Inull null null null null null null null Inull null null
Inull null null null null null null null Inull null null
El fenómeno migratorio es algo que podría definirse al mismo tiempo como
simple y complejo; simple porque se trata siempre de un desplazamiento de individuos
de un lugar de origen a uno de acogida, y complejo porque sus causas, los procesos
de desarrollo y las consecuencias de su impacto sobre la sociedad son tan variadas que
resulta imposible, además que infructuosa, un enfoque al fenómeno únicamente
numérico.
El tema de las migraciones internacionales ha sido siempre objeto de observación,
ya que su estudio equivale a investigar los cambios del ser humano en el tiempo y en
el espacio, porque gracias a los desplazamientos de hombres las empresas han
conocido la diversidad de culturas y la posibilidad de asimilar las competencias ajenas
para utilizarlas en por su propio beneficio. Desde mi punto de vista, en nuestro tiempo,
estamos ante la oportunidad de considerar algo de diferente de nosotros mismos para
absorber lo que puede mejorarnos.
En la última década, los movimientos migratorios en la cuenca del Mediterráneo
han ido obteniendo una mayor relevancia por razones políticas, económicas y
humanitarias. Estamos experimentando una época de expansión de los conceptos de
“sociedad”, “ciudadanía”, “Estado”, incluso de “Unión Europea”, y todo esto es debido
a la combinación del proceso de integración interior de la Unión Europea y de la
continua petición de ampliación de la misma hacia zonas estratégicamente importantes:
el Oriente Medio y el Magreb.
En la zona norte africana, Marruecos vive un momento especial de cambio: el
desarrollo económico reciente, el proceso de democratización y liberalización en curso,
la capacidad de atraer flujos migratorios y la producción de importantes movimientos
hacia la Europa mediterránea sitúan ha dicho país al centro de un crisol de intereses
que ven como principal interlocutor a la Unión Europea.
Frente a Marruecos, como país al mismo tiempo de inmigración y emigración,
tenemos a Italia y España, dos países de la Europa mediterránea que han vivido una
historia migratoria similar y que mantienen una relación directa con los flujos
marroquíes: en ambos países la comunidad marroquí ha sido la mayoritaria desde los
años ochenta y hoy sigue siendo la primera nacionalidad africana presente en estos
dos Estados.
Si tenemos en cuenta dichas consideraciones nos surge la necesidad de
investigar las evoluciones de los flujos migratorios entre Italia, España y Marruecos en
el marco más general de las migraciones internacionales y de las relaciones
euromediterráneas.
9
Partiendo de lo arriba expuesto, este trabajo se divide en tres partes y cinco
capítulos:
• La primera parte consta de tres capítulos y presenta la evolución de los
flujos migratorios europeos en el marco de los flujos internacionales: el
primer capítulo X presenta la historia de las migraciones internacionales,
desde los años Ochenta hasta hoy; el segundo toma en consideración los
movimientos en Europa, tratando X específicamente los casos de Italia y
España, que de países de emigración han pasado a ser países de
inmigración después de los años setenta; y, el tercer capítulo analiza la
inversión de las rutas migratorias, la construcción de la Europa inmigrante
y el caso específico de Marruecos, como el país africano con el mayor
número de migrantes hacia Italia y España.
• La segunda parte X toma en cuenta el desarrollo de las relaciones entre
Italia, España y Marruecos dentro de las relaciones euromediterráneas.
Su único capítulo, el cuarto, investiga las relaciones diplomáticas,
centrándose sobre la cooperación en materia de inmigración, entre Italia
y Marruecos, entre España y Marruecos y, por último, trata la posibilidad
de acuerdos trilaterales y la posición de los tres países en la Asociación
euromediterránea.
• En la tercera parte se exhiben los acontecimientos actuales de la
migración marroquí, introduciendo en el quinto, y último capítulo, los
datos relativos a las rutas migratorias de los últimos años, para presentar,
luego, los resultados de los dos estudios efectuados, obtenidos a partir de
cuestionario pasado a una muestra de las comunidades marroquíes en
Reggio Calabria y Madrid, respectivamente.
El objetivo de esta tesis, después de haber construido un marco general de las
migraciones internacionales y europeas, es el de hacer reflexionar sobre la importancia
que ha asumido, en los últimos años, la presencia de inmigrantes magrebíes; en
particular, marroquíes en Italia y en España y como estos flujos inmigrantes afectarán
a las relaciones internacionales entre los tres países, empujando a éstos hacia la
adopción de políticas de integración mucho más atentas a la situación de los migrantes
respecto a las vigentes actualmente en Italia.
