que
representa para ellas el MediterrÆneo Occidental en la
actualidad. Pero el espíritu, lo “oriental”, todavía se percibe
entre esas recientes ruinas.
14
SAID, E. W., Orientalism. Western Conceptions of the
Orient. Routledge & Kegan Paul ltd. 1978. Reprinted in
Penguin Books with a new Afterword, 1995.
15
Orientalismo como Poder
Oriente fue, ante todo, una invención de Occidente, y desde
la antigüedad ha sido para los europeos un lugar poblado de
seres exóticos, paisajes cinegØticos y experiencias
transcendentales, presididas por el sentimiento de lo efímero,
imbuído por aquello que, en palabras de Jorge GuillØn sería “lo
inefable soæado”. Pero “Orientalismo”, en un sentido estricto,
es un campo de estudio intercultural. Adoptó diversas formas
artísticas durante los siglos XIX y XX. Ante todo, hubo una
vasta producción literaria heredada del pasado europeo: Un
extenso grupo de filósofos, pensadores, políticos y artistas
sentaron los preceptos de lo que sería un nuevo renacimiento
oriental, que comprendería geogrÆficamente tanto las costas del
MediterrÆneo como los enclaves baæados por el Mar de China.
Este compromiso fue en parte el resultado de un redescubrimiento
y la consecuente traducción de textos orientales en lenguas como
el sÆnscrito y el Ærabe, sin olvidar la cultura zen. Fue el
fruto, en suma, de la relación entre Oriente y Occidente. Un
ejemplo de dicha reconsideración fue la vinculación establecida
entre la cultura occidental y el retorno a Oriente a travØs de
la invasión napoleónica de Egipto en 1798, que supuso una
fórmula de asimilar la cultura del colonizado por parte del
imperio colonizador. El intento de redescubrir las bases del
esplendor de la cultura oriental fue una empresa compartida
tanto por Francia como por el Imperio BritÆnico, así como lo es
actualmente para la hegemonía americana.
16
Orientalismo como Poder
De fuerte base grecolatina, el Orientalismo sublimó estas
fuentes clÆsicas estudiando el estado de evolución permanente,
que fue desarrollando en el marco histórico, geopolítico,
geoestratØgico, literario, económico, social y cultural, dentro
del espacio donde estas culturas fueron alumbradas. Fue un
retorno de Oriente a Occidente y viceversa. Se utilizaron muchos
tØrminos para definir esta relación: Sir Arthur James, Lord
1516
Balfour (1848 - 1930) y Sir Evelyn Baring, Lord Cromer (1841 –
15
Lord Balfour nació en Whittingehame en 1848 y murió
cerca de Woking en 1930. Sus grandes aportaciones han
sido en el terreno de la diplomacia y en el campo de la
filosofía. Desde 1921 fue, durante veinte aæos, jefe
del grupo conservador de la CÆmara de los Comunes. Al
terminar la guerra de los Bóers (1902), sucedió a Lord
Salisbury como Primer Ministro. Fue nombrado Primer
Lord del Almirantazgo (1915) en el Gabinete de Lord
Asquith. Secretario del Exterior (1916-19) en el
Gabinete de Lloyd David George. Fue Ministro
Plenipotenciario de la delegación britÆnica para la
firma del Tratado de Versalles (1919). Su aportación
diplomÆtica mÆs importante fue la Declaración Balfour
(1917). El 2 de noviembre de 1917, en una carta
dirigida a Lord Rothschild, Lord Balfour le promete que
“el Gobierno de su Majestad BritÆnica contempla
favorablemente la creación en Palestina de un hogar
nacional para el pueblo judío”. Aæos mÆs tarde, el 14
de mayo de 1948, se fundaba el Estado de Israel, basado
por una parte en esta Declaración, y por otra, en los
principios sionistas defendidos por Theodor Herzl. Como
filósofo, entre sus obras figuran A Defence of
Philosophic Doubt (Una defensa de la duda filosófica,
1879); The Fundations of Belief (Los fundamentos de la
Fe, 1895); Theism and Humanism (1915); Theism and
Thought (1923).
16
Lord Cromer era el propietario de la Banca Baring,
una de las grandes instituciones económicas que
financiaron la expansión britÆnica en Oriente Próximo y
Lejano Oriente a finales del Siglo XIX y principios del
XX, incluídas las incursiones del Coronel Thomas Edward
Lawrence (1888 – 1935), mÆs conocido como Lawrence de
17
Orientalismo como Poder
1917), como correspondía, usaron varios. Lo “oriental” es y
significa depravado, irracional, infantil, y sobre todo,
diferente. En contraposición, lo “occidental” es racional,
virtuoso, maduro y, por lo tanto, normal. Pero es necesario
precisar que lo “oriental” posee su propia estructura dentro de
su propio “caos estØtico”, lo que constituiría su orden poØtico
por antonomasia. En definitiva, lo oriental habitaba en un mundo
diferente pero peculiarmente organizado; en consecuencia, con
sus propias fronteras nacionales, culturales y epistemológicas,
y sus principios de coherencia interna. Pero lo que dotó al
mundo oriental de inteligibilidad e identidad, no sólo fue el
resultado de sus propios esfuerzos, sino tambiØn las series
completas de “Manipulaciones Cognoscibles en su complejidad por
17
las cuales Oriente fue identificado por Occidente”.
