3
que sólo hemos mencionado palabras y frases encontradas en la lengua viva mediante la
observación directa. La consultación del Diccionario de uso del español de María
Moliner se ha revelado de fundamental importancia, sobre todo por lo que concierne a
los anglicismos léxicos, para averiguar los significados, las variantes ortográficas, la
pronunciación, el género gramatical y la forma plural de muchos préstamos y para
comprobar su mayor o menor arraigo en el español. Sin embargo, muy a menudo se ha
notado que las informaciones proporcionadas por el Diccionario no coinciden con el
uso efectivo y real del anglicismo así como está empleado en las fuentes de observación
directa; en estos casos, hemos señalado dichas discrepancias, aceptando los datos
académicos sólo allí donde faltaban testimonios de uso real que los contradijeran. Al fin
y al cabo, la mayor autoridad que determina los hechos lingüísticos es el uso efectivo
que los hablantes hacen de la lengua:
Vemos, pues, otra vez que, independientemente de criterios intransigentes, el idioma busca
soluciones intermedias apropiadas a cada momento histórico, en las que, sin duda,
interviene, y es justo que así sea, el prestigio de las minorías cultas y sus opiniones, pero
que en última instancia es el uso lingüístico, debidamente encauzado y moderado, el que
decide en todo momento.
2
2
v. E. Lorenzo, Anglicismos hispánicos, pág.98.
4
Premisas
Sabido es que estamos viviendo una época histórica visiblemente acelerada y que el ser
humano no está adaptado a la sucesión constante e inesperada de cambios que
experimenta una generación hoy en día. Por ello, en el caso del anglicismo, aun dispuesta
a aceptarlo por conveniencia o como mal menor, cualquier lengua, por sana que esté,
acaba sufriendo el empacho de las muchas cosas mal digeridas, que el organismo —valga
la socorrida metáfora— se niega a asimilar.
3
La metáfora “fisiológica” con la que Emilio Lorenzo describía en 1996 el fenómeno
del anglicismo todavía mantiene su validez, y hoy más que nunca retrata eficazmente la
situación por la que se ven afectadas gran parte de las lenguas que se hablan en el
mundo.
Los fenómenos de intercambio lingüístico entre diferentes idiomas siempre han
existido y han tenido un papel importante en la evolución de las lenguas, reflejando a
nivel lingüístico las interacciones históricas entre poblaciones y culturas diversas. En el
siglo XVIII, por ejemplo, hubo una gran difusión de palabras francesas en todas las
lenguas europeas, incluida la española, debido al enorme prestigio de que gozaban la
literatura, la cultura y las modas procedentes de Francia entre los intelectuales de toda
Europa
4
. El inglés también empezó a ejercer cierta influencia sobre las lenguas europeas
en aquel periodo, gracias sobre todo a la difusión de la novela histórica y de la prensa
periódica inglesa, y más tarde también por razones de prestigio social: así muchos
términos ingleses entraron en lenguas como el español y el italiano, bien directamente,
bien mediados por el francés.
5
Pero es en el siglo XX, especialmente después de la
segunda guerra mundial, cuando el influjo del inglés, o, mejor dicho, del
angloamericano y de lo angloamericano se impone con fuerza arrolladora en la cultura,
la vida cotidiana, las modas, y, en consecuencia, también en las lenguas de los países
europeos, tanto que ya en 1957 Howard Stone afirmaba que
3
v. E. Lorenzo, Anglicismos hispánicos, pág.19.
4
Cf. R. Lapesa, Historia de la lengua española, págs.454-456; R. J. Alfaro, Diccionario de anglicismos,
págs.7-8; M. Dardano, Manualetto di linguistica italiana, págs.264-265.
5
Por ejemplo: dandy, club, mitin, líder, reportero. Cf. R. Lapesa, op.cit., pág.457; A. Fernández García,
Anglicismos en el español, págs.22-28; M. Dardano, op.cit., pág.265.