Para finalizar esta introducción, resaltaremos en este trabajo que los estudios
efectuados sobre las dos comunidades marroquíes en Reggio Calabria y en Madrid nos
sugieren tres interesantes reflexiones vinculadas al enfoque distinto que se da a la
inmigración desde Italia y desde España, a las diferentes posibilidades de integración y
a la misma percepción de si mismo que el migrante desarrolla en su nueva sociedad.
10
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11
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
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1.1.1. Una mirada general
null
Los movimientos migratorios se configuran, en la época preindustrial, como un
recurso de la economía doméstica y también de la colectividad; en este período
histórico los movimientos son, en casi todos los casos, circulares y periódicos,
enlazándose a las migraciones de temporada, típicas de algunas profesiones, como la
1
pastoricia, la venta ambulante y el comercio, y a las costumbres matrimoniales; al
final del siglo XVIII los flujos migratorios comienzan a cambiar de connotación y, en
particular, cambian las dimensiones del arco temporal migratorio, el volumen numérico
y sobre todo los destinos de emigración: es el período en el cual las rutas
comienzan a asumir cada vez más relevancia, y se convertirán en la
particularidad de las migraciones del siglo diecinueve.
Este impulso migratorio es el resultado de la combinación de diversos
fenómenos: asistimos a cambios económicos y de las comunicaciones, injertados por la
revolución industrial; a cambios políticos y culturales, relacionados con las revoluciones
liberales; y, a un aumento progresivo de la población, causado por avance científico
capaz de mejorar la calidad de vida y de reducir la mortalidad. La presión demográfica,
la industrialización, el desarrollo de los transportes y la aceleración de las
comunicaciones formaron la mezcla idónea para el rápido aumento de los flujos
migratorios masivos. La independencia americana, obtenida con las revoluciones
políticas, tuvo un impacto fuerte en las sociedades más allá del océano e influyó no
solo en las relaciones entre los países europeos y extra-europeos, sino también en la
formación de nuevos canales migratorios.
Un hecho singular es que, por primera vez, estamos frente a flujos
intercontinentales de capacidad enorme con respecto al pasado; entre la Restauración
y la Gran Guerra decenas de millones de individuos emigran del continente europeo,
siendo posible distinguir tres oleadas: a) la primera es consiguiente al final de las
guerras napoleónicas, siendo una oleada puramente política en Francia y económica en
Gran Bretaña; b) la segunda es específicamente política: emigran revolucionarios y
bonapartistas de los territorios ex-franceses; y, c) la tercera ola, más propiamente
económica, es provocada por el fracaso de los motines de 1848, extendiéndose hasta
1
A este modelo de comportamiento, dicho life-cycle-servants, se enlazaban algunas de la mas
relevantes formas de movilidad territorial de la época preindustrial. Se calcula que solo en Inglaterra, el
60% de la población entre 15 y 24 años hacia un trabajo servil fuera de su casa.
1
nusacineácosnart2
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
la Gran Guerra, implicando a los exiliados de la Comuna de París y los decepcionados
2
del Resurgimiento.
Podemos pensar en estas grandes ondas como un movimiento ultra secular que
entre 1815 y 1930 ha llevado más allá del océano a 50-55 millones de europeos. Estos
movimientos no son clasificables bajo la denominación de “emigración definitiva”: un
tercio de los emigrantes vuelven al país y también muchos otros se van y vienen en
varias ocasiones. Al final del siglo XVIII se tiene la impresión que todo el continente
europeo está en movimiento; dicha constatación provoca la reacción de los Estados, X
apresurándose a bloquear o, al menos, tratar de mitigar los fenómenos migratorios,
dado el significado traumático que tienen en la desconstrucción de sus identidades
nacionales nacientes. Pues, de un lado, la ideología nacionalista considera la
emigración como una traición, y, por otro lado, las iglesias tienen miedo de los efectos
de la lejanía, especialmente cuando las metas son Francia y los Estados Unidos, países
éstos considerados forjas de insensibilidad religiosa.
En esta fase, empiezan a tomar cuerpo los primeros esquemas migratorios.
Después de las guerras napoleónicas, a partir de 1815, las colonias británicas atraen
inmigrantes ingleses, escoceses, galeses e irlandeses mientras se intensifican los
intercambios entre Canadá y Estados Unidos, con flujos circulares entre los dos países,
hasta el 1929. Como resultado de la Revolución americana se produce un retraso de
los flujos hacia el nuevo mundo, pero sólo para unos pocos decenios. Lentamente
desaparecen los movimientos forzosos: en 1808 los Estados Unidos prohíben la trata
de esclavos, y también termina la deportación de trabajos y prostitutas de origen
3
británico y francés en América del Norte; además pierde vigor l'indentured servitude .
