7
Buscón es una novela que gira entorno a temas como la Inquisición,
la herejía, la pureza sanguínea, representando una condena (desde el
punto de vista de Quevedo) de la degradación de la sociedad
española, la cual a pesar de los estatutos de limpieza de sangre ha
permitido la intromisión de los conversos en ministerios que
conciernen solamente a los españoles. Para Quevedo el cristiano
nuevo es un “Buscón”, una persona que hurta linajes por medio de
engaños y astucia.
Proveniencia de las ideas castizas de Quevedo
Para conocer la fuente de las ideas anti-conversas del autor, hemos
considerado importante iniciar nuestra tesis con un estudio del anti-
judaísmo en España, que posteriormente dio lugar al anti-
conversionismo. Por ello, en el primer capítulo nos hemos dedicado
enteramente al estudio de los judíos en España desde sus orígenes
antes de la época romana hasta llegar al famoso decreto de expulsión
que condujo a muchos a una conversión obligatoria y que y que trajo
como consecuencia los famosos estatutos de limpieza de sangre.
Las diferentes hipótesis sobre la presencia de los judíos en
épocas tempranas aparecen en muchas ocasiones como
justificaciones para demostrar su permanencia en la península antes
del asesinato de Jesús, como explicamos en el primer capítulo de
nuestra tesis. Estas justificaciones son comunes ya que el judaísmo
era considerado por los cristianos un riesgo para la seguridad de la
religión. Por ello, desde la legitimización del cristianismo los
eclesiásticos se empeñaron en hacer ver las otras religiones como
ilícitas. El primer capítulo se dedica justamente a encontrar las
causas de este enfrentamiento entre catolicismo y judaísmo, las
eventuales treguas que se produjeron entre las dos religiones, los
concilios, las leyes y los edictos que trataron “la cuestión judía”, la
8
situación de los hebreos en los diferentes reinos, la relación entre el
anti-judaísmo y la Inquisición, la expulsión, los judeoconversos,
elementos necesarios para enmarcar la posición anti-judía del autor.
Después de haberle ofrecido al lector toda la información necesaria
sobre el origen de ciertas ideas segregacionistas circulantes en
España, que dieron lugar a la expulsión de algunos de sus ciudadanos
y a la formación de una sociedad estamental, nos dedicamos a
profundizar la situación española del siglo XVII, en el que las
condiciones económicas, al contrario que en el período de los Reyes
Católicos, se encuentran en una gravísima crisis con lo cual la
Corona se ve obligada a negociar con los judeoconversos para poder
obtener créditos que alivien su adversidad. Es así que muchos
burgueses de origen converso se acercan a la Corona y en algunos
casos compran títulos nobiliarios. En el segundo capítulo nos
dedicamos al estudio de estos eventos y a su reflejo en la obra. En
esta parte de nuestra tesis, exponemos la finalidad del autor del
Buscón de enseñarnos una sociedad pan-conversa, que se está
apoderando de la sociedad española propagándose en todos los
sectores sociales, desde los más bajos hasta los más altos.
En el tercer capítulo, retomamos el tema de la sociedad estamental
española con la finalidad de demostrar que en la escala social de
Quevedo tanto el burgués como el marginal pertenecen al sector de
los pícaros y que la única cosa que los diferencia es la condición
económica que permite al primero acceder a la compra de los títulos
nobiliarios. Este capítulo inicia con las jerarquías sociales existentes
dentro de los estamentos españoles y la modificación que Quevedo
propone de esta sociedad estamental. Asimismo hemos indagado
sobre el uso del tratamiento de respeto “Don” y la imposibilidad de
atribuirlo a una persona de origen popular como Pablos, concluyendo
9
que para Quevedo, como para los conservadores, las
transformaciones que se anuncian en el siglo XVII son censurables
de una sociedad al revés, carnavalesca, en la que el vulgo lleva la
mejor parte.
Conjuntamente a los elementos históricos, sociológicos y
económicos de trascendental importancia para entender determinados
componentes del Buscón, hemos considerado oportuno profundizar
un factor que gira alrededor de la novela desde sus primeras páginas
y que está relacionado con la tradición popular española, con sus
creencias y prácticas supersticiosas: la asimilación bruja-judía, que
por añadidura pasó a la mujer conversa. En el cuarto capítulo nos
hemos dedicado a buscar las raíces de esta asimilación, investigando
sobre algunos tratados de la iglesia católica que hablan de
demonología y su eventual trascendencia en la tradición popular
española. Hemos buscado las razones que han producido la
deformación del término Sabbat y la influencia de estas
concepciones particulares en algunos personajes de la literatura
española y del Buscón en particular.