Podemos decir que el “Orientalismo” como concepto, como
primera toma de conciencia de su existencia como tal, nace en el
Arabia. Su gran aportación al dominio de la diplomacia
fue la de sentar las bases de lo que John Maynard
Keynes denominó en 1945 “Diplomacia Comercial”. TambiØn
son conocidos sus Political and Literary Essays, 1908 –
1913, 1913, reimpr., Books for Libraries Press,
Freeport, New York, 1969. Ver tambiØn con especial
interØs su obra Modern Egypt, MacMillan & Co., New
York, 1908.
17
SAID, E. W., Orientalism. Western Conceptions of the
Orient. Routledge & Kegan Paul ltd. 1978. Reprinted in
Penguin Books with a new Afterword, 1995.
18
Orientalismo como Poder
18
Siglo XVIII. En la actualidad, cuando se ha intentado definir
el tØrmino “Orientalismo” como disciplina, algunos críticos como
1920
James Clifford, Aijaz Aimaz o Peter Childs y R. J. Patrick
21
Williams han entrado en litigio con Edward W. Said. Éstos
critican que Said no formula en su obra Orientalism una
definición única y universal del “Orientalismo”, sino que lo
cualifica desde perspectivas diversas y no siempre conciliables.
Según Clifford, Said establece tres tipos de “Orientalismo”
diferentes o tres definiciones del “Orientalismo” un tanto
22
contradictorias entre sí. Pero nosotros discrepamos con estos
autores en estas afirmaciones. Lo que si es cierto es que Said,
en la introducción a su Orientalism, establece que “llamarØ
Orientalismo a un mØtodo de estudio elaborado para intentar
comprender a Oriente. Este mØtodo estÆ centrado en la posición
18
SHARAFUDDIN, Mohammed (1994), Islam and Romantic
Orientalism. Literary Encounters with the Orient,
London, IB Tauris, p.35.
19
CLIFFORD, James (1988), The Predicament of Culture:
Twentieth – Century Ethnography, Literature and Art,
Cambridge, Massachussets, Hervard University Press,
pp. 259 – 260.
20
AHMAD, Aijaz (1992), In Theory. Classes, Nations,
Literatures, London, Verso, pp. 179 – 181.
21
CHILDS, Peter & WILLIAMS, R. J. Patrick (1997),
Introduction to Post – Colonial Theory, London,
Harvester Wheatsheaf.
22
VEGA, María JosØ (2003), Imperios de papel.
Introducción a la crítica postcolonial, Barcelona,
Editorial Crítica, Colección Letras de la Humanidad,
p. 74. La profesora Vega se ha sumado tambiØn a estas
críticas.
19
Orientalismo como Poder
especial que ocupa Oriente dentro de la vocación occidental de
Europa. Porque Oriente no es tan sólo algo cercano a Europa. Se
trata tambiØn del lugar donde estÆn ubicadas las colonias mÆs
antiguas, mÆs ricas e importantes de Europa, y donde ha surgido
ademÆs su oposición cultural, y una de sus imÆgenes mÆs
profundas y recurrentes acerca del Otro. Oriente ha contribuido
ademÆs con la aportación de estos elementos para completar una
posible definición de Europa (y de Occidente), basados en su
contraposición en cuanto a su imagen, idea, personalidad y
experiencia. Sin embargo, nada de este Oriente es puramente
imaginativo. Oriente es parte integral tanto de la cultura
europea como de su civilización material. El Orientalismo
expresa y representa esa parte de manera cultural e incluso
ideológica, mediante un tipo de discurso, mediante la
participación de instituciones políticas y acadØmicas
implicadas, mediante la utilización de un vocabulario, de una
retórica acadØmica, de doctrinas e incluso de burocracias y
23
estilos coloniales”. Pero la posición de Said ante una posible
23
“I shall be calling Orientalism, a way of coming to
terms with the Orient that is based on the Orient´s
special place in European Western experience. The
Orient is not only adjacent to Europe; it is also the
place of Europe´s gratests and richest and oldest
colonies, the source of its civilisations and
languages, its cultural contestant, and one of its
deepest and most recurring images of the Other. In
addition, the Orient has helped to define Europe (or
the West) as its contrasting image, idea,
personality, experience. Yet none of this Orient is
merely imaginative. The Orient is an integral part of
European material civilisation and culture.