La Revolución Francesa había provocado importantes movimientos, desde la fase
inicial, mediante alistamiento de jóvenes procedentes de toda Europa en las armadas
napoleónicas; hecho éste que transforma el sistema migratorio infra y extra europeo y
traza el modelo de la diáspora; modelo que había caracterizado los movimientos
derivados de las convulsiones políticas del período 1830-48. Las Américas pasan a ser
la meta principal de la oposición francesa en el exilio, substituyendo a la anterior ruta
hacia España, la cual ahora sufre la falta de afluencia de trabajadores franceses y debe
recurrir a la mano de obra procedente de Galicia, Asturias y País Vasco. Además, el
bloque napoleónico contra Gran Bretaña vulnera el puerto de Ámsterdam, dando inicio
al éxodo escandinavo y neerlandés más allá del Atlántico, mientras los alemanes se
dirigen hacia Brasil y en el Caribe.
Sucesivamente, muchos italianos, franceses y alemanes, exiliados del 1848, se
sienten atraídos por las Américas. X América Latina - que había sido repoblada, desde
el siglo XVI y las primeras décadas del XIX, con esclavos negros, por portugueses y por
antiguos súbditos y aliados de España - en la segunda mitad del siglo XIX tomará parte
en los nuevos flujos migratorios con Europa continental por causa de las relaciones
entre el liderazgo europeo y la de los nuevos Estados latinoamericanos.
2
COLUCCI M. SANFILIPPO M., Le migrazioni. Un’introduzione storica, Roma, Carocci, 2009, pp.9 - 10
3
Se trata de un contrato de servitude, subscrito de parte de los que no podían pagar el precio del pasaje
al otro lado del océano.
1
3
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
En el período entre la Revolución americana y el 1848, la edad de revoluciones,
que finaliza tras el fracaso de la Comuna de París, X Occidente no ha salido todavía
del Antiguo Régimen y del modelo migratorio de la edad moderna que se encuentra en
una transformación caracterizada por la fuerte tendencia al regreso. No obstante,
surgen nuevas características en el modelo migratorio: desaparece el exilio religioso,
se intensifican y mezclan la movilidad política y económica y los flujos aumentan al
incluir a América y Europa Oriental.
A medida que la movilidad pasa a ser un fenómeno de dimensión numérica cada
vez mayor, surge la cuestión de los pasaportes y pasará a ser necesario y conveniente,
por parte de los Estados, favorecer o al menos aceptar emigración además de la
inmigración: los Estados europeos comprenden que el control y la dirección de los
flujos de salida son tan importantes como los flujos de entrada. Los primeros años del
4
siglo XIX se caracterizan por un “redescubrimiento de América” , aunque las
migraciones infra-europeas persisten, causando una primera gigantesca mezcla de
pueblos, cuyos efectos durarán para casi dos siglos.
1.1.2. La “gran emigración” en Europa.
5
Los historiadores no coinciden en la ruptura temporal para definir la “gran
emigración”, es decir, el momento de mayor movilidad entre Europa y América. En
este período, los flujos europeos no son solo más desplazamientos numéricamente
marginales de individuos o pequeños grupos, sino que también empiezan a convertirse
en desplazamientos de masas que interesan primero a Europa norte-occidental y
luego, en la segunda mitad del XIX, a la Europa meridional y oriental. Unos
historiadores hacen comenzar este período tras el final de las guerras napoleónicas
mientras otros lo sitúan después de los motines de 1830 y 1848. También sobre la
fecha final hay discordancia: para algunos historiadores coincide con la Primera guerra
mundial, para otros con la Immigration Act de 1917 y para un tercer grupo con la crisis
del 1929. El dato cierto que podemos registrar es que en el periodo que va de 1815 a
1930-40 cruzan los océanos entre 50 y 60 millones de europeos.
Este período verá consolidarse a los Estados Unidos como punto primario de
emigración, seguido de Oceanía, Asia y Siberia; también, los movimientos infra
continentales crecen considerablemente. Las cifras que siguen nos dan una idea de las
excepcionalidad de los movimientos: entre 1820 y 1929 parten de Alemania 300.000
alemanes hacia el Brasil y 5 millones hacia Estados Unidos y Canadá, seguidos de 1,25
millones de suecos, 850.000 noruegos, 350.000 daneses, 250.000 finlandeses y 2,6
millones de polacos, judíos y ucranianos. De estos últimos países otros 200.000
emigran a Argentina y Brasil, mientras 600.000 individuos se mueven del Imperio
4
M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… op. cit., p. 34
5
FRANZINA, 1982; BADE, 2001; HOERDER, 2002; CORTI, 2003
1
4
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
zarista a Alemania y otros tantos desde Alemania a Rusia; 5 millones de italianos salen
hacia Estados Unidos y Canadá, 2,4 millones hacia Argentina y 1,3 hacia el Brasil; 11
millones de británicos van a los Estados Unidos y 2,5 a Canadá, 2 millones a Australia y
Nueva Zelanda y 850.000 a Sudáfrica.