5
la influencia del anglicismo […] es, posiblemente, el más importante desarrollo lingüístico
peninsular del español contemporáneo
6
.
No sólo la creciente hegemonía política, económica y militar de los países de habla
inglesa, sino también la difusión de modas, productos y costumbres procedentes de
EE.UU. contribuyen a la penetración en la lengua española, y en las demás lenguas de
Europa, de un número cada vez más grande de elementos lingüísticos ingleses.
7
Lo que confiere carácter novedoso a este proceso, frente a los fenómenos de
contacto interlingüístico ocurridos en los siglos precedentes, es antes de nada la
multiplicación de los conductos de penetración por donde los extranjerismos se
introducen en la lengua. En los siglos XVIII y XIX el galicismo, y, en menor medida, el
anglicismo, tenían
el libro como vehículo casi único
8
,
es decir, su influencia llegaba de hecho sólo a los intelectuales y a las clases sociales
ricas e instruidas que tenían la posibilidad de leer y viajar al extranjero; a través de su
mediación los elementos lingüísticos ajenos se establecían gradualmente en la lengua
culta, y sólo después de este proceso llegaban a formar parte efectivamente del habla
común. Sin embargo, las profundas transformaciones sociales y económicas ocurridas a
mediados del siglo XX han cambiado la situación de manera radical. La difusión de los
medios de comunicación de masas ha facilitado, durante las últimas décadas, la
alfabetización de la casi totalidad de la población, y ha hecho que las informaciones, y
con ellas la lengua, circularan rápidamente por todo estrato social y por todo el país; las
innovaciones en el campo técnico y científico han introducido una gran cantitad de
nuevas ideas y nuevos objetos en la vida cotidiana, mientras la ampliación del comercio
mundial ha difundido masivamente los nombres de empresas y productos procedentes
sobre todo de EE.UU.
Entre los medios de comunicación de masas, el periodismo ha sido y continúa
siendo uno de los principales conductos por los que el anglicismo se introduce en la
lengua. La mayoría de las noticias publicadas en los periódicos (y, más recientemente,
en nuevos medios de información como el teletexto o los sitios web) proceden de
6
v. H. Stone, “Los anglicismos en España y su papel en la lengua oral”, Revista de filología española, 41,
pág.141.
7
Cf. C. Pratt, El anglicismo en el español peninsular contemporáneo, págs.65-75; M. Dardano, op.cit.,
págs.265-266; J. Rubio Sáez, Presencia del inglés en la lengua española, págs.15-17.
8
v. R. J. Alfaro, op.cit., pág.9.
6
agencias británicas o estadounidenses que envían sus despachos a la prensa de todo el
mundo; la traducción de estos despachos debe efectuarse rápidamente, lo que lleva
muchos traductores y periodistas a adoptar, más o menos a sabiendas, palabras,
significados y giros sintácticos tomados del inglés, contribuyendo así al arraigamiento
de estas formas en la lengua común.
9
El problema de la traducción afecta no sólo al periodismo, sino a toda una serie de
medios de comunicación que caracterizan la sociedad moderna. Los libros, que, como
hemos visto, en el pasado constituían el vehículo privilegiado para la difusión de ideas y
de nuevas palabras, hoy revisten menor importancia para el fenómeno del anglicismo:
aunque muchos libros que se venden y se leen en España y otros países son traducciones
de obras escritas originariamente en inglés, su influjo en la lengua viva es relativamente
poco relevante, sea porque no tienen un público tan numeroso y heterogéneo como el de
los periódicos o la televisión, sea porque la lengua literaria o sectorial usada en los
libros se percibe normalmente como colocada en un plano diferente respecto a la lengua
utilizada en la cotidianidad, y por lo tanto es bastante raro que influya directamente en
ella.
En cambio, dos medios de comunicación de masas que contribuyen de manera
extremamente significativa a la difusión de anglicismos son la televisión y el cine.
María José Kishida observó en 2002 que
el 80% de la programación de televisión está doblada del inglés y el 97% de las películas
que llegan a España son americanas
10
.
