4
autónoma, que permite fundar la categoría de juventud como sujeto del
proceso histórico”
3
Precisamente el resultado final de esta tesis está dirigido a los jóvenes, con
la realización de un instrumento útil para el estudio de la Historia del 68’,
que puede ayudarlos a comprender un pasaje fundamental de nuestra
historia reciente y que marca nuestro presente.
Para la realización de la tesis debo agradecer al Laboratorio Nazionale per
la Didattica della Storia (LANDIS) y al Istituto Parri, donde he completado
las investigaciones, y en particular a doctora Cinzia Venturoli, del Centro
Documentazione histórico-político sobre el stragismo
, por su preciosa
colaboración.
La tesis se estructura de la siguiente manera: el primer capítulo está
dedicado a la historiografía sobre el Sesenta y ocho, en el cual se refleja la
manera como el acontecimiento del 68’ es examinado en las distintas
“Historias de la Italia republicana”, en la ensayística y en los artículos de
las revistas especializadas, buscando dar cuenta de la evolución del debate
historiográfico.
El segundo capítulo comprende algunas reflexiones teóricas sobre la
enseñanza de la Historia contemporánea; se parte de una reflexión sobre la
identidad de la Historia contemporánea, para pasar a las dificultades
vinculadas a su enseñanza, en primer lugar la escasa motivación al estudio
de esa última por parte de los jóvenes, que parecen vivir un “presente
continuo”, privado de pasado. El tema de la relación de los jóvenes con la
historia y la memoria lo he tomado en el siguiente específico, así como la
valoración de las distintas posibilidades didácticas para su enseñanza.
El tercer capítulo comienza por examinar los “instrumentos didácticos”
utilizables para la enseñanza de la Historia, en primer lugar los manuales de
escuela media superior. Aquí son analizados tres manuales ( “La Historia-
Redes y Nudos”, Los Hijos de la Memoria” y “Código Historia”), desde un
punto de vista general y bajo el perfil del tratamiento del Sesenta y ocho.
En particular se observa cómo y cuánto espacio se dedica al 68’ en cada
volumen, qué causas y consecuencias comporta y si hay un intento de
reconstrucción e interpretación histórica global.
El cuarto capítulo examina instrumentos didácticos distintos del manual,
sobre el Sesenta y ocho: específicamente son analizados un “módulo
didáctico” y algunas experiencias didácticas de la escuela superior que han
desarrollado en los talleres sobre el 68’.
3
M. Flores, A. De Bernardi, op. cit., Pág. 9
Stragismo refiere a un momento especial de la historia italiana que comprende los años de la violencia
política, tanto del estado como de las organizaciones armadas de la izquierda y la derecha en la península,
sobre todo en la década del 70’, su traducción casi literal e inaplicable al idioma castellano sería algo así
como “masacrismo” o “estraguismo”, optamos por dejar su original italiano para significar su carácter de
concepto históricamente situado. N. de la Traducción
5
En el quinto capítulo, he realizado un “dossier didáctico” sobre el 68’
estructurado en una “red” de parágrafos utilizables para explicar las causas,
el desarrollo y las consecuencias de la experiencia tanto desde el punto de
vista nacional como internacional, al que le sigue una amplia recopilación
de documentos escritos e iconográficos, musicales y fílmicos sobre el tema
que los docentes podrán escoger en base a lo que surja del cuestionario
propuesto inicialmente, a las necesidades de los alumnos, al tiempo
disponible y a los objetivos didácticos proyectados.
Le sigue un “recorrido didáctico” de conocimiento a través de la música, un
glosario con “palabras” del 68 y una cronología.
El capítulo final se ha prestado a la realización de un “Hipermedia” en CD
Rom, que adjunto a la tesis. Contiene los textos de los parágrafos y de los
documentos que forman parte del último capítulo más las fotografías, los
volantes, las filmaciones y las canciones que en soporte electrónico poseen
un máximo de versatilidad.
En efecto, el hipermedia es un instrumento moderno didáctico y flexible
que permite al docente proyectar recorridos específicos partiendo de la
contemporaneidad, para suscitar el interés y la sensibilidad del alumno
sobre el tema, desarrollando el argumento histórico pasado para terminar
con un retorno al presente en el cual habría un conocimiento y una
conciencia histórica sobre el Sesenta y ocho.
6
Capítulo Primero
BALANCE HISTORIOGRÁFICO SOBRE EL 68’
1.1 El 68’ en las historias de la Italia republicana
En este capítulo inicial propongo un rápido panorama acerca de cómo el
acontecimiento “1968” encontró espacio en las distintas “historias de
Italia” de la República hasta nuestros días.
4
En la segunda mitad de los años 70’ nuevas contribuciones historiográficas
dieron lugar a una primera sistematización crítica de las experiencias
histórico-políticas del último trentenio, guiados por la idea de que una fase
histórica completa, iniciada con la caída del fascismo y el nacimiento del
régimen republicano bajo la hegemonía del partido católico, parecía cerrase
para dejar lugar a un profundo cambio en el país.