Un hecho notorio es que por primera vez se vuelve la mirada al África
subsahariana, la cual atrae ingleses, franceses, alemanes, belgas, portugueses y
holandeses. Además 500.000 franceses se expatrían hacia Canadá y Estados Unidos,
650.000 a Argelia, 200.000 a Marruecos y 200.000 a Túnez; 1,2 millones de españoles
emigran a Argentina, 200.000 a Brasil y algunas decenas de miles a Uruguay y Panamá.
6
Por último, 1,5 millones de portugueses emigren a Brasil.
Según los científicos, las características cronológicas y geográficas de las oleadas
migratorias en relación con las rutas marítimas son tales que permiten distinguir entre
7
una old migration y una new migration , aunque, como demuestra el cuadro que
figura abajo, en el interior de las dos olas podemos distinguir aún más los flujos:
Cuadro 1 - Emigración Europa exterior para la década (1851-1960) - en miles de personas.
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1
1
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11 53
11 53
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69
69
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1313
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10
10
1 1
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1
1
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118
118
6
M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… op. cit., pp. 52-54
7
Generalmente la old migration ha sido considerada una característica de los países norte-occidentales,
que han sido los primeros en generar (por primeros han generado) flujos transoceánicos de procedencia
urbana y matriz artesana, mientras la new migration ha sido asociada a la Europa mediterránea y oriental,
(se ha) desarrollándose solo después de la primera, con procedencia rural y matriz descalificada. (Corti,
2003)
1
332299887766554433225
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
Fuente: J. C. CHESNAIS, Viajan démographique. Étapes, formes, économiques de los implicationes. Étude
de relativer de los temporelles séries (a 67 pagan, 1720-1984) Puf, “Travaux ET documentos”, Cahier N.
113, París 1986, p.167
1
RFT. 1941-1951 y 1951-1961
2
El valor en rojo indica el período de emigración máxima del país durante todo el arco temporal
considerado.
3
1932-1936
4
El valor evidenciado en amarillo indica el país con el número mayor de emigrantes durante un solo
período; se subraya que el Reino Unido resulta casi siempre el país con el número más alto de emigrantes.
5
Austria solamente después de 1921
6
1931-1937
7
1954 - 1960
8
1946 - 1950
9
Está comprendida la emigración hacia algunos países europeos en los años 1941-1949
10
E Irlanda
11
1853-1860
12
No está comprendida la emigración dirigida a los puertos irlandeses.
13
Está comprendida la emigración hacia algunos países europeos en los años 1941-1949
Europa del norte y los países insulares alcanzaron en las primeras décadas del
XIX altos niveles de migración mientras que los países de Europa central, en el mismo
período, inauguraron las rutas más allá del océano, pero alcanzaron cuotas inferiores;
igualmente, Europa meridional contaba con flujos no europeos importantes al principio
del siglo XX, mientras que los países de Europa oriental, que también en el mismo
período producían flujos importantes, no alcanzaron las mismas proporciones.
En un análisis más detallado vemos, sin embargo, que las diferencias entre la old
y la new migration son menos netas, ya que la distinción entre migraciones de origen
urbana y matriz artesanal de la primera y migraciones de origen rural y carácter
descalificado de la segunda no es absoluta: tenemos la excepción casi exclusivamente
rural de Irlanda entre el 1845-49, debido a la gran hambruna; Además, hay que
señalar que la precocidad de las salidas marítimas no son una exclusiva de la old
migration anglosajona. Italia representa el caso ejemplar de migración transoceánica
que se desarrolla desde el final del siglo XVII, en particular hacia el Río de la Plata.
Aunque la medida de los movimientos migratorios es muy compleja, podemos
intentar proporcionar un marco de los porcentajes de participación de los diferentes
países europeos a la gran migración. Considerando el período entre 1845 y 1915: Gran
Bretaña posee el récord con el 40% de expatriaciones sobre el total, seguida de Italia
con el 16%, de Alemania con el 13%, mientras España, Austria-Uncgheria, Rusia y los
países escandinavos oscilan entre el 4 y el 7%.
El destino principal de las salidas europeas en este periodo son los Estados
Unidos, que asimilan el 70% de la emigración europea, mientras Argentina acoge el
10% y Canadá, Australia e Brasil reciben un 5% cada uno, como mostramos en el
Gráfico siguiente.
