ii
Datos bibliográficos
Para la primera parte del trabajo he utilizado el libro La maravilla escrita.
Torquemada y el Siglo de Oro, al cuidado de Juan Matas Caballero, José Manuel Trabado
Cabado y Juan José Alonso Perandones, Universidad de León, León, 2005; además de
otros libros de crítica sugeridos por los profesores. Para la segunda parte ha sido tomado
como modelo el Índice general de sustantivos, nombres propios y asuntos comentados en
notas del libro de Pero Mexía, Silva de varia lección, ed. de Antonio Castro, Cátedra,
Madrid, 1989, vol. II. Para la tercera parte, los grupos semánticos, el Diccionario
ideológico de la lengua española dirigido por Julio Casares, Gustavo Gili, Barcelona,
1977; y para la cuarta parte, Pero Mexía, Silva de varia lección ed. de Antonio Castro,
Cátedra, Madrid, 1989, vol. I.
Metodología
Después de haber leído el texto he procedido de forma manual a escribir todos los
sustantivos de cada página, pero después de haber trabajado las primeras setenta páginas
del libro me he dado cuenta que un trabajo manual era casi imposible; de esta manera el
desarrollo de la parte principal ha pasado por varias etapas puramente técnicas que
describo a continuación tratando de ser lo más clara posible.
La primera etapa ha sido la de introducir las palabras una a una en el ordenador
creando una página Excel con una hoja de trabajo para cada página del libro. En cada
hoja de trabajo he escrito todos los sustantivos de cada página con el número de la página
en la que se encuentra al lado.
Cuando ya había introducido todos los sustantivos, tenía una página Excel con 491
hojas de trabajo ya que el texto comienza en la página 9 y termina en la página 500.
Pasamos a la segunda etapa, que ha sido transformar todas las hojas de trabajo una
por una en tablas, para poder trabajar con una base de datos Access.
iii
La tercera etapa ha sido relacionar entre ellas las hojas de trabajo que ahora
llamaremos tablas. Por ejemplo, relacionar la pág. 9 con la pág. 10; la pág. 11 con la
pág. 12 y así cada pareja de páginas.
La cuarta etapa ha sido la comparación entre estas tablas que han sido relacionadas.
Con el resultado de cada comparación, es decir, con las palabras que hay en la pág. 9 que
están también en la pág. 10, con las de la pág. 9 que no están en la pág. 10 y con las de la
pág. 10 que no están en la página 9, he creado una nueva hoja de trabajo en una nueva
página Excel la cual a su vez ha sido transformada en tabla Access.
Estas nuevas hojas de trabajo, que son el resultado de la comparación entre dos
páginas del libro, van comparadas a su vez: el resultado de las primeras dos con el
resultado de las otras dos y creando con cada resultado una nueva hoja de trabajo Excel,
que a su vez va transformada en tabla y relacionada con las otras para poder encontrar
todos los sustantivos que en cada página se repiten y los que están en cada página que no
están en las otras. El resultado de todas estas comparaciones es una página Excel con
todas las palabras y todas las páginas en que se encuentran.
La quinta etapa ha sido transformar esta página Excel en página Word, dividirla por
letras en orden alfabético y corregirla agregando las tildes y las mayúsculas necesarias.
Para organizar los grupos que conforman la tercera parte del trabajo, he procedido
creando una columna en el lado izquierdo de la página Excel; en esta columna he
asignado un número a cada palabra: cada número representa un grupo; por ejemplo, si al
grupo Zoología le he dado el número 1, he asignado el número 1 a cada palabra que
corresponde al nombre de un animal o que está relacionada con la zoología; procediendo
así para todos grupos.
A continuación he aplicado un filtro para unir todas las palabras con el número 1,
todas las que tienen el número 2 y así sucesivamente, creando una hoja de trabajo Excel
para cada grupo y transformándola luego en página Word para quitar las casillas y poder
corregirla.
iv
De esta forma he obtenido los grupos de palabras con al lado el número de la página en
que se encuentran.