5
En aquellos años la situación económica se estaba poniendo cada vez más
difícil. Luego de la crisis del petróleo de 1973 hubo un fuerte incremento
en los costos de producción y, consecuentemente una disminución de la
posibilidad de venta de nuestros productos en los mercados externos, lo que
derivó en que muchas empresas fueran obligadas a interrumpir toda
actividad y a licenciar a los obreros. La escasez de ventas de las
mercaderías italianas en los mercados exteriores aumentó el déficit de la
balanza de pagos, a su vez el creciente déficit de la industria pública
obligaba a las cajas del Estado a pesados desembolsos de dinero a pérdida,
a lo que cual se buscaba de hacer frente o aumentando los requerimientos
de prestamos a los ciudadanos a través de las emisiones cada vez más
consistentes de “Bonos del Tesoro” (Bot) a altas tasas de interés, o bien
ordenando la emisión de nuevo papel moneda; de aquí la inevitable y
progresiva pérdida de valor de la lira (inflación) y el aumento de la deuda
pública.
En particular, a la crisis económica la acompañó una larga y difícil crisis de
gobierno que culminó con el histórico apoyo al gobierno del Partido
Comunista (gobierno de solidaridad nacional del 78’) y su abandono pocos
meses después. Al mismo tiempo se vivían algunos de los momentos más
4
Son particularmente significativos en este sentido los trabajos de Marco Scavino, Il 68’nella storia
dell’Italia republicana. Una resegna critica, en “Per il Sessantotto”, 1995, Nº 8 y de Enzo Santarelli Il
Sessantotto nella storia d’Italia en “Per il Sessantotto”, 1995, Nº 8
5
Giampiero Carossi, Storia dell’Unitá ad oggi, Milán, Feltrinelli, 1975, y el IV volumen de la Storia
d´Italia de Einaudi, 1976
7
oscuros para la democracia del país con el secuestro y crimen de Aldo
Moro (1978) por obra de las “Brigadas Rojas”.
Los acontecimientos de fines de los años 70’se agitaron ulteriormente
también por los escándalos que golpearon al Presidente de la República,
Giovanni Leone y su consiguiente dimisión.
Ciertamente el fin de los años 70’ representa un momento crucial de
cambio: y por distintas razones (políticas, sociales, económicas y
culturales) marca el agotamiento del impulso de los movimientos sociales y
el comienzo de una nueva fase de vida política que desemboca en la
formación de un gobierno bajo el eje DC-PSI, pero además, como dice
Scavino “un período de pausa para la investigación histórica sobre las
experiencias republicanas”
6
“Estos cambios ocurridos entre finales de los años 70 y comienzos del
nuevo decenio liquidaron rápidamente las esperanzas políticas, marcaron el
fin de la ‘etapa de los movimientos’ y la derrota de los proyectos políticos
de la izquierda italiana”
7
Prosiguió luego una larga fase de silencio de los
movimientos de protesta, que caracterizó casi por entero a los años ochenta.
Y mientras sobre la onda de derrota política del Partido Comunista, se
redefinían las relaciones de poder al interior de las clases dirigentes y entre
los distintos grupos políticos, la investigación histórica iniciaba un trabajo
de reconstrucción con un cuadro interpretativo de conjunto.
Para este momento es crucial la publicación casi al mismo tiempo de los
trabajos de Donald Sassoon y de Paul Ginsborg
8
, mancomunados no sólo
por ser autores extranjeros, sino por el intento de intercalar historia, política
y sociología.
En particular, el trabajo de Ginsborg es muy importante no sólo por las
discusiones suscitadas entre los historiadores contemporáneos, sino porque
introduce por primera vez, como elementos de valoración del desarrollo
italiano, el rol de los movimientos colectivos de lucha nacidos en los años
60’ y activos en el curso de todo la década siguiente.
No se trata solo de la genérica atención a las luchas del 68’ o al otoño
caliente, sino de una nueva consideración del espacio político, social y
cultural, ocupado por los movimientos de izquierda, cuya relevancia estaría
dada por el importante descuido de las investigaciones precedentes. La
existencia de un área política extraparlamentaria, constituida por una
compleja interacción de grupos de base, movimientos de lucha y
formaciones políticas, adquiere de este modo un significado nuevo: es
expresión del crecimiento conflictivo de la sociedad italiana y
6
Marco Scavino, op. cit. Pág 34
7
P. Perotti y M. Revelli, Fiat autunno 80’. Per non dimenticare. Immagini e documenti di una lotta
operaia, Turín, Cric, 1986
8
D. Sassoon, L’Italia contemporanea. I partiti, le politiche, la societá dal 1945 da oggi, Roma, Editori
Riuniti, 1988 (Ed. or: Londres, 1986); P. Ginsborg, Storia d’Italia dal dopoguerra ad oggi, Turín, 1989, 2
vol., Págs. 622
8
manifestación del protagonismo de grupos sociales específicos (como los
estudiantes o los obreros inmigrantes en el norte).