El doblaje de programas y películas conlleva el mismo problema que las noticias
periodísticas, es decir la necesidad de traducciones rápidas y apresuradas; además, las
historias representadas se desarrollan muy a menudo en un escenario típicamente
norteamericano y ajeno a la realidad española, por lo que resulta casi imposible traducir
satisfactoriamente nombres o expresiones que se refieren específicamente a aquel
contexto; lo mismo pasa con las expresiones y frases hechas típicas del lenguaje
informal y coloquial utilizado en las películas y los programas televisivos. Otro
importante aspecto de estas producciones es la presencia en sus escenarios de letreros,
rótulos, periódicos, cartas y otros elementos que llegan a la pantalla escritos en inglés y
que pueden contribuir a familiarizar a los espectadores con algunas palabras y
9
Cf. ibídem, pág.10; J. Rubio Sáez, op.cit., pág.60; H.Stone, op.cit., pág.143.
10
v. M. J. Kishida, “Los anglicismos en español. Puntos para el debate”, en http://usuarios.iponet.es/ddt/
anglicismos.htm.
7
expresiones extranjeras
11
.
Otra importante fuente de anglicismos en la sociedad moderna se encuentra en la
industria y el comercio, debido a la preponderancia económica norteamericana e inglesa
y al desarrollo de las relaciones comerciales internacionales; así se han difundido
nombres ingleses de productos y casas comerciales, además de una gran cantitad de
anuncios publicitarios que cada vez más frecuentemente se insertan sin traducir en las
páginas de los periódicos y de Internet. Hojeando cualquier diario o revista española, es
fácil encontrar eslóganes como:
Walk, don’t run.
12
Time to make it happen
13
Choices.
14
Crystal Soul_by Swatch
15
Designed for life
16
Elegance is an attitude
17
Open your mind
18
Number one
19
y muchos más. Este fenómeno ya había aparecido en los años setenta, suscitando la
preocupación de estudiosos como Marcos Pérez:
Hemos de confesar nuestra alarma ante la aparición creciente de sintagmas ingleses en los
eslóganes publicitarios que sólo sirven, a nuestro juicio, para oscurecer la intelegibilidad y
entorpecer la fluidez de nuestra hermosa lengua.
20
Aun cuando los anuncios se traducen al español, muchas veces permanecen
salpicados de palabras inglesas, como se puede ver en esta frase tomada de un anuncio
publicitario insertado en un importante diario español:
11
Por ejemplo, las películas norteamericanas favorecieron probablemente la difusión de palabras como
cowboy, gángster, gang, night-club o expresiones como OK y top secret. Cf. R.J. Alfaro, op.cit.,
pág.12; P. J. Marcos Pérez, Los anglicismos en el ámbito periodístico, pág.54 ; J. Rubio Sáez, op.cit.,
pág.59 ; H. Stone, op.cit., pág.144.
12
v. El País, 14/11/2004, pág.23.
13
v. ibídem, pág 26.
14
v.¡Hola!,11/11/2004, pág.13.
15
v. ibídem, pág.25.
16
v. El País Semanal,14/11/2004, pág.30.
17
v. ibídem, pág.39.
18
v. ibídem, pág.83.
19
v. ibídem, pág.123.
20
v. P. J. Marcos Pérez, op.cit., pág.38. Cf. R. J. Alfaro, op.cit., págs.10-11; H. Stone, op.cit., págs.144-
145; E. Lorenzo, op.cit., pág.15.
8
Check-out tardío sujeto a disponibilidad. Sólo los clientes que hagan sus reservas on-line
en los sitios web con la marca Starwood podrán acceder a una mejora de habitación,
según disponibilidad, si presentan el e-mail de confirmación en el momento del check-in.