Para crear los grupos he usado como método de discriminación, los temas que
Torquemada trata con mayor interés, por ejemplo: demonología, monstruosidades, brujas,
geografía, zoología, etc., además, las palabras que manifiestan ideas o sentimientos
agrupadas en un único grupo llamado Manifestación de ideas o sentimientos. He
agregado a estos grupos uno con las voces extranjeras, que pertenecen, en su mayoría, al
editor este grupo es particular porque contiene no sólo las palabras extranjeras, sino
también el contexto. Entiendo por ‘voces extranjeras’ aquellas que no están escritas en
español.
1
Primera parte
Antonio de Torquemada. Vida y obras.
2
I. Antonio de Torquemada: Reflejo de una biografía
Hacer una biografía de Torquemada con las pocas informaciones que tenemos sobre él
es casi imposible
1
; aunque su alcurnia era antigua en Castilla la Vieja, no ha sido posible
encontrar en los archivos locales el nombre del autor. Casi todas las noticias que podemos
leer en los libros que lo citan están tomadas de sus propios textos y mayormente del Jardín
de flores curiosas dando por cierto que el personaje Antonio representa el mismo Antonio
de Torquemada. Si aceptamos como cierto este presupuesto y tomamos las numerosas
menciones que nos dan idea de autobiografía en el texto, podríamos extraer un reflejo de
la biografía de Torquemada; pero recuérdese que éste podría ser sólo un modo retórico
presente en el género de las misceláneas, para dar credibilidad y personalizar las distintas
historias.
Antonio de Torquemada nació en Astorga, provincia de León en la primera década del
siglo XVI, probablemente entre 1507 y 1511. Giovanni Allegra nos habla de una
reminiscencia infantil en cierto punto del Jardín: “de una quijada que está en la iglesia de
Astorga, y tiénenla por muy preciosa reliquia, la cual yo he visto muchas veces.” En otra
parte donde habla de un caso sucedido en la ciudad de Astorga, Antonio dice que esto
ocurrió “en el pueblo adonde yo nací y me crié”
2
.
En Salamanca, lo encontramos comenzando estudios humanísticos a los diez años; no
sabemos si los concluyó; probablemente no, porque habría noticias más precisas si hubiera
conseguido algún título académico, y con mucha probabilidad el mismo aparecería como
ornato de sus libros. De su presencia en Salamanca como estudiante, tenemos este
testimonio: “quiero venir a contaros lo que yo mismo vi siendo niño de diez años y
1
El estudio que más informaciones biográficas tiene del autor (de los por mí consultados) es la
introducción de Lina Rodríguez Cacho, en Antonio de Torquemada, Obras Completas, 1:
Manual de escribientes. Coloquios satíricos. Jardín de flores Curiosas,Fundación José
Antonio de Castro, Madrid, 1994.
2
Antonio de Torquemada: Jardín de flores curiosas, ed. Giovanni Allegra, Castalia, Madrid,
1982, p. 158 y 257 (Se cita como Jardín).
3
estudiante en Salamanca”
3
. Tal vez el traslado de ciudad fue debido a un cambio en la
situación familiar o tal vez en el deseo de la familia de perfeccionar su formación. Por una
anécdota de lo que le sucedió a su padre con un saludador, cabría pensar que pertenecía a
una familia acomodada, porque su padre es representado como un caballero, pero no se
encuentran más señas de esto. Su probable nacimiento en la ciudad de León justificaría las
variantes lingüísticas de sus textos y el profundo conocimiento del folklore de la zona del
noroeste peninsular
4
.
Torquemada viaja mucho. Entre 1528 y 1530 lo encontramos en Italia. En el Jardín
hay observaciones sobre Roma y referencias a muchas ciudades italianas donde estuvo: “Y
yo conocí en Italia un hombre que llamaban el astrólogo de Echari [...] y a un amigo mío
le dijo que se guardase del año veintiocho, porque en él tendría una herida, [...] que en
aquel año le mataron de una lanzada”
5
. Y ejemplos de personas rejuvenecidas: “estando
en Roma el año treinta y treinta y uno, después de los quinientos, era voz y fama en toda
Italia que en Taranto estaba un viejo que había rejuvenecido de la misma manera a los cien
años”
6
.