Esta aproximación vincula el trabajo de Ginsborg con algunas
investigaciones sobre la conflictividad social en Italia que se realizaba en
estos años y que fueron publicadas poco después: las de Sydney Tarrow
9
y
Robert Lumley
10
. También aquí la aproximación es de tipo histórico-
sociológico y los movimientos son considerados uno de los fenómenos
sociales relevantes para el desarrollo económico y la crisis italiana de los
años 60’ y 70’. Escribe Tarrow: “de este período (...) los resultados más
duraderos han sido la formación política de una generación polítizada a
través de nuevas formas de acción colectiva, la difusión de nuevas
estructuras interpretativas y la ampliación de formas autónomas de
participación”, la tesis de su libro es “que la lucha de clase democrática ha
generado un período de desórdenes, al fin del cual éste ha contribuido a la
ampliación de la democracia”
11
A su vez Lumley remarca con fuerza el
retardo de los estudios sobre los movimientos en su conjunto como
fenómeno histórico.
Se trataba de nuevos desafíos para la historia italiana. Basta con considerar
como el rol de los movimientos en las experiencias republicanas había
estado sustancialmente eluído en ocasión del “ventenio del Sesenta y ocho”
que invadió las tapas de la prensa en 1988
12
. Los intelectuales de izquierda
se habían dividido entre la genérica reivindicación del rol propulsor del 68’
y la negación de cualquier valor positivo de los movimientos: operación,
esta última, entre la cual se distinguieron los dirigentes y los intelectuales
del PSI y algunos otros
13
, para los cuales la liquidación del sentido político
de la experiencia era parte de la misma ideología de una izquierda
moderada y reformista, emancipada de las ideologías “conflictivas” de los
años 70’
14
. Y como dice Ortoleva: “También los numerosos ensayos
monográficos aparecidos en aquel período sobre el fatídico año de los
estudiantes no fueron más allá de una aproximación sectorial y
delimitada”
15
.
9
S. Tarrow, Democracia e disordine. Movimenti di protesta e política in Italia. 1965-1975, Roma-Bari,
Laterza, 1990
10
R. Lumley, States of Emergency. Cultures of Revolt in Italy from 1968 to 1978, Londres/Nueva York,
Verso, 1990. Edición italiana: Dal 68’agli anni di piombo., Florencia, Giunti, 1998.
11
S. Tarrow, op. cit., Pag. 24
12
G. Santomassino, Vent’anni dopo. Il Sessantotto di carta, en “Passato e presente”, IV, (set-dic. 1988),
Nº 18, pp. 87-97
13
En M. Flores, A. De Bernardi, Il Sessantotto, Bologna, Il Mulino, 1998, Pags. 246-247, se citan las
duras críticas de S. Lanaro (en Italia nuova. identità e sviluppo 1861-1988, Turín, Einaudi, 1988, pp 241-
242) y G. Sapelli (en L’Italia inafferrabile. Conflitti, sviluppo, dissociazione dagli anni cinquanta ad
oggi, Venecia, Marsilio, 1989, pp. 71-74) sobre las confrontaciones del movimiento estudiantil del 68’
14
E. Balducci, “Per capire il 68’”, en Il Contemporaneo sección de Rinascitá, IV (1988), Nº 9
15
Como comenta P. Ortoleva en Saggio sui movimenti del 1968 in Europa e in America, Roma, Editori
Riuniti, 1998, (Pr. Ed. 1988), Pag. 25
9
La relación entre “etapa de los movimientos” y experiencia histórica
nacional representa un punto poco estudiado en la historiografía de la Italia
republicana. El enfoque metodológico y las inquietudes planteadas por
Ginsborg no parecen haber sido retomadas por los trabajos aparecidos
sucesivamente, que han preferido, casi todos, leer las experiencias
republicanas bajo el perfil político-institucional, como una compleja
interacción de estrategias de los grupos dirigentes de los partidos, en la cual
la autonomía de los actores sociales está ausente o bien opera como
escenario de fondo. En este sentido puede ser interesante analizar
brevemente como el tema específico de los movimientos ha sido encarado
en algunas obras de la historiografía contemporánea.
El enfoque político-institucional predomina, por ejemplo, en el libro de
Pietro Scoppola “La República de los partidos”, donde el problema
fundamental de la sociedad italiana se individualiza en el “pasaje de la
necesidad de la democracia de partidos a su crisis”
16
, con la lucha entre
católicos y la izquierda como elemento condicionante de la totalidad de la
experiencia republicana. Los años de la constituyente y del centrismo
terminan por tener un espacio predominante, mientras que el período
siguiente, en particular el ventenio 1960-80, es visto como fase de pasaje al
período posterior, o sea como la época de la disolución de los sujetos
sociales que sostenían el “sistema de partidos”.
Por lo tanto no sorprende que todo el tema de los movimientos y la
movilización de los distintos niveles de grupos, sectores y clases, en el
ventenio que aquí nos interesa, esté concentrado en un único capítulo
(“Conflictos sociales y solidaridad nacional”), basado más en los resultados
políticos-institucionales de la etapa que sobre sus efectos sociales.