21
Muchos anglicismos que han llegado a la lengua española se refieren al mundo de
los deportes, ya que la mayoría de los juegos atléticos hoy practicados y seguidos tienen
origen inglés o norteamericano; así, no sólo los nombres de los deportes se han
incorporado a la lengua, más o menos adaptados fonética y ortográficamente, sino
también gran parte de la terminología que a ellos se refiere. Naturalmente, esto no
ocurre con el vocabulario propio de los deportes y juegos tradicionales de España, como
los gallos y la corrida de toros.
22
Pero donde se nota una verdadera preponderancia de términos y expresiones
inglesas es en el ámbito de las ciencias y las tecnologías. Ya en 1957 Howard Stone
escribía que
La técnica y la ciencia modernas son las áreas de mayor número de anglicismos en el
idioma. Sería imposible presentar una lista completa de tales términos, que, por otra parte,
no han pasado, salvo algunos casos, al habla común.
23
Hoy, casi medio siglo después, la presencia de este tipo de anglicismos sigue
aumentando paralelamente al continuo desarrollo científico y tecnológico, pero ha
habido un cambio significativo con respecto a los años cincuenta: ya no se puede decir
que estos términos no pertenezcan al habla común, porque, a causa de la enorme
difusión de aparatos y servicios como el ordenador, el móvil, el correo electrónico y la
conexión a Internet, muchos de estos anglicismos han entrado en el lenguaje cotidiano,
especialmente el de los jóvenes, que están familiarizados con las novedades
tecnológicas y asimilan con rapidez y naturalidad el vocabulario que a ellas se refiere.
Además, la difusión de Internet plantea nuevos problemas a nivel lingüístico, ya que se
han creado nuevas formas de comunicación en las que las informaciones pueden viajar
rápidamente por todo el planeta de manera “horizontal”, de una persona a otra,
diferentemente de la comunicación “vertical” propia de los medios de comunicación de
masas. Esto está creando nuevos tipos de contactos interlingüísticos que se extienden a
todo el mundo, pero, como apunta M. J. Kishida,
21
v. El País, 14/11/2004, pág.7.
22
Cf. R. J. Alfaro, op.cit., págs.11-12; J. Rubio Sáez, op.cit., págs.63-64, 117-127; H. Stone, op.cit.,
págs.145-146.
23
v. H. Stone, op.cit., pág.146.
9
Según datos recientes, el 70% de los usuarios de Internet son anglohablantes.
24
Habida cuenta de que esos datos recientes se refieren al año 2002, es probable que
actualmente ya no correspondan a la realidad, pero lo cierto es que el inglés es la lengua
preponderante en el mundo de la informática y de Internet, e influye en el español (que
es el segundo idioma más utilizado en Internet) hasta el punto de que se ha hablado
recientemente de CyberSpanglish, lengua utilizada exclusivamente en ámbito
informático y caracterizada por la presencia de términos ingleses insertados en las
pautas morfológicas y sintácticas propias del español.
25
El Glosario básico inglés-
español para usuarios de Internet define el Cyberspanglish (dando también la versión
hispanizada de la palabra: Ciberespanglis) como
Lenguaje híbrido de español e inglés utilizado a menudo por los usuarios de la red. A veces
se emplea por pereza mental o por simple ignorancia del correspondiente término
castellano; otras porque es difícil encontrar una traducción razonable a la multitud de
términos que surgen sin cesar en este campo.
26
Siendo el anglicismo un fenómeno tan complejo y variado, no es fácil definir sus
características de manera precisa; los estudiosos que en las últimas décadas se han
ocupado de él han propuesto muchas diversas definiciones y clasificaciones, intentando
abarcar toda la variedad de sus aspectos; por ejemplo, Howard Stone:
He considerado como anglicismos palabras usadas en su forma inglesa o derivadas del
inglés; palabras que pasaron de otros idiomas al inglés, y de éste, al español; o bien del
inglés al español a través del francés; términos y vocablos creados por gentes de habla
inglesa e introducidos en el español; palabras castizas usadas en un sentido inglés
(préstamos semánticos o contaminaciones); y traducciones de tropos, complejos y
modismos ingleses.