Sabemos por el manuscrito del Manual de escribientes
7
que sirvió a dos señores
8
, el
primero, un castellano, más poderoso que el segundo; en el momento de redactar el
Manual, hacía veintidós años que estaba al servicio de dicho señor, pero no se tiene
ninguna fecha cierta, solo se sabe que en 1574 el libro pasó a ser propiedad de su hijo o
del cardenal Rodrigo de Castro y por una referencia encontrada en el libro se sabe que fue
escrito antes de 1562.
Después de su permanencia en Italia regresa a España y entra como secretario al
servicio del conde de Benavente, Antonio Alfonso de Pimentel. Aquí transcurrió muchos
de sus años. Para él, gran lector, sobre todo de literatura grecorromana, por lo que se
puede ver en sus libros, tener a disposición la biblioteca del Conde y las de los muchos
señores de la región debe haber sido una gran fortuna.
3
Ibid., p. 299.
4
Lina Rodríguez Cacho, “Introducción”, Obras completas, 1, cit., p. XIV.
5
Jardín, ed. cit., p. 366.
6
Ibid., pp. 165 – 166.
7
Lina Rodríguez Cacho, “Introducción”, Obras Completas,1, cit., p. XVI.
4
A pesar de esto, Lina Rodríguez Cacho, leyendo el manuscrito del Manual de
escribientes, dice haber descubierto un Torquemada insatisfecho “e incluso frustrado,
como secretario de aquel sexto Conde de Benavente al que le dedicó al menos veinte años
de su vida”
9
.
Y esta frustración no dependía de una falta de consideración intelectual porque
evidentemente gozaba de ella ya que “había sido nombrado preceptor del primogénito de
la familia Pimentel”
10
, era más bien una queja por no poder expresarse en el modo en que
deseaba y tener la libertad para ejercitarse en un arte que conocía muy bien. Siendo el
secretario del Conde, se veía limitado por él, teniendo que escribir cartas de conveniencia
dictadas por el mismo Conde.
Si se lee entre líneas el citado manuscrito del Manual, como propongo al lector, se
convierte en un documento autobiográfico indispensable para conocer las auténticas
relaciones de Torquemada con su soberbio patrón, porque revelan sus insatisfacciones como
secretario y contradicen en gran parte el supuesto de que se hubiera sentido suficientemente
valorado por aquellos de quienes dependía.
11
No es una novedad que desde el siglo XV en Europa y consecuentemente en España
circula una corriente que proclama como signo de modernidad la brevedad y desprecia la
retórica y el gusto humanista; lo documentan varios humanistas que se ocuparon del
problema entre los cuales encontramos a Luis Vives y Juan Costa
12
; y tal vez Torquemada
se lamentaba justamente de esto.
Torquemada debió de haber sido un hombre solitario, dedicado a sus lecturas y a sus
obras. No hay testimonios que aseguren que haya tenido correspondencia con otros
intelectuales, a parte su amigo Alejo Venegas, a quien mantenía informado del desarrollo
de sus Colloquios, a pesar de que vivió una vida social intensa en la casa del conde de
Benavente, donde se organizaban reuniones palaciegas con ilustres personajes como
invitados, incluso el rey Felipe II fue uno de los huéspedes de los condes en el período en
que Torquemada se encontraba a su servicio
13
.
9
Lina Rodríguez Cacho, “Torquemada y la libertad de la escritura”, en La maravilla escrita.
Torquemada y el Siglo de Oro, ed. Juan Matas Caballero, José Manuel Trabado Cabado, Juan
José Alonso Perandones, León, Universidad de León, 2005, p. 94 (En adelante La maravilla).
10
Id., Obras completas, 1, cit., p. XV.
11
Ibid. p. XVI.
12
Idem. La maravilla, ed. cit., p. 96.
13
Id., Obras completas, 1, cit., p. XVII.