1
6
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
Gráfico 1. Destinos de la “gran emigración”.
Fuente: Elaboración propria a partir da P. CORTI, Storia delle migrazioni internazionali, Laterza,
2003, p.30.
Durante esta primera gran emigración hacia los Estados Unidos se pueden
distinguir dos períodos distintos por número de llegadas y formas de instalación: 1) el
que va de 1820-89, con un promedio de llegadas inferior a 400.000 anuales y
caracterizado por el objetivo de la conquista de tierras; 2) el que va de 1890-1914, con
un promedio anual de aproximadamente un millón de llegadas, destinadas a la
8
integración en el mercado del trabajo, en el ámbito inmobiliario, minero e industrial.
El otro polo transoceánico de atracción de la migración europea es América
Latina, donde la independencia de las coronas ibéricas -conseguida a mitad del siglo
XIX, la nueva posición adquirida en el contexto económico internacional y la urgencia
del poblamiento de amplias zonas como Chile, Argentina, Brasil y Uruguay- plantean la
necesidad de atraer una masa creciente de mano de obra migrante.
Al final del siglo XIX, tanto en el norte como en el sur, la migración en América
se habrá engrandecido con los exiliados judíos expulsados desde Europa Oriental y
Rusia, así como por los flujos procedentes de China, India, Japón, Turquía, Siria y
Líbano.
A pesar de la imponencia de los tránsitos hacia el nuevo mundo aquí presentados,
las migraciones infra europeas no son menos importantes, aunque la gran novedad
hayan sido las transatlánticas. Al interior del continente europeo, los movimientos
estaban generalmente dirigidos de las zonas económicamente atrasadas a las
desarrolladas, siguiendo la línea sur-este y norte-oeste, pero también tenemos
intercambios circulares entre Bélgica, Francia y los Países Bajos.
En la última década del siglo XIX el país de tasa migratoria más elevada era Italia,
que entre X 1891 y X 1913 envió a Europa alrededor de un millón de emigrantes, en
gran parte directamente a Francia y Suiza. Esta última, entre el 1860 y el 1930, fue el
8
P. CORTI., Storia delle migrazioni internazionali, Laterza, Roma, 2003, p.32
1
7
Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
país de más alto porcentaje de inmigración: en 1910 el 14% de su población era
9
extranjera, frente a una media europea del 2%.
El largo siglo de las migraciones, es decir, el siglo XIX, abre el camino para los
acontecimientos del siglo XX: se consolidan los sistemas migratorios europeos y
transoceánicos y se instaura una circularidad de movimientos, que incluye etapas
migratorias.
1.1.3. El éxodo italiano
La emigración italiana se impone a la atención pública, como fenómeno relevante,
sólo a partir del 1876(,) con la introducción de las estadísticas nacionales, que
registran el aumento progresivo de las salidas. Desde el final del siglo XVIII se
advierten las primeras novedades: aumentan las migraciones definitivas, que
sustituirán las temporales, mientras que las migraciones de algunos años sustituyen las
de temporada; se desarrollan nuevos trabajos mientras algunos ambulantes se
especializan en sectores típicos, como la hostelería y el entretenimiento.
La movilidad en esta centuria estará influenciada traumáticamente por la
Revolución Francesa y por la ocupación napoleónica. Génova en la segunda mitad de
dicha centuria se convertirá en una de las principales encrucijadas migratorias: se
emigra además de Biella a Francia de Francia a España y a las Américas. Tras la
Unificación de Italia, se vive el descenso de los precios agrícolas y la falta de trabajo
extra-agrícola propio mientras que en Europa se evidencia el buen funcionamiento del
mercado del trabajo. Consecuencia de ello es el fomento de los mecanismos de salida
el último tercio del XIX se alcanza el punto más alto de la gran emigración italiana.
En el segundo periodo del XIX, emigrantes de la aérea “padana” prefieren Francia y
Bélgica o, más raramente, Suiza y Alemania, los piemonteses prefieren las Américas,
África y el Medio Oriente; del Véneto, Trentino, Friuli y Alto Adige se sale hacia
10
América Latina y del Sur hacia las Américas en general.