Nuestra tesis es un análisis del Buscón desde tres puntos de vista:
histórico, económico-político y demo-antropológico, puesto que
consideramos que sólo a través de estas disciplinas es posible enfocar
la postura ideológica anti-semita. Por ello hemos tratado de eliminar
cualquier tipo de análisis subjetivo tratando de presentar de la
manera más clara posible determinados hechos históricos que son
aludidos directa o indirectamente dentro de la novela por medio de
algunos personajes o escenarios.
El Buscón es una obra con un riquísimo contenido político-
económico ya que su autor, además de ser un hombre de letras, era
un personaje político. Por ello nuestro estudio ha tratado de dirigirse
10
hacia las disciplinas que de manera más eficaz podrían establecer los
diferentes elementos que han servido de base para la elaboración de
la obra, que demuestra ser una crítica profunda de las ambiciones de
ascensión social que se vislumbraban en el siglo XVII de parte de
algunos sectores considerados manchados.
11
Capítulo I.
Los Judíos En España
La vida del Buscón llamado don Pablos es un libro que
refleja transparentemente la mentalidad española del siglo XVII.
Francisco de Quevedo introduce en la historia del protagonista su
apreciación de lo que significa ser un “cristiano nuevo”. Si bien es
cierto que este libro es lleno de subjetividad y desprecio hacia la
figura del converso, no podemos negar que nos sirve como
testimonio de los hechos que acontecieron como secuela de la
conversión constreñida de los hebreos españoles, que trajo consigo
fenómenos que son tratados mordazmente en la obra, como el
cambio de apellidos, el arribismo social, etc.
La novela gira principalmente entorno a dos conceptos: el de
cristiano nuevo y el de cristiano viejo. Para poder entender la
trascendencia de ambos, es necesario conocer la historia de los
judíos en España, la relación entre cristianismo y judaísmo, la
identificación nacionalista del español con el cristiano, el edicto de
expulsión de los judíos, la situación del converso y los estatutos de
limpieza del sangre, aspectos que sarán tratados en este capítulo.
1.1.La Tradición Sefardí y la Antigua Tarsis.
La tradición oral hebreo-española supone que la presencia
judía en la península remonta a tiempos remotos. Para muchos esta
hipótesis fue creada con la finalidad de demostrar que los judíos
españoles no estuvieron comprometidos con el asesinato de Jesús.
Para otros resulta probable si se toman en consideración dos
12
factores relacionados entre ellos. El primero sería la temprana
presencia fenicia en la península y el segundo las relaciones que
existieron entre los israelitas y los fenicios (quienes en aquella
época mantenían relaciones comerciales en la península Ibérica e
incluso habían fundado algunas ciudades importantes como Gades,
actual Cádiz, en el 1100 a.C.).
De este período de tradición oral resaltan sobre todo dos
creencias: la primera relaciona la llegada de los judíos con el
periodo salomónico, la cual identifica España con la famosa Tarsis
mencionada en los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Reyes y
Jonás. Según esta creencia los judíos llegaron a España en naves
para establecer relaciones comerciales con los fenicios; en cambio
la segunda afirma que la llegada de los judíos data del año 587 a.C.
como consecuencia de la destrucción de Jerusalén por
Nabucodonosor.
1.2. Los Judíos en la Hispania Romana
Más allá de las leyendas que hacen remontar la presencia
judía al periodo salomónico, parece mucho más razonable la
suposición que los primeros asentamientos judíos hayan tenido
lugar después de la destrucción de Jerusalén por Tito en el año 70
d.C.(guerras judías), ya que la guerra contra Roma y la
desaparición del templo originaron la diáspora hebrea por el
mediterráneo, que pudo alcanzar España en el siglo I. Además, si
bien es cierto que durante el esplendor del imperio Romano el
judaísmo era visto con antipatía (a causa de ciertos principios
característicos de la religión, como el monoteísmo, la circunci-
13
sión, el Sabbat), gozaba del estatuto de Religio Licita
1
, condición
que le habría permitido la propagación. De todos modos, esta
consideración de la llegada hebrea a partir de la época romana no
excluye una posible presencia judía ya en las colonias
mercantiles fenicias.