5
Seguramente una de sus más agradables compañías eran los libros de la biblioteca que
era una de las más famosas de Castilla ya desde el siglo XV. Probablemente contribuyó
con sus consejos a ampliarla con otros textos. Es en esa biblioteca donde debe haber
conocido a Pedro Mexía y otros contemporáneos suyos, pero también a Platón, Aristóteles
y los demás autores antiguos que leía en latín, lengua que conocía muy bien, y también a
Virgilio, Dante, Boccaccio, Petrarca y esa gran cantidad de libros que debe haber leído y
de los cuales podemos encontrar referencias en sus obras.
Debió de haberse casado y tener dos hijos: Luis de Torquemada y Jerónimo de los
Ríos, que encontramos en la licencia real del Jardín, que en 1569 era ya póstuma, y por
eso sabemos que a la fecha ya Torquemada había muerto. Pero también por la dedicatoria
sabemos que en sus últimos años estuvo al servicio del Obispo de Astorga Don Diego
Sarmiento y Sotomayor, a quien dirigió sus “tratadillos” con la esperanza de que pudiera
apreciar su recopilación de “materias curiosas y peregrinas”
14
. Lamentablemente
Torquemada no verá su éxito.
Sobre los últimos años de la vida de Torquemada encontramos comentarios
contrastantes en Giovanni Allegra y en Lina Rodríguez Cacho, pues Allegra dice que
“Cuando salía a la luz su Jardín (1570) él había muerto hacía casi un año en su grato retiro
de Benavente”
15
; mientras Rodríguez Cacho dice lo siguiente:
Por su Dedicatoria conocemos además que en sus últimos años Torquemada estuvo al
servicio del Obispo de Astorga, Don Diego Sarmiento de Sotomayor [...] Nuevos datos han
venido a mostrar que los últimos años de la vida de Torquemada estuvieron teñidos de
amargura por un fraile del que fue víctima.
16
Se han encontrado en un archivo histórico en Madrid, unos documentos que dan
cuenta de una denuncia que los hijos de Torquemada hicieron en 1545 contra un editor
barcelonés y un ladrón toledano por haber robado y publicado el libro del padre el
Olivante de Laura, publicándolo como anónimo y privando a su autor de la gloria y de las
remuneraciones económicas que podía haberle dado su publicación.
14
Lina Rodríguez Cacho, ”Introducción”, Obras completas, 1, cit., pp. XVIII y XIX.
15
Jardín, cit., p.16.
16
Lina Rodríguez Cacho, ”Introducción”, Obras completas, 1, cit., pp. XVIII y XIX.
6
Cuando sale a la luz su libro Jardín de flores curiosas (1570), gracias a sus hijos, hacía
más de un año que había muerto.
Este autor tan curioso, calificado como “muy imaginativo” no llegó a gozar de todo el
éxito que sus obras habrían podido procurarle, ya que una de ellas fue publicada sin su
nombre y lejos de él (Don Olivante, publicada en Barcelona) y otra fue publicada sólo
después de su muerte (Jardín).
2. Las misceláneas
El género de las misceláneas nace en la Antiguedad, entre los siglos I y IV. Las
misceláneas más famosas eran la Historia Narural de Plinio, el Banquete de los sofistas de
Ateneo, las Noctes Atticae de Aulo Gelio y las Saturnalia de Macrobio. Estas se
imprimieron a partir de la segunda mitad del siglo XV
17
.
Durante los siglos XVI y XVII se desarrollaron las misceláneas de origen greco-latino,
volviendo a despertar el interés de los escritores y del público. Esto se debía no sólo a la
renovación del gusto por la cultura de Grecia y Roma, sino también a los nuevos
descubrimientos de otras tierras de las que no hablaban las viejas cosmografías ni la
Biblia, y además a los avances tecnológicos. Estos descubrimientos ponían en duda los
conocimientos recibidos de los de los Antiguos
18
.