27
Esta multiplicidad está bien resumida en la definición formulada por Chris Pratt, una
de las más rigurosas y objetivas, y por ello entre las más utilizadas en los estudios
posteriores sobre el anglicismo:
24
v. M. J. Kishida, op.cit.
25
Cf. Concise Oxford Spanish Dictionary / Diccionario Oxford Esencial, pág.674; X. Castro, “Espanglish
en Internet y en la computación / informática”, en www.elcastellano.org/spnglish. html.
26
v. R. Fernández Calvo, Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en www.ati.es/
novatica/glosario/glosario_internet.html.
27
v. H. Stone, op.cit., pág.142.
10
Un anglicismo es un elemento lingüístico, o grupo de los mismos, que se emplea en el
castellano peninsular contemporáneo y que tiene como étimo inmediato un modelo inglés.
28
Esta definición, que es la que se ha adoptado en el presente trabajo, requiere unas
observaciones acerca de algunos términos en ella utilizados. El primer concepto
importante que está expresado es la definición del anglicismo como elemento
lingüístico, o grupo de los mismos. Cuando se habla de anglicismos o de extranjerismos
en general, lo primero que viene a la mente son las palabras tomadas directamente de
lenguas ajenas, es decir, los préstamos puros
29
o préstamos patentes
30
. Pero las
palabras, aun siendo las manifestaciones más evidentes del anglicismo, no son los
únicos elementos que pasan del inglés al español; por el contrario, el fenómeno del
anglicismo abarca todo tipo de elemento lingüístico, que, como precisa Pratt, puede ser
ortográfico, léxico, fonético, morfológico, semántico, sintáctico.
31
Naturalmente, el hecho de emplearse el anglicismo en el castellano peninsular
contemporáneo no es una propiedad intrínseca suya, como podría parecer al leer la
definición de Pratt, dado que, como hemos dicho, el fenómeno se extiende actualmente
a gran parte de las lenguas del mundo; se trata más bien de una aclaración metodológica
(válida también para el presente trabajo) para precisar que el estudio efectuado abarca
sólo el español peninsular y no él de América, que recibe en mayor medida el influjo del
inglés debido a la cercanía geográfica y a las estrechas relaciones económicas entre los
países hispanoamericanos y EE.UU.:
Basta con decir aquí que toda la zona que va desde Méjico hasta Tierra del Fuego es una
inmensa colonia económica de los EE.UU., situación que se refleja en la ingente influencia
lingüística del inglés americano.
32
De todos modos, esta penetración del inglés en el español de América no ha
afectado de manera significativa al español peninsular, como ha observado el mismo
Pratt:
28
v. C. Pratt, op.cit., pág.115.
29
Cf. E. Lorenzo, op.cit., pág.100.
30
Cf. S. Molina Plaza, “Anglicismos léxicos y sintácticos en la traducción literaria de textos del inglés al
español”, en La palabra vertida. Investigaciones en torno a la traducción, pág.623.
31
v. C. Pratt, “El arraigo del anglicismo en el español de hoy”, Filología moderna, XI, pág.91.
32
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.53.
11
Una diferencia importante referente a la influencia del inglés sobre ambas zonas (es decir,
España e Hispanoamérica) la constituye el hecho de que en ésta empezó antes, y ha sido
más intensa. La influencia directa del inglés sobre el español peninsular, sin embargo, es
un fenómeno de la posguerra, puesto que con anterioridad casi todos los anglicismos
llegaban a España por Francia. Por lo tanto, parece muy improbable, habida cuenta del
mínimo contacto entre los hablantes de una y otra zona cuando el incremento del influjo
inglés sobre España, que el español hispanoamericano haya incidido de manera
importante en el paso del anglicismo al español peninsular.