Completamente distinto, en cambo, son los intereses y el enfoque
historiográfico en el trabajo de Silvio Lanaro, quien coloca en el centro de
la investigación el crecimiento social y cultural de la Italia de posguerra,
nominada sugestivamente como “La gran transformación”. Los conflictos
sociales de los años 60’ y 70’ son considerados parte integrante de esta
transformación y este crecimiento, e interpretados a partir de la tesis de “un
duradero atraso del país, que habría condicionado el proceso de
modernización desviándolo hacia soluciones de compromiso, con la
supervivencia de sectores pequeño-burgueses y con culturas enemigas de la
industria y el desarrollo”
17
Lanaro aborda, con iniciativas intersantes, las temáticas de los
movimientos, la nueva composición de clase, las culturas políticas surgidas
de las luchas, remarcando los signos del atraso cultural, la ideología
16
P. Scoppola, La reppublica dei partiti. Dalla fine della guerra a gli anni novanta, Venecia, Marsilio,
1992
17
S. Lanaro, Storia dell’Italia republicana. Dalla fine della guerra a gli anni novanta, Venecia,
Marsilio,1992
10
pequeño-burguesa, la veleidad irresponsable, la moralidad típica del hábito
italiano: “donde la libertad civil y social de las cuales escribe Stuart Mill ha
sido históricamente un subproducto del despotismo –vale decir
inobservancia de las leyes, arbitrio seudo individualista, privatismo rapaz,
discrecionalidad entre pendenciera y solapada- no puede sorprender que la
rebelión contra la autoridad ostente casi siempre rasgos anarcoides y
plebeyos”, y termine desembocando en “un sentimiento de asocialidad
agudizado por el bienestar económico”
18
. El autor en este sentido, no aplica
tonos mesurados ni matices: las tesis de los “Quaderni Rossi” y de “Classe
Operaia” son definidas como “utopías palingenésicas entre cerebrales e
instintivas”
19
, el marxismo de la época parece retenido por un poderoso
prejuicio antindustrialista más que abierto a una crítica superadora del
capitalismo”
20
, las reivindicaciones obreras aparecen como exasperadas y
los movimientos de lucha en las fábricas “fomentados por las locuras de la
nueva izquierda”
21
. Poco o nada parece salvarse en este sombrío panorama:
tal vez sólo la buena fe de los protagonistas.
Sin embargo, el libro de Lanaro es el único que prescinde de una óptica
mayoritariamente político-institucional. Otros estudiosos habían colocado
en el centro de la reflexión ciertos elementos de aceleración de la crisis
institucional y su significado para la interpretación histórica de los procesos
italianos, mientras se asistía al hundimiento del viejo sistema de partidos.
En consecuencia también la historiografía sufrió una mutación de intereses
y de orientaciones críticas.
Si Ginsborg había propuesto el tema de la autonomía de los movimientos
como factor dinámico de la sociedad y Lanaro los había analizado desde el
punto de vista socio-cultural, la producción subsiguiente pareció abandonar
estos enfoques y dedicarse en cambio al problema (masivamente impuesto
por los medios de comunicación de masa) del agotamiento de la forma-
Estado precedente, rebautizada “Primera República” y el delineamiento de
un nuevo armazón político-institucional.
En el término de un par de años se había creado nuevamente en Italia la
convicción que se había cerrado una fase de la historia republicana, que
nuevos equilibrios sociales y políticos se habían producido y que por lo
tanto se estaba en condiciones para realizar una obra de “sistematización”
general. Pero más importante es el hecho que se afirmó una visión que
individualiza como elementos centrales de la crisis nacional, algunos
aspectos del orden institucional (rol de los partidos, sistema electoral,
reglas constitucionales), considerados no en relación a una más general
evolución socio-económica o a los conflictos de clase, sino como
18
S. Lanaro, op. cit. Pag. 358
19
S. Lanaro, op. cit, Pag. 276
20
S. Lanaro, op. cit. Pag. 297
21
S. Lanaro, op. cit. Pag. 415
11
elementos en sí mismos, en condiciones de explicar el conjunto de la
experiencia histórica nacional.
Los historiadores han estado indudablemente influenciados por esta onda
de relecturas de la historia republicana, frecuentemente acelerada y dictada
por motivaciones políticas contingentes.
Entre los primeros en tomar esta tendencia se encuentra Giuseppe
Mammarella
22
, que en el 92’ entregó a las imprentas un volumen titulado
precisamente “La primea república desde su fundación a su declinar”, en el
cual las dos exigencias fundamentales de la situación italiana son
individualizadas en la “formulación de una nueva constitución”, definida
como “una necesidad natural y casi fisiológica” y en una convencida
adhesión al proyecto de la Comunidad Europea. Pero lo que más nos
interesa es que en la obra, se propone una imagen de la etapa de las luchas
de 1960-1980 como una simple “fase” del desarrollo italiano, sin una
profundización temática específica ni un análisis de la “etapa de los
movimientos” como viraje político de la experiencia republicana, con su
interacción de movilización de fuerzas sociales.