A la luz de estos nuevos conocimientos y teniendo a la mano las misceláneas antiguas,
los escritores comenzaron a escribir nuevas misceláneas en latín adaptadas a los nuevos
tiempos, que concebían el mundo de forma cristianizada. Anticipando lo que más adelante
se convirtió en un debate que duró más de un siglo
19
; la oposición entre antiguos y
modernos, y la superiorioridad de los modernos con respecto a los antiguos.
17
El tema de las misceláneas ha sido estudiado detalladamente por Asunción Rallo Gruss en
su libro La prosa didáctica en el siglo XVII, Taurus, Madrid, 1988.
18
Isaías Lerner, “Saberes viajeros: las misceláneas y el Nuevo Mundo”, La maravilla, cit.
p. 17.
19
Biagio Colajanni (dir.), Enciclopedia Motta, Milano, Motta, 1953, c. voz Antichità.
7
Las obras que presentaban varios sucesos relacionados entre sí de carácter diverso
tomados de la historia pasada, o que contaban hechos extraordinarios, novedades curiosas
o la fusión de historia y ficción, fueron llamadas Misceláneas.
En 1540 fue publicada en España la primera miscelánea en lengua moderna, la Silva
de Varia lección de Pedro Mexía que se reconoce a sí mismo como el primero que escribe
en ese modo en español: “Y aunque esta manera de escrevir, sea nueva en nuestra lengua
castellana y creo que soy yo el primero que en ella aya tomado esta invención, en la griega
y latina muy grandes auctores escrevieron assí como fueron Ateneo, Víndice Cecilio, Aulo
Gelio, Macrobio”
20
.
La Silva fue ampliada el mismo año de su publicación, en una segunda edición, hasta
mediados del siglo XVII se conocen más de treinta nuevas ediciones. Fue traducida al
italiano, francés, holandés, inglés y alemán. Esto nos demuestra el éxito y la cantidad de
seguidores que encontró.
Este género ha sido considerado como propio del espíritu humanista por su
libertad temática y por el modo adogmático de abordar los temas tratando de demostrarlos
con pruebas y experimentos, desde una perspectiva intelectual y personal, basada en el
deseo de alcanzar la verdad. Por su interés en divulgar y popularizar las cosas curiosas y
extraordinarias hasta llegar a lo fantástico tratando de superar la resistencia a creer con lo
experimentado
21
.
Las misceláneas tienen como propósito “enseñar a través del asombro y la
admiración”
22
, tratando de convencer al público de la veridicidad de las cosas
extraordinarias que en éstas se contaba. Para lograr convencer, combinaba los casos
extraordinarios con conocimientos científicos que iban desde los experimentos de física,
hasta el comportamiento natural de algunos animales y de hombres extraños.
El autor de la miscelánea se considera un guía que debe discernir los temas que
presentará al público, eligiendo entre los que ha estudiado cuáles son los más adaptos y en
qué modo ha de presentarlos, dando cuenta además de la experiencia acumulada.
20
Pero Mexía, Silva, cit., p. 162.
21
Asunción Rallo Gruss, La prosa [...] del s. XVII, cit., 129.
22
Antonio de Torquemada, Obras completas, 1, ed. Lina Rodríguez Cacho, cit., p. XXXIV.
8
El público al cual está dirigida la obra es un público medio letrado que surge con el
nacimiento de la imprenta, que no consta con muchos libros y es ávido de conocimientos.
Estos conocimientos le son suministrados por el autor, que selecciona la información entre
toda la que posee.
Este género no está codificado en ninguna retórica clásica y carece de antecedentes
medievales. Para analizarlo, seguiremos las tres vías propuestas por Asunción Rallo Gruss:
los principios compositivos, la tipificación de la obra según la organización de la materia y
los elementos modales que constituyen la miscelánea:
.
los principios compositivos que marcan el sentido en la interrelación autor – lector; la
tipificación de la obra según la organización de la materia, es decir, la caracterización por los
criterios utilizados para ordenar, distribuir y conformar los temas; y por último, los
elementos modales que constituyen la miscelánea como género híbrido o de confluencia
según las perspectivas actuales (ensayo, novela, paremiología)
23
.