33
Finalmente, queda por explicar el concepto de étimo inmediato, que tiene mucha
importancia a la hora de identificar y clasificar los anglicismos según criterios rigurosos
y exactos. Pratt introdujo por primera vez en 1970 la fundamental distinción entre étimo
último y étimo primario, que posteriormente él mismo prefirió llamar étimo inmediato:
Por consiguiente, proponemos los términos de étimo primario y étimo último, los cuales
podrían aclarar algo la cuestión tan dificultosa de los criterios etimológicos. La lengua de
étimo primario será aquella de la que provenga inmediatamente el elemento léxico
recientemente registrado en el castellano. La lengua de étimo último será la fijada
arbitrariamente como la originaria, siendo respecto a la historia del español el latín, el
griego, el árabe o alguna lengua germánica, o sea, que es la lengua a quo de previa
determinación. Pues bien, cada investigador debería informar sobre cuál de estos dos
criterios piensa utilizar..
34
Aunque en este caso el estudioso habla específicamente de elemento léxico, la
distinción puede aplicarse a todo tipo de anglicismo, incluso el semántico y el
sintáctico:
En un trabajo en parte sincrónico como el presente, los étimos últimos no entran en juego,
puesto que la única definición viable del anglicismo es la que menciona explícitamente que
el vocablo que sea (o significado, o giro sintáctico) deriva directa e inmediatamente del
inglés.
35
33
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.56. Cf. ibídem, págs.235-236; H. Stone,
op.cit., pág.142.
34
v. C. Pratt, “El arraigo del anglicismo en el esp. de hoy”, Fil. mod., XI, pág.85. Cf. P. J. Marcos Pérez,
op.cit., págs.43-44.
35
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.43.
12
De todos modos, hay que tener en cuenta que no todos los estudiosos coinciden en
considerar como anglicismos sólo los elementos de étimo inmediato inglés; por
ejemplo, Antonio Fernández García afirma:
El que una palabra sea transmitida a nuestro idioma desde otra lengua no creo autorice a
calificarla con el -ismo, correspondiente al medio transmisor; es decir, si un vocablo inglés
ha seguido el camino francés, no por este simple hecho ha de considerárselo como
“galicismo”, de la misma manera que no consideraríamos inglesa una mercancía francesa
que nos llegara a nosotros después de haber tocado un puerto de Inglaterra.
36
Una vez planteada la definición de anglicismo (adoptando, para este trabajo, la de
Chris Pratt), queda por establecer una clasificación que comprenda todas las diversas
formas en que él aparece. Esto no es tarea fácil, dado que
no se puede elaborar una clasificación que permita que los datos puedan clasificarse en
más de un lugar; las divisiones deben ser mutuamente excluyentes.
37
Basándose sobre este principio, Pratt rechaza las clasificaciones propuestas por
Alfaro, Stone y otros lingüístas
38
y divide los anglicismos en dos grupos principales: los
léxicos y los sintácticos. Dentro de los primeros, distingue el anglicismo univerbal del
multiverbal, y subdivide el univerbal en dos categorías: el anglicismo patente (que
comprende las formas identificables como inglesas) y el anglicismo no patente (o sea,
los anglicismos que se reconocen como formas españolas)
39
. Sin embargo, este criterio
no tiene en cuenta el hecho de que muchas palabras inglesas (los anglicismos léxicos,
que Pratt clasifica en bloque como patentes) se han adaptado parcial o totalmente a las
pautas ortográficas y fonológicas del español, así que podrían ser reconocidas como
formas españolas por un hispanohablante que no conozca la lengua inglesa. Además, en
esta clasificación los anglicismos semánticos están colocados entre los anglicismos
léxicos no patentes; pero creemos que ellos forman una clase aparte y distinta de la de
los léxicos, ya que se trata de palabras españolas que han adquirido un nuevo
significado por influencia del inglés, pero que ya existían en la lengua antes de dicha
influencia; en cambio, los anglicismos léxicos se caracterizan por ser palabras nuevas,
ajenas al léxico tradicional del español y procedentes directamente del inglés.
36
v. A. Fernández García, op.cit., págs.25-26.
37
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.99.