Orientalism expresses and represents that part
20
Orientalismo como Poder
definición de Orientalismo, queda comprendida en la siguiente
afirmación: “(…) por Orientalismo quiero significar varias
24
cosas, todas ellas interdependientes”.
Así pues, Said describe tres tipos de Orientalismo o tres
“Orientalismos”, diferentes aunque interdependientes entre sí.
El primero es descrito por Said como producto intelectual de los
orientalistas: el orientalista es quien escribe, enseæa o
investiga el Oriente, tanto en un aspecto particular como
general. Por tanto, se trata de un Orientalismo acadØmico, donde
estarían incluídos filólogos, sociólogos, antropólogos
historiadores, altos funcionarios o políticos. A modo de
ejemplo, quedarían adscritos en este tipo de Orientalismo
autores tales como Abraham–Hyacinte Anquetil–Duperron, Gustave
Dugat, Raymond Schwab, H. G. Hoggart, Étienne Balazs, Maxime
Rodinson, Henry Corbin y Albert Hourani, entre un amplio elenco
de eruditos.
En cuanto a la segunda definición configurada por Said, el
Orientalismo es contemplado como un constructo, como un estilo
de pensamiento (style of thought), basado en la distinción
culturally and even ideologically as a mode of
discourse with supporting institutions, vocabulary,
scholarship imaginery, doctrines, even colonial
bureaucracies and colonial styles”. SAID, Edward W.,
Op. Cit., 1978, pp.1 - 2.
24
“It will be clear to the reader (...) that by
Orientalism I mean several things, all of them, in my
opinion, interdependent”. SAID, Edward W., Op. Cit.,
1978, p.2.
21
Orientalismo como Poder
epistemológica y ontológica entre Oriente y Occidente. En este
caso, podríamos hablar de un Orientalismo dialØctico o
filosófico, donde esta distinción ha sido aceptada e incluso
asumida por novelistas, ensayistas, poetas, dramaturgos,
filósofos, economistas, juristas o politólogos. Entre los
principales baluartes de este Orientalismo DialØctico podemos
destacar, entre otros, a Esquilo, Eurípides, Dante Alighieri,
San Juan de la Cruz, Friedrich Hölderlin, Emanuel Swedenborg,
Lord Byron, el conde de Volney, HonorØ de Balzac, Karl Marx,
Friedrich Engels, John Addington Symmonds, John McKenzie, Bryan
S. Turner, y Bernard Lewis.
Por último, Edward W. Said trataría de definir un tercer
Orientalismo, un Orientalismo institucional y corporativo. Nos
estamos refiriendo a un Orientalismo global o geoestratØgico,
encargado de tratar con Oriente a travØs de diversas
instituciones y corporaciones, las cuales, durante la Øpoca
colonial, desempeæaron la tarea de dominarlo y moldearlo hasta
llegar a reestructuralo de manera efectiva. En esta definición,
estaríamos hablando de un Orientalismo poseedor de un mecanismo
sistemÆtico, con poder de organización, y cualificado para
determinar aquello que puede ser dicho sobre Oriente. Lord
Balfour, Lord Cromer, Folke Bernadotte, Patrick Kinross, Jean –
Baptiste Duroselle, Bichara Khader, y Georges Corm pueden ser
citados como ejemplos de Orientalistas pertenecientes a este
tipo.
22
Orientalismo como Poder
Todos estos críticos opinan que Said tan sólo reconoce el
primer “Orientalismo” como legítimo, mientras que los otros dos
“Orientalismos” restantes serían puras acepciones. Pero esto no
es cierto, porque Said cree que ningún tipo de “Orientalismo” es
mÆs importante que el otro, sino todo lo contrario. Lo cierto es
que Said narra de una manera magistral cuÆl ha sido el devenir
de los estudios orientales hasta llegar a la configuración de
las concepciones actuales que son articuladas por Occidente
sobre Oriente. En estas concepciones, Said reconoce la
existencia actual de unos problemas interdisciplinarios que
estÆn vigentes desde el siglo XVIII.
Lo que sí plantea Edward W. Said es la creación de un mØtodo
o varios mØtodos multidisciplinarios de estudio
interrelacionados entre sí, basado en los tres “Orientalismos”,
con el fin de obtener una mejor comprensión de Oriente por
Occidente, de Occidente por Oriente, y en consecuencia, la
creación de una posible “entente cordiale” entre ambas visiones,
complementarias, necesarias e imprescindibles. Porque según
Said, Oriente no puede ser comprendido sin la visión de
Occidente, y Occidente no puede ser comprendido sin la visión de
Oriente. Su gran hallazgo ha sido la complementaridad de los
tres “Orientalismos” en busca de una metodología. En el Libro
Segundo de esta tesis trataremos de completar la visión
metodológica de Said así como sus fuentes y bases de carÆcter
23