2.1 Principios compositivos
El autor hace las veces un intermediario que expone los sucesos que han escrito otros
autores.
24
Presenta los casos que él considera más interesantes y lo hace en el modo que a
su entender pueden ser más comprensibles, acorta la materia o la alarga según su parecer,
(“No paséis adelante hasta que entendamos eso”)
25
; la adelanta o la retrasa (“pero dejando
por ahora lo de los teólogos y cristianos, digamos primero lo que algunos antiguos
filósofos”)
26
; y decide cuándo un tema queda completo y lo termina así (“Sea como fuere,
que no lo habemos nosotros de averiguar; y así, dejando esto [...] y aunque hubiera mucho
más que decir, me parece que será bien acabar”)
27
.
De esta manera, se convierte en el filtro que selecciona las cosas más curiosas y las
más interesants, el lector valorará no sólo la materia que le es presentada sino también la
capacidad del autor para actualizarla con nuevos casos el modo en que esa materia se
23
Asunción Rallo Gruss, La prosa [...] del s. XVII, cit., p. 129.
24
Los conceptos generales y los subtemas están tomados de Rallo Gruss y comentados por mí.
25
Jardín, cit., p. 315.
26
Ibid., p. 209.
27
Ibid., p. 315.
9
transforma en un duscurso interesante y curioso. Esta transformación en discurso
interesante y curioso depende de varios factores.
2.1.1 Antiguos y modernos
El primero de estos factores es la relación entre antiguos y modernos. En un primer
momento la materia es manipulada para darle un significado de modernidad, haciendo ver
lo antiguo como materia curiosa, algo distante que puede sorprender, pero paralelamente
se pone en movimiento la modernidad “y no hay para qué gastar el tiempo en traer las
definiciones ni opiniones y pareceres de filósofos antiguos, que los más modernos otras
dan muy diferentes”
28
. Pedro Mexía tiende más a la recuperación de la antigüedad,
Torquemada a equiparar los antiguos a los modernos y Luis Zapata a demostrar la
superioridad de los modernos sobre los antiguos.
En todas las misceláneas se refleja la libertad para desligarse de lo antiguo e introducir
los nuevos conocimientos en ámbito científico, moral o geográfico. “El índice de
desviación entre lo antiguo y lo moderno es elemento fundamental para caracterizar una
miscelánea”
29
.
2.1.2 Erudición y experiencia
Otro de los factores es la relación entre erudición y esperiencia. La modernización de
los temas implica la asunción de lo conocido desde la propia experiencia, la cual actualiza
los saberes transmitidos por los antiguos. La experiencia va desde la cita de un pasaje de
un libro de otro autor:
Pues no os maravilléis mucho de eso: que si leéis a Andria Matiolo Senés,en el libro que
hizo de Epístolas medicinales, halleréis que dice que él vio en el Reino de Bohemia en un
mismo tiempo tres cabrones de la misma manera
30
28
Jardín, cit., p. 104.
29
Asunción Rallo Gruss, La prosa [...] del s. XVII, cit., p. 131.
30
Jardín, cit., pp. 114 – 115.
10
a la alusión de lo que el mismo autor ha visto y oído “quiero venir a contaros lo que yo
mismo vi siendo niño de diez años y estudiante en Salamanca”
31
, y no solo el autor, un
amigo del autor lo ha experimentado:
antes que las criaturas salgan a luz, sale delante un animalejo o sabandija [...] y tienen por
cosa muy averiguada y conocida por experiencia, que si alguna de estas, por descuidarse,
toca en la tierra, la mujer que está pariendo se muere luego.
32
o le ha ocurrido al mismo autor, así sucesivamente. El autor de la miscelánea se inclina
por una u otra según el tema, las combina o las contrapone.