38
Cf. R. J. Alfaro, op.cit., págs. 17-19; H. Stone, op.cit., pág.142; C.Pratt, El anglicismo en el esp. penins.
contemp., págs.91-93, 98-99.
39
Cf. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., págs.115-212.
13
Por lo tanto, hemos clasificado los anglicismos en tres grupos fundamentales: los
léxicos, los semánticos y los sintácticos, cada uno con sus propias características y
ramificaciones y con sus repercusiones más o menos significativas en el sistema
lingüístico del español.
14
Capítulo 1
Anglicismos léxicos
El léxico es sin duda el aspecto más dinámico de un sistema lingüístico: a diferencia
de los signos gramaticales (fonológicos, morfológicos y sintácticos), que son formas
fijas, de número limitado y se modifican de manera muy lenta e imperceptible, los
signos lexicales están en continua evolución y expansión, así que sería imposible definir
su número con precisión. Esto se debe al principio de creatividad lingüística, que hace
posible enriquecer el léxico de una lengua con nuevas palabras y locuciones de manera
potencialmente infinita: el léxico es por lo tanto un sistema abierto, que no se puede
delimitar, y sufre cambios extremamente rápidos y numerosos en comparación con los
otros aspectos de la lengua.
40
En consecuencia, no es de extrañar que el léxico sea el sector de la lengua más
afectado por el anglicismo. El préstamo lingüístico es uno de los principales
mecanismos de enriquecimiento constante del caudal léxico de una lengua, junto con la
formación de neologismos, y contribuye en gran medida a su continua evolución.
Manuel Seco explica el fenómeno del préstamo con estas palabras:
En ningún momento el léxico de una lengua es perfecto, en ningún momento está
“terminado de hacer”, pues constantemente se presenta por lo menos la necesidad de dar
una palabra a una cosa nueva, o de dar una palabra nueva a una cosa vieja. Para atender
a esta perpetua demanda funcionan varios sistemas, uno de los cuales es tomar prestada la
palabra de otra lengua.
41
Esta necesidad de introducir nuevas palabras en la lengua puede nacer por causas
diferentes. Una de las más obvias es
la relación inseparable existente entre un nuevo objeto, proceso, fenómeno, etc., y su
etiqueta lingüística.
42
40
Cf. M. Dardano, op.cit., págs.242-244; M. Seco, Gramática esencial del español, págs.341-345.
41
v. M. Seco, op.cit., pág.350.
42
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.237.
15
Los innumerables objetos y conceptos nuevos que se introducen continuamente en la
sociedad y en la vida cotidiana, gracias a las innovaciones técnicas y científicas y a la
difusión de modas y costumbres antes desconocidas, llegan a España junto con su
nombre extranjero, por el cual obviamente no hay equivalente en castellano; el término
o la locución pasan así a la lengua española, bien inalterados, bien adaptados a sus
pautas fonológicas y ortográficas. Los préstamos de este tipo se refieren naturalmente a
campos semánticos bien definidos :
Es lógico que la gran mayoría de los anglicismos patentes, por referirse a objetos
específicos y muy a menudo nuevos, tengan que emplearse forzosamente al tratar ciertos
temas (como el deporte, la moda, la música moderna, el cine, la medicina, etc.).
43
En otros casos, las palabras inglesas adoptadas no indican referentes nuevos, sino
que se imponen por su mayor eficacia o concisión sobre las alternativas brindadas por el
español; por ejemplo, éste podría carecer de términos genéricos y vagos para expresar
un concepto, aun poseendo muchos términos específicos.
44
Un caso parecido es el de los
eufemismos: la palabra extranjera se utiliza a veces para sustituir a un término nativo
considerado grosero, o que tenga connotaciones negativas o desagradables.
45
Pero hay también muchos términos ingleses que
vienen a suplantar, sin título alguno que los avale, voces españolas perfectamente sanas,
sin añadir un ápice a su valor significativo.