El juicio de Mammarella es que: “nacida de la condena a la moderna
sociedad industrial y de posiciones duramente anticapitalistas y
antioccidentales, la protesta termina paradójicamente por contribuir al
refuerzo de una cultura y una mentalidad que alinea a Italia entre los países
de mayor avance de civilidad industrial”
23
, y la etapa de las reformas, tanto
en las fábricas como en la sociedad como un fruto del impulso de masa.
También el trabajo de Aurelio Lepre
24
, “Historia de la primera República.
Italia desde 1942 a 1992”, puede considerarse como influenciado por el
nuevo cuadro político, ya que desde el título muestra los últimos cincuenta
años como un único proceso. Es evidente el intento de dar respuesta a los
interrogantes de la actualidad política, como el análisis del rol de los
partidos, la reconstrucción del clima de lucha entre las fuerzas católicas y
las comunistas (“La guerra civil fría”, es el título de uno de los capítulos), y
el efecto del fin de los regímenes del este europeo. Acerca de la etapa que
va desde la caída de la centro izquierda a la crisis de los gobiernos de
solidaridad nacional, o sea desde las primeras luchas del 61’-62’ hasta la
derrota obrera de 1980, no se plantean ideas nuevas, se retoma la imagen de
la explosión de un movimiento que no encuentra respuestas adecuadas en el
sistema político y que paga el precio de sus anacrónicas utopías. De esta
manera, el punto de vista de Lepre parece –en este aspecto- más drástico
que el de otros: “las causas de su fracaso hay que buscarlas sobre todo en el
hecho que sus teóricos marcaban caminos que iban en dirección opuesta a
22
G. Mammarella, La prima Reppublica dalla fondazione al declino, Roma-Bari, Laterza, 1992
(Reedición actualizada de una obra aparecida por primera vez a mitad de los años 70’).
23
G. Mammarella, op. cit. Pág. 121
24
A. Lepre, Storia della prima Reppublica. L’Italia dal 1942 al 1992, Bologna, Il Mulino, 1999 (Pr.ed.
1993)
12
la que se movían las principales tendencias del desarrollo de la economía y
de la sociedad. Los protagonistas del Sesenta y ocho quisieron dar vida a
una contestación anticapitalista que se escapaba de las dicotomías
tradicionales, que fuera moderna sin tener en cuenta el hecho de que la
modernidad era producida precisamente por el desarrollo capitalista”
25
. Por
lo tanto, hacia finales de los años 70’ los historiadores parecían haber
madurado reflexiones más destacadas de la interacción de la crisis
institucional en curso y la historia republicana. No es casual que el término
mismo de “Primera República” haya pasado ha ser considerado con mayor
cautela, la vez que las reflexiones críticas se hayan hecho más
problemáticas sobre aquel conjunto de mitos que en la actualidad se
reproponen continuamente.
Como a escrito Massimo Salvadori en un pequeño volumen que intenta, en
este sentido, reinsertar la crisis de los primeros años 90’ en la “larga
duración” de la historia italiana postunitaria: “Está claro que la República
nacida en 1946 está históricamente terminada: con la debacle de su sistema
político, de los grandes partidos que desde orillas opuestas la han sostenido,
del cuadro internacional bipolar que ha constituyó su contexto”, pero “al
fin de la Primera República lo acompaña una incertidumbre general acerca
de las perspectivas futuras. En suma, un mundo político se ha convertido en
historia sin que se entrevea el ordenamiento que le seguirá. Y es muy
probable que esta gran crisis ‘ambigua’ alimente la reflexión histórico-
política acerca de sus raíces en relación a sus posibles resultados”
26
Fruto del esfuerzo en este sentido parece también el volumen “Lecciones
sobre la Italia republicana”
27
, en cuya “Introducción”, Carmen Donzelli
precisa al respecto: “en el momento en el cual se necesita emprender la
obra de construcción de una nueva fase de la experiencia nacional, o como
se la denomina ahora, de una segunda Republica italiana, no vendría nada
mal efectuar una mirada más atenta sobre la Primera, para comprender los
desarrollos, las tensiones y las implosiones, los impulsos y los bloqueos”
(Pag. XII). Y en este sentido, son de particular interés en el libro las
contribuciones de Nicola Tranfaglia
28
y Salvatore Lupo
29
Lo relevante para estos autores es la comprensión de las razones de la falta
de derivación política de la acción social colectiva, en la cual las
formaciones de extrema izquierda jugaron un rol importante y
representaron un sujeto autónomo dotado de estrategias propias. Escribe
25
A. Lepre, op. cit. Pag. 244
26
M. Salvadori, Storia d’Italia e crisi di regime, Bologna, Il Mulino, 1994, Pág. 9
27
Bevilacqua et al., Lezioni sull’Italia republicana, Roma, Donzelli, 1994
28
N. Tranfaglia, “Dall’avvento del centro-sinistra al delito Moro”, pp. 57-72, en Bevilacqua et al. Lezioni
sull’Italia republicana, op. cit.