La movilidad acontecida a lo largo del siglo XIX lleva a percibir la necesidad de
una política de emigración que utilice los flujos de salida como recurso, de forma
similar a lo que hacen las otras naciones europeas; así, pues, se piensa en nuevos
métodos de control: nuevas leyes, pero sobre todo la Comisaría General de Emigración,
una oficina especial creada en el 1901 para proteger a los emigrantes. Los primeros
quince años siglo XX ven un mayor aumento de las salidas hacia las Américas y los
otros países europeos, retrasado sólo por la Gran Guerra. Sin embargo, algunos flujos
persisten y empiezan tras el final del conflicto, hasta la crisis de 1929; en los veinte
años de fascismo se registra la tendencia a trasladarse a Francia o al centro-norte ¿de
Europa? para quienes salen del sur de Italia. Sólo las transformaciones económicas y
9
P. CORTI, Storia delle migrazioni… Op. Cit., p.34
10
M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… op. cit., pp. 64-65
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Historia de las migraciones internacionales: del siglo XIX al Nuevo Milenio
sociales de la segunda posguerra conducen a una emigración masiva por razones
exclusivamente de trabajo, evidenciando que los antiguos modelos migratorios están
caducos.
1.1.4. Los movimientos desde la Europa centro-oriental
Muchos académicos están convencidos de que en edad moderna la Europa
Central haya sido una región exclusivamente exportadora de hombres, es decir, que
haya sido sólo un depósito de mano se obra; en realidad la zona oriental ha registrado
también continuos desplazamientos internos y flujos de entrada procedentes desde
Occidente. En el Ochocientos, sin embargo, la balanza migratoria iba de nuevo en
favor de la emigración hacia Occidente, en particular por causa del peso ejercido por la
emigración de este a oeste en el caso polaco, empezado por la partición del país entre
Austria, Prusia y Rusia.
En 800, muchos polacos salen por motivos políticos tras el fracaso de los motines
nacionalistas, otros deciden trasladarse por razones económicas. Después de la
revolución de 1830 al menos 10.000 polacos se expatrían en Francia o Bélgica; la
diáspora polaca es tan imponente que en la nueva Polonia del 1920, que incluye 30
millones de habitantes, un tercio emigró al menos una vez más: la movilidad polaca es
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escaneada por expatriaciones, regresos y salidas.
Para la élite polaca el problema reside en el significado atribuido a la acción
migratoria: generalmente se ha leído como la renuncia a una patria que, aunque
formalmente inexistente, se habría podido reconstruir con el esfuerzo de todos. Los
polacos, principalmente judíos y católicos, se desplazan inicialmente a las regiones
orientales del Reich, luego hacia las Ruhr, Francia y Bélgica, y por último, al otro lado
del océano; el nuevo elemento reside en la emigración a larga distancia de los
comienzos del mil novecientos: entre 1908 y la Gran Guerra, 20.000 personas se
desplazan hacia las campañas francesas, pero América es ya una meta próxima.
El resto de Europa centro-oriental no vive movimientos similares al caso polaco,
por cantidad y radio de desplazamientos. En el curso del Ochocientos las migraciones
infra europeas se unen a las hacia las Américas, creando una nueva retícula migratoria.
Entre 1860 y el 1916 migran 4 millones y medio de europeos del Este: normalmente se
trata de personas pertenecientes a minorías oprimidas.
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M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… op. cit., pp. 36-37
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1.1.5. Desde Asia a las Américas
Entre X 1840 y X 1940 se desplazan hacia las Américas 55-58 millones de
europeos, mientras 52 millones de indios y chinos se redistribuirán en Asia sudoriental
y 50 millones desde el Asia norte-Oriental y Rusia hacia Manchuria, Siberia, Asia
Central y Japón. Sabemos que los paquistaníes en el Ochocientos alcanzan el Japón
para navegar hacia el canal de Panamá y las tierras del fuego, instalando tiendas para
turistas en diversas partes de América y desarrollando el comercio japonés en el Caribe
holandés.
Generalmente, el continente asiático ha sido considerado uno de los mayores
contextos de la concentración de movilidad humana; estos procesos migratorios se
intensificarán en el último cuarto del siglo XIX gracias al desarrollo de los ferrocarriles:
entre 1880 y 1915 por lo menos 6 millones de asiáticos llegan a Siberia y 4 millones al
Cáucaso y a Asia Central. Al final del (Ochocientos), sólo en Siberia tenemos 100.000
confinados polacos y otros tantos rusos, medio millón de chinos llegan allí entre el final
del Ochocientos y comienzo del Novecientos, 300.000 japoneses y coreanos entre X
1885 y X 1920. Estos últimos pasan a ser emigrantes activos y visibles en la segunda
mitad del Ochocientos, estableciéndose en el norte de Manchuria, en Japón, en Hawái,
Estados Unidos y X Australia.