2.1.3 Verdad y fantasía
El tercer factor es la relación entre verdad y fantasía. El autor busca hacer creíbles las
historias más curiosas y extraordinarias y por eso su discurso se apoya en la “verdad con
apariencia de fantasía” :
El maestre don Rodrigo Girón y el Conde de Urueña, su hermano, se parecían tanto, que, los
mismos que los servían y trataban cada día [...] no los diferenciaban y tanto, que se decía y
afirmaba una cosa de ellos, y que siendo verdad no es poco maravillosa, y era, que cuando
niños, que dormían juntos, si juntaban pierna con pierna o brazo con brazo, se les pegaba la
una carne a la otra, de manera que había dificultad en despegarlos.
33
O en la “fantasía con aspecto de verdad”:
vengamos a lo de los fantasmas, y digo que este nombre fantasma se deriva de fantasía, que
es en el hombre una virtud, que se llama por otro nombre imaginativa; y porque, movida esta
virtud, obra de tal manera, que hace en sí las cosas fingidas e imaginadas como si las tuviese
presentes, no siendo así la verdad
34
.
“y debe a cada paso deslindar ambas mediante un continuo enjuiciamiento, el apoyo de la
erudición – experiencia, o la demostración del buen uso de razón”
35
:
31
Citado anteriormente. Jardín, cit., p.299.
32
Jardín, cit., p. 114.
33
Ibid., p.109.
34
Ibid., p. 264.
35
Asunción Rallo Gruss, La prosa [...] del s. XVII, cit. p. 131.
11
hacedme entender este engaño tan común en todas las gentes, que cuando alguno está
endemoniado, dicen que el espíritu de tal persona o de tal persona, que son muertos, entraron
y hablan en él.
ANT. En verdad que tenéis razón de preguntar una ignorancia tan grande como es la de
aquellos que lo dicen o piensan; [...] y así, es la mayor burla y falsedad que se puede decir, y
el fundamento que tuvo a mi parecer es, [...] las gentes ignorantes toman aquí el espíritu por
su ánima, y engáñanse a las claras [...] como lo veréis por aquel endemoniado que sanó
nuestro Redentor Cristo, como lo cuenta San Lucas, capítulo ocho
36
.
La primera etapa del conocimiento es la admiración y por eso, el fundamento de la
miscelánea está en contar la maravilla sin que se pierda el deseo de saber más, pero sin
llegar a ser tan fantasioso que se convierta en increíble. El autor se ve precisado a
argumentar con algunas fórmulas (“Todo lo dicho se tiene por historia muy cierta”. “De
manera que no es de dudar”)
37
; también tiende a juzgar sus fuentes (“En esto yo creo que
debe estar errada la letra”)
38
e incluso da al lector la posibilidad de creer o no creer (“De
esas opiniones tomará cada uno la que quisiere”)
39
.
La justificación de los aparentes fenómenos e historias inexplicables tipifica las misceláneas:
desde la erudito – humanista de Mexía, la religiosa de A. Torquemada, la espiritual (Dios
está detrás de todo el mundo es su escritura) de Fray Luis de Granada, la popular de Mal
Lara, hasta la personal de L. Zapata (todo es creíble si a él le interesa). Son opciones que
heredará el ensayismo
40
.
2.1.4 Razón y autoridad
El cuarto y último factor del cual dependa la transformación del discurso es la relación
entre la razón y la autoridad. El juicio del autor se apoya en la razón y en la autoridad para
ordenar y matizar según la verosimilitud de la materia. La autoridad se apela a la
seguridad de lo ya demostrado, la razón se apoya al proceso de revalidarlo. En la mayoría
de las misceláneas el autor saca conclusiones, interpreta y elige entre varias opciones
(“según mi opinión”, a lo que yo creo...”)
41
. Los razonamientos compiten con las citas y
transforman un repertorio elaborado en ensayo uniendo autoridad y razón:
También Sinforiano Campegio dice de otra fuente que está en los Alobroges, en Francia, que
tiene propiedad maravillosa de criar en sí unas piedras. [...] BER. Según eso engañado estaba
36
Jardín, cit., pp. 302 – 303.
37
Ibid., p. 180.
38
Ibid., p. 205.
39
Ibid., p. 186.
40
Asunción Rallo Gruss, La prosa [...] del s. XVII,cit., p. 132.
41
Jardín, cit., p. 413.