29
S. Lupo, “Il crepúsculo della Reppublica”, Pags. 73-107, en Bevilacqua et al. Lezioni sull’Italia
repubblicana, op. cit.
13
Lupo: “Promediando el período, los movimientos parecen claramente
incapaces de representarse a sí mismos en la arena política, mas allá de la
ilusión que la sumatoria de reivindicaciones razonables y de
reivindicaciones utópicas, de acciones acéfalas y desvinculadas entre sí, a
veces de inútiles violencias, pueda implicar de hecho un proyecto
revolucionario: siendo imposible una recomposición automática de este
tipo, la delegación es desde el, principio ofrecida a la izquierda
‘tradicional’ que se obstina en la difícil tarea de representar estas
instancias, ofreciendo de ellas una versión moderada y razonable,
institucionalizando la fluidez movimientista en estructuras permanentes”
30
Y el nudo central de la respuesta institucional es descrito de la siguiente
manera: “dado que nadie quiere el choque frontal se camina a una
redislocasión de los lugares del poder político, edificando para ello
instancias complementarias y laterales donde no valga la ‘conventio ad
excludendum’ en las confrontaciones con los comunistas y se pueda
realizar la deseada renovación democrática. Por un lado, se intenta ofrecer
un reconocimiento a los movimientos, y por lo tanto al movimiento por
excelencia, el sindical, por otro se edifica un nuevo espacio institucional en
el cual canalizar los nuevos sujetos y las nuevas demandas de participación,
las regiones”
31
El breve ensayo de Tranfaglia, en cambio, se distingue más que nada por la
periodización ofrecida, que parece aludir al rol de las luchas y los
movimientos colectivos que marcaron en Italia la época de la centro-
izquierda y su disolución como fórmula de gobierno. El autor se sirve de
una interpretación de la crisis italiana que parte precisamente de la época
de la centro-izquierda y del contraste entre el impulso modernizador (del
cual los movimientos fueron expresión) y resistencia de las clases
dirigentes y la cúpula política. Se trata, para Tranfaglia, de una hipótesis de
investigación: Me parece que podría avanzar (...) la idea que la centro-
izquierda había, en sus primeros años de vida (hasta 1964) puesto en crisis
un viejo ordenamiento de poder y una vieja estructura económico-social del
país sin tener luego la fuerza de llevar acabo su destrucción, sustituyéndolo
por un nuevo equilibrio de fuerzas y de poderes pero al mismo tiempo
suscitando el miedo y la voluntad de reacción de los aparatos estatales y
partidos de la casta política de gobierno gravemente amenazado por el
proyecto reformador”
32
. De aquí la declaración de la “estrategia de la
tensión” como un intento de las clases dirigentes, o por lo menos de
importantes sectores, de bloquear los cambios realizados
33
.
30
S. Lupo, op. cit., Pag. 74
31
S. Lupo, op. cit., Pag. 65
32
N. Tranfaglia, op. cit., Pág. 65
33
También F. Ferraresi, Minacce alla democracia, Milán, Feltrinelli, 1995
14
Sin embargo, también en las tesis de Lupo y Tranfaglia, parece existir una
dificultad general para profundizar el análisis bajo el riesgo de simplificar
en forma excesiva procesos históricos más complejos. En efecto, Lupo
esquematiza la relación entre movimientos de lucha (por naturaleza de
carácter no institucional) y sociedad política, hipotetizando, en última
instancia, una suerte de “delegación” al PCI y a los sindicatos que en
realidad no ocurrió, ya que la idea de la izquierda revolucionaria fue lograr
imponer desde el exterior por medio de la fuerza las transformaciones
sociales; no se trató entonces de una delegación, sino de un choque político
–y hasta cultural- que vivió el movimiento obrero oficial derrotando a los
grupos a sus izquierda, logrando reconducir de algún modo el conflicto
social al terreno institucional. También el análisis de Tranfaglia, desde este
punto de vista, aparece como esquemático cuando indica tres actitudes
distintas de la izquierda revolucionaria a comienzo de los años 70’ frente al
entramado de la estrategia de la tensión y la resistencia de las clases
dirigentes. Esta aproximación pierde de vista el hecho de que la verdadera
deflagración de la izquierda extraparlamentaria no provino tanto de las
respuestas a dar a los peligros de la derecha y los neo conservadores, sino
más bien en relación a qué estrategia oponer a la estrategia de concertación
entre el movimiento obrero oficial, gran capital y Estado, que se delineó a
partir de 1973. Fue a partir de este “que cosa” oponer al “compromiso
histórico”, al acuerdo sindical del 75’ sobre el punto único de contingencia,
a la expansión de las administraciones locales de izquierda, que en la
izquierda revolucionaria se bifurcaron las hipótesis entre vía electoral y
preparación para la guerra civil, aunque resultando luego todas fracasadas.