A nivel de fuentes concretas, el periodo romano es mucho
más creíble que el anterior, ya que existen algunas pruebas útiles
para demostrar una efectiva presencia judía en la península durante
esta época, como las inscripciones trilingües de Tarragona y
Tortosa, el ánfora hebrea de Ibiza, y sobre todo un documento de
grande utilidad para nuestro estudio datado entre el 301 y el 324. Se
trata del Concilio de Elvira
2
, que ha sido estudiado en España desde
el punto de vista de dos tradiciones diferentes: para la tradición
católica es significativo porque representa el primer concilio
cristiano de la península; para los judíos constituye el primer
documento que manifiesta su exclusión de parte de lo que después
será la España cristiana propiamente dicha. Para nuestro estudio es
importante porque sirve para demostrar la gestación de los hechos
que llevarán a la creación de los estatutos de la limpieza de sangre y
al grande sectarismo que caracterizó a la sociedad española. Aaa
aaaaaa El Concilio de Elvira fue el primer concilio celebrado por la
iglesia cristiana en la Hispania Romana. Tuvo lugar en la ciudad de
Elvira, su datación es incierta pues se cree que oscile entre el 300 y
1. Vid. Solomon Grayzel, "The Jews and Roman Law", en Jewish Quarterly Review,1968, p.
95
2. Vid. José Fernández Ubiña, El Concilio De Elvira Y Su Tiempo, Ediciones Miguel
Sánchez, Granada, 2005, pp.27-39.
14
el 324 d.C. Vale la pena resaltar que este lapsus de tiempo lo
relaciona con dos hechos importantes: el primero es la persecución
de Diocleciano
3
, el segundo es el Edicto de Milán
4
firmado en el
año 313. Al concilio acudieron los representantes cristianos más
importantes de España, entre ellos el famoso obispo Osio de
Córdoba
5
. El objetivo principal de este concilio era aquel de asentar
las bases de la iglesia cristiana en España. Sus actas constan de
ochenta y un cánones, todos ellos de carácter disciplinar, que tratan
de temas variados como el matrimonio, la idolatría, los ayunos, el
bautismo, la excomunión, los cementerios, la usura, las vigilias, la
misa, las relaciones con los paganos, judíos y herejes. Los cánones
dedicados a los hebreos son cuatro: el canon dieciséis trataba de la
prohibición de contraer matrimonios mixtos con mujeres judías,
visto que la consecuencia de este hecho habría sido la excomunión
por cinco años; El canon cuarenta y nueve prohibía a todo cristiano
de hacer bendecir su casa por un hebreo. El castigo por un acto
semejante era la excomunión perpetua. El canon cincuenta
amenazaba con la excomunión de cinco años a todo cristiano que se
sentase a comer en la misma mesa que un judío. El canon setenta y
ocho amenazaba con cinco años de excomunión a cualquier
cristiano que fuese descubierto en actos de adulterio con una
hebrea.
3.Vid. Robert Andrew Barker, Compendio de la Historia Cristiana, Editorial Mundo Hispano,
El Paso, 2003, p. 26.
4. Ibídem.
5.Vid. Victor Cyril De Clercq, Ossius of Cordova: A Contribution to the History of the
Constantinian Period, Catholic University of America Press, Washington, 1954, pp.87-104.
15
1.3. Los Judíos durante el dominio visigodo
Inicialmente los visigodos adoptaron el cristianismo arriano
6
,
que les había sido exigido por el emperador de Constantinopla en el
siglo IV para permitirles ocupar las tierras del Danubio. No
mostraron inicialmente ningún interés por perseguir a los judíos. A
decir verdad el primer documento en el que se nombran a los judíos
corresponde al periodo de Alarico II (484-507). Se trata de un
cuerpo legislativo que data del 506, promulgado en Tolosa e
intitulado Breviarium Alaricianum
7
. Este documento imponía
algunas restricciones para los judíos, entre ellas la prohibición de
los matrimonios mixtos, de la edificación de nuevas sinagogas, el
veto de poseer esclavos cristianos, pero al mismo tiempo les
admitía el restauro de las sinagogas ya existentes y la mantención
de sus propios tribunales para resolver asuntos religiosos y algunos
asuntos civiles. Se piensa que estas leyes nunca fueron aplicadas
con verdadera severidad y que la efectiva persecución