46
Ésta es la clase de anglicismos que más ha sido condenada por los lingüistas, que
han atribuido su presencia al esnobismo lingüístico o a la imitación inmotivada de
modelos extranjeros:
Si se trata de formas extrañas puramente novedosas pero que tienen un claro equivalente
en nuestra lengua, su empleo puede ser señal de ignorancia y afectación por parte del
hablante. Será digno su empleo, en cambio, cuando venga a cubrir una necesidad
perentoria del idioma al no existir equivalente en castellano.
47
43
v. ibídem, pág.228.
44
A esta razón se deben anglicismos como control, cereales, vegetales, cosméticos, etc. Cf. C. Pratt, El
anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.218.
45
Por este motivo se han introducido palabras como, por ejemplo, wáter, bar, o la locución acción
industrial para referirse a las huelgas. Cf. H. Stone, op.cit., pág.147; C. Pratt, El anglicismo en el esp.
penins. contemp., págs.218-219; J. Rubio Sáez, op.cit., pág.147.
46
v. E. Lorenzo, op.cit., pág.86.
47
v. P. J. Marcos Pérez, op.cit., pág.55. Cf. R. J. Alfaro, op.cit., pág.19.
16
Sin embargo, la existencia de una palabra castiza que indique el mismo referente que
la extranjera no es motivo suficiente para que ésta sea rechazada como inútil o viciosa.
Casi nunca hay sinonimia absoluta entre dos palabras, aunque sus significados parezcan
idénticos: siempre habrá alguna diferencia respecto a las connotaciones culturales o
afectivas, las pautas colocacionales, el contexto de uso etc. Si este principio vale entre
palabras de la misma lengua, aún más se manifiesta entre idiomas diferentes, ya que
cambia el contexto entero (lingüístico y extralingüístico) en que la palabra se utiliza.
48
Por lo tanto,
se ha exagerado persistentemente el papel desempeñado por el esnobismo lingüístico y
posturas afines que los puristas consideran la causa única de tantísimos préstamos. […] el
anglicismo resulta o bien una etiqueta lingüística que acompaña a alguna novedad, o bien
un término relativamente más eficaz por existir en la estructura léxica española algún
hueco ecológico.
49
De todos modos, hay muchas palabras inglesas cuyo uso en español no obedece a
necesidades puramente lingüísticas como las indicadas arriba, sino que se impone por su
prestigio o su aspecto pintoresco
50
. A menudo intervienen en este caso factores
puramente comerciales: en los anuncios publicitarios es muy frecuente la utilización de
palabras extranjeras para conferir al producto que se quiera vender una imagen exótica y
prestigiosa. Al mismo motivo se debe, seguramente, la adopción de nombres ingleses o
seudoingleses para bares, tiendas, locales nocturnos (Beer Station, Dizzy Jazz, Honky
Tonk, etc.)
51
o para cantantes y grupos musicales españoles (All Together Band, Island
Fever, Ozone Babies, etc.).
52
La identificación de las palabras de procedencia inglesa no es siempre fácil, ya que
en muchos casos ellas han llegado al español a través de la mediación francesa. A veces
la intervención del francés deja huellas lingüísticas en la palabra inglesa, que pueden
consistir en alteraciones ortográficas (como en rallye, comité, confort) o en fenómenos
de elipsis y cambios semánticos (por ejemplo, el compuesto inglés smoking-jacket
quedó reducido a smoking y pasó a significar “traje de etiqueta” en vez de “chaqueta
48
Cf. M. Dardano, op.cit., págs.86-87; C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., págs.221-223;
A. Fernández García, op.cit., págs.28-33.
49
v. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., pág.230.
50
Cf. H. Stone, op.cit., pág.147. Stone incluye en este grupo palabras como cowboy, boss, ganster,
magazine, lunch, weekend.
51
Nombres de locales en Madrid.
52
Nombres de grupos musicales mencionados en Tutiplan (suplemento de 20minutos Madrid),
16/05/2003, pág.12. Cf. C. Pratt, El anglicismo en el esp. penins. contemp., págs. 226-227; E. Lorenzo,
op.cit., págs.15-16.