Tampoco el trabajo de Piero Craveri
34
, dedicado a la Italia republicana,
aunque muy amplio y argumentado sobre estos temas, parece agregar
elementos nuevos al respecto.
Su obra constituye un complejo intento de reconstrucción de la experiencia
republicana partiendo de la crisis del centrismo y de la larga gestación de la
centro-izquierda. El trabajo identifica con claridad que la crisis político-
social italiana tiene su centro en las respuestas que las clases dirigentes y
los partidos dieron al entramado de desarrollo económico y movilización
social, verificándose a partir de los años 60’; y es significativo que uno de
los capítulos más ricos lleve el título de “La crisis del 68’ y los orígenes del
asociacionismo”
35
. En efecto, la tesis de Craveri (conjuntamente con la de
Lupo) es que el sistema político italiano quedó, bajo el impulso de la luchas
a caballo entre los años 60’ y 70’, constreñido en la contradicción entre
reconocer de algún modo el rol de la oposición de izquierda (PCI y
sindicatos) y la imposibilidad de hacerlo según las reglas de la democracia
34
P. Craveri, La Reppublica dal 1958 al 1992, Turín, UTET, 1995
35
P. Craveri, op. cit., pp. 345-487
15
representativa a causa de los vetos existentes contra toda inserción de las
izquierdas en las áreas de gobierno. De aquí, la elección de obrar por vía
indirecta, concediendo a las oposiciones un rol institucional (en la praxis
parlamentaria, en la transformación del sindicato en sujeto público, etc.)
que no tocase los equilibrios de fondo del sistema. En este esquema, los
movimientos sociales tienen un rol importante, como el elemento que
potencialmente habría podido crear un recambio de clases dirigentes en el
país, pero se extravío en una dimensión “extremista” a causa tanto de la
clausura de la sociedad política, como de sus propios límites.
1.2- Treinta años después: la evolución del debate sobre el 68’italiano.
Luego de haber analizado el Sesenta y ocho en las distintas historias de la
Italia republicana es importante observar como evolucionó el debate
historiográfico en las principales revistas de historia contemporánea y en la
producción de las primeras obras monográficas.
Al cumplirse los veinte años del Sesenta y ocho este ocupó un amplio
espacio en las revistas; Gianpasquale Santomassino, en su balance
36
,
expresaba como inmediatamente “la producción en el ventenario se
caracteriza por la composición de materiales y la preconstitución de los
primeros fragmentos interpretativos”, donde “falta principalmente un
intento de reconstrucción e interpretación general y además también las
investigaciones efectuadas de las cuales han aparecido los primeros frutos
editados, tienen el carácter de clasificación de los movimientos y de
primera reconstrucción cronológica de los hechos”
37
El autor expresa sus dudas en relación a la objeción del acontecimiento
como muy cercano en el tiempo, más bien identifica las razones de las
lagunas en la “brusca y definitiva caída de todos los paradigmas culturales
con los que el Sesenta y ocho fue visto e interpretado”, que parecen haber
dejado “espacios aún no llenados”
38
y comportarían el rechazo a “elaborar”
aquello que se caracteriza como “un luto y una derrota”
39
Según Santomassino, la atención ha sido puesta principalmente en los
hechos de la vida cotidiana, elección de por sí útil en cuanto que
precisamente en ese terreno el Sesenta y ocho ha incidido más a fondo,
teniendo en cuenta que el carácter de la revuelta juvenil no puede ser
36
G. Santomassino, “Vent’anni dopo. Il 68’ di carta” en Passato e Presente, VI (Set-Dic 1988), Nº 18,
Pags. 87-97
37
G. Santomassino, op. cit, Pag. 88. Sotomassino se refiere a la obra de Alberto Stramaccioni, Il
Sessantotto e la sinistra. Movimenti e culture. L’esperienza umbra. 1966-72, Perugia, Protagon, 1988
38
G. Santomassino, op. cit. Pag. 90
39
P. Ortoleva, “La sfinge 68’”, en AAVV, Cinque lezioni sul 68’, Turín, Dossier Rossoscuola, 1987.
16
comprendido sin la hipocresía y las contradicciones de la mentalidad
dominante de aquellos años.
Por lo tanto el debate historiográfico permanecía aún abierto, al punto que
el autor concluye el artículo sosteniendo: “el Sesenta y ocho ha sido un
acontecimiento único e irrepetible, en sí definitivamente concluido; pero
¿Ha sido un paréntesis divergente más allá del cual se ha recompuesto el
viejo equilibrio o fue parte de un proceso nuevo, que parte de allí y esta aún
en curso, marcando una nueva época?
40
También la revista Passato e Presente publicó un artículo que recopila las
reflexiones de los distintos historiadores participantes del congreso
organizado por el Departamento de Historia de la Universidad de Turín
desarrollado en noviembre de 1988.
En el transcurso del debate se les pregunta a los historiadores cual es la
actitud de la opinión pública al enfrentarse a la historia de aquellos años y
se les pide una reflexión sobre el modo en que los mass media han tratado
el veinte aniversario.