Entretanto, 6 millones de japoneses se instalan a lo largo y ancho de Asia,
aunque antes lo hicieron hacia los territorios chinos y después en todo el sur-Este,
luego salen por los Estados Unidos y las Hawái, haciendo, en estas últimas, duplicar la
población y superponiéndose a las migraciones marítimas a partir del 1868 hasta el
1907, mediante un tratado diplomático para las rutas hacia América Latina,
especialmente en la dirección de Brasil y Perú. Un fuerte impulso a la emigración fue el
rápido crecimiento demográfico cercano al 78% entre X 1872 y X 1922. Los flujos
japoneses se dirigieron en gran parte hacia los Estados Unidos y las islas Hawái,
El subcontinente indio pasará a ser un exportador de mano de obra; el
reclutamiento de empleados que interesó a la India durante la ocupación inglesa causó
movimientos, primero internos, luego hacia países vecinos, como Birmania, y por
último fuera del continente asiático. Entre 1830 y 1930 los emigrantes indios están
estimados en 6 millones, la mayor parte internos a Asia: los indios están distribuidos
en Asia meridional, Malasia, Myanmar, Seichelles, Islas Fidji, Mauricio, la Isla de la
Reunión, Guayana, Trinidad y otros lugares del Caribe; por último, se empiezan a
desplazar hacia América, pero muy lentamente. Antes del 1917 el mayor asentamiento
indio fuera de Asia eran la Guayana británica (240.000 indios) y el Caribe (500.000).
En el último decenio del siglo XIX empiezan las migraciones hacia Estados Unidos y
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Canadá.
La migración más espectacular es la de China. En el Ochocientos se abandona la
trayectoria anterior hacia Sichuan, después de la rebelión de los Taiping (1861-64) y se
12
M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… Op. Cit., p.46
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procederá hacia el norte y la Manchuria. Todo este alimentó el coolie trade, o la
explotación de los trabajadores asiáticos utilizados en condiciones casi serviles. Entre el
1876 y el 1901 transitaron mediante los puertos del sur del país 4.850.000 chinos y a
comienzos del siglo XX los chinos en movimiento eran 8 millones dentro de la misma
Asia.
A partir del siglo XIX, con el colapso político económico del imperio chino, un
flujo masivo escapa del continente hacia África, Australia y América, en algunos casos
tocando Europa, donde a finales del siglo XIX nacen las “pequeñas chinas”,
principalmente en ciudades como Londres, París, Milán. En los mismos años miles de
chinos alcanzaron las costas orientales del Pacífico, Canadá, Chile, el Caribe; a Cuba
los chinos eran 120.000. Como en el norte, también en América Latina los coolies no
podían ingresar con facilidad, era relevante la inmigración en Perú, pero ni en Brasil ni
en Argentina tuvieron gran empleo. En Europa, las redes chinas se unen a las
coloniales (en el siglo XVI hay 8000 chinos en Manila Española) creando pogrom
locales, que empujan España a contener la inmigración no europea. La migración china
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mantiene sus trayectorias hasta la época contemporánea.
Las migraciones asiáticas son en gran parte infra continentales, pero no solo:
chinos e indios llegan en África, que les acoge como mano de obra itinerante para
sustituir los flujos forzosos. La emigración china ha contribuido también a exportar las
grandes organizaciones criminales locales, que en el extranjero han aprovechado para
gestionar el juego de azar, la prostitución, los tráficos de droga. Además también en
América del Norte se constituyen las “pequeñas chinas” (Chang, 2003)
En 1852, 10.000 chinos llegan a Estados Unidos y X Filipinas causando una ola
xenófoba; en 1862 X California publica el Anti-coolie Act para impedir el transporte de
esclavos chinos, veinte años después el Gobierno federal aprueba el Chinese exclusion
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act que debería detener la inmigración China: como para los japoneses, también para
los chinos América Latina pasa a ser la meta de reserva.
1.1.6. Los flujos migratorios desde África
En la segunda mitad del siglo XIX, la emigración forzada de trabajadores
coloniales pasará a ser el rasgo característico de países asiáticos y africanos y en
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Se trata de la explotación de los trabajadores asiáticos utilizados en condiciones casi serviles. Los
"coolie" asiáticos de finales de 1880 y del comienzo de 1900 se utilizaban en Estados Unidos, Australia,
Nueva Zelanda y en las Indias Occidentales.
14
M. COLUCCI - M. SANFILIPPO, Le migrazioni… Op. Cit., p.47
15
El Chinese exclusion Act fue la primera acta relevante restrictivo de la libre inmigración en la historia
estadounidense. La acta prohibía el ingreso en el país durante diez años a trabajadores cualificados y no
cualificados y chinos empleados en las minas, pena la prisión y la deportación. Estuvo en vigor hasta el
1943.
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general de las migraciones en el circuito transoceánico. Los movimientos migratorios
en África presentan un carácter heterogéneo. Las migraciones internas, similares a las
europeas, afectaron una parte muy limitada del continente: algunas zonas Norte
occidentales y las partes del extremo norte-oriental, así como algunas zonas del
16
Magreb.