Nicola Tranfaglia expresa sus dudas y marca una correlación entre la
renovación evocativa del Sesenta y ocho y el momento político actual. Los
mass media no hablaban del Sesenta y ocho como evento central de la
protesta estudiantil, sino más bien como el inicio de una revuelta contra el
“sistema” que habría terminado en los “años de plomo” del terrorismo, y
por lo tanto muestran “una pérdida de memoria respecto de las distintas
fases de la crisis italiana que se desenvuelve desde el Sesenta y ocho hasta
fines de los 70’ que no puede ser ni casual ni involuntaria”.
41
Francesco Barbagallo hace notar como diez años antes, en el 78’, se
observaba a los acontecimientos desde una perspectiva historiográfica, en
el sentido de distinguir entre acontecimientos y la correlación de una forma
problemática de los acontecimientos mismos, para ofrecerlos con juicios
articulados. En cambio, a veinte años de distancia, la clave interpretativa
oscila entre una espectacularización del acontecimiento y se sus aspectos
más aparentemente notables y un achatamiento del resultado global del
fenómeno, o sea el resultado del terrorismo. Este tipo de aproximación,
según Barbagallo, resulta característico de una tendencia “a la compresión
del pasado sobre el presente” y de “una escasa voluntad de reflejar
efectivamente los procesos que han conducido a la situación política, social
y cultural actual”.
42
Giovanni De Luna distingue dos fases: la primera concerniente a los
primeros meses del 88’ (de enero a marzo), dominada por la lógica de la
cultura de los aniversarios, inducida por el mercado y caracterizada por la
40
G. Santomassino, op. cit., Pag. 97
41
N. Tranfaglia en F. Barbagallo & L. Passerini y otros (discusión con), “Il sessantotto: una storia
difficile”, en Passato e Presente, VII (Enero-Abril 1989), Nº 19, Pags. 13-30
42
F. Barbagallo, op. cit., Pag. 14
17
“espectacularización” y la “superficialidad de los enfoques”. La segunda de
marzo-abril en adelante momento en el cual las rememoraciones comienzan
a ser más meditadas.
43
También Giangiacomo Migone adscribe al pensamiento de De Luna,
afirmando que las entrevistas a los leaders del movimiento estudiantil
fueron llevadas a cabo de “manera intimista, invitándolos a rememorar sus
experiencias muy detalladamente, en su conjunto separadas no sólo del
sentido político de lo que hacían, sino sobre todo de los objetivos que
querían alcanzar en 1968”
44
, por lo tanto la primea remoción fundamental
en los medios y los ensayos fue en relación a las causas de la rebelión.
Gianpasquale Sotomassino sostiene “la completa cancelación de todo
elemento de crítica cultural a la sociedad de masas”, que había sido uno los
constituyentes culturales del universo del Sesenta y ocho. Además, y esto
sorprende en un sentido positivo, el historiador nota “una postura de los
jóvenes y en particular de los estudiantes universitarios”, para los cuales,
“el 68’es vivido y observado, luego de veinte años, como un mito positivo,
en cierto sentido, como algo que se contrapone de manera bastante clara al
hastío del presente”.
45
Ma. Luisa Passerini, en relación a los jóvenes estudiantes, objeta que “junto
a los jóvenes que ven al Sesenta y ocho como un mito positivo, aunque muy
importantes son una minoría, la gran mayoría de los estudiantes y los
jóvenes no han demostrado en este veintenario un vivo interés por aquel
período, considerado por ellos como hiperpolítico y dogmático y
confusamente asociado –precisamente con el acompañamiento de los
medios- con todo aquello que ha sucedido en los años Setenta”
46
Sintetizando las intervenciones, se puede destacar que por entonces el 68’
fue reconstituido más bien desde los hechos factuales y acontecimentales, a
la vez que estaba ausente un análisis preciso de las causas desencadenantes
de la protesta y una óptica de conjunto que constituyera una explicación
atendible acerca de las dimensiones mundiales de la protesta.
Guido Verucci, en su artículo “1968, el mundo católico italiano y la
Iglesia”
47
, se preocupa por recorrer la relación entre Iglesia, mundo católico
y el Sesenta y ocho, individualizando entre los motivos de la ruptura, la
sustancial crisis provocada por los procesos de escolarización en la cultura
y en la sociedad: procesos que han llevado a la aparición a nivel de masas
conocimientos e ideales divergentes y contrastantes con los religiosos
tradicionales, y han producido una disminución de la influencia y el pesos
social de los valores y doctrinas religiosas. Verucci señala al Concilio
43
G. De Luna, op. cit., Pag. 15
44
G. Migone, op. cit., Pag. 15
45
G. Santomassino, en F. Barbagallo & L. Passerini y otros (discusión con), op. cit., Pag. 17
46
L. Passerini, op. cit. Pag. 18
47
G. Verucci, “Il 1968, il mondo católico e la Chiesa”, en Pasatto e Presente, VII (Mayo-Dic. 1989), Nº
20-21