El flujo africano más masivo es el sub-sahariano, registrado durante la trata
atlántica de esclavos, que tuvo consecuencias destructivas por el lado demográfico en
cuanto envolvió a la población masculina adulta. También, en el período colonial las
potencias europeas utilizan mano de obra local imponiendo flujos migratorios internos
al continente, que se saldan con los procedentes desde el exterior con recaídas
demográficas que sólo recientemente empiezan a sanarse.
Durante el período de la gran emigración europea algunos flujos cambiaron las
rutas, volviendo hacia África: se trata del regreso de los esclavos negros tras la
abolición de la esclavitud en la segunda mitad del siglo XIX. Son migraciones
procedentes, en gran parte, no solo desde América del Norte, sino también de Brasil y
del Caribe, con ruta principal hacia África occidental; no obstante algunos flujos se
orientan también hacia el sur y el Cuerno de África. Al interior, los desplazamientos no
son nuca más encabezados por el empuje colonial sino por la redistribución de la
población. Los flujos procedentes de la zona subsahariana no tienen nuca más como
destino las plantaciones o las minas; sin embargo, los primeros centros urbanos
empiezan a crecer para engrandecerse a lo largo del siglo siguiente: sirva como
ejemplo que en África tropical, a excepción de Nigeria, en X 1880 las ciudades
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contaban 80.000 habitantes, cincuenta años después superaban los 500.000.
16
El Magreb (en árabe al-Maghrib "el Occidente") es la zona más al oeste del norte de África, que se
asoma al mar Mediterráneo y al Océano Atlántico, que incluye el Sáhara Occidental, Marruecos, Túnez y
Argelia.
17
P. CORTI, Storia delle migrazioni… Op. Cit., pp. 42-43
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nullnull nullnull nullnull nullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnullnull
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1.2.1. Desplazamientos entre las dos guerras
En las últimas décadas del siglo XIX se originan las condiciones previas que
conducen al primer conflicto mundial y a los movimientos de población que conllevan:
la construcción de los Estados nación, las desviaciones del nacionalismo, la producción
de normativas para la protección de las poblaciones autóctonas con respecto a los
extranjeros en los países de inmigración europeos. Al mismo tiempo, al otro lado del
océano, se producen episodios de fuerte xenofobia; distintos países beligerantes
reaccionan al fenómeno migratorio estableciendo acuerdos internacionales destinados
a la defensa y al control.
La guerra desató cambios del marco migratorio de corto y largo plazo: aquellos
que al estallido del conflicto se encuentran en un país extranjero deberán elegir si
regresar a casa para realizar el servicio militar o permanecer definitivamente en el
nuevo país de residencia; además, los trabajadores extranjeros que se encuentran en
tierra enemiga deben huir o, simplemente, son expulsados por las autoridades. A estos
movimientos se añadieron los causados por la petición de mano de obra para apoyar el
esfuerzo bélico, en virtud del cual se restablecen las viejas redes migratorias coloniales
con Asia y África, y las de los prisioneros de guerra.
Por causa de la Gran Guerra, en aplicación de la normativa de paz, se vieron
obligados a migrar 5 millones de individuos sólo en Europa. Los movimientos de
refugiados interesaron en gran parte a los Estados del centro de Europa derrotados en
la guerra, que en ese período registran 2 millones de migrantes; en Alemania se
instalarán campos de acogida para los alemanes que tratan de regresar a su patria.
Por causa del Tratado de Lausana de 1923, entre Grecia y Turquía, casi un millón y
medio de griegos y 400.000 turcos abandonaron sus territorios, según el esquema de
intercambios de población. En Rusia, la guerra civil causa grandes desplazamientos:
sólo en 1922 abandonan la Unión Soviética 750.000 rusos, que alcanzan los 2 millones
globales después de la revolución. En estos años los judíos son víctimas de
persecuciones cruzadas: la llegada a Europa y a América no es menos traumática que
la fuga de Rusia. Surge el problema del crecimiento incontrolado de los refugiados, con
el cual se enfrenta la Sociedad de las Naciones: en 1926 el número estimado es de 9
18
millones y medio.
Entre los dos conflictos mundiales se establecerán ciclos de migraciones forzosas,
que se coagulan luego con la ideología nazi y las desviaciones de regímenes
autoritarios, transformándose en los trágicos acontecimientos ocurridos en el segundo
conflicto. Rusia es ya protagonista del flujo migratorio hacia Asia, que alcanza el
18
P. CORTI, Storia delle migrazioni… Op. Cit., pp. 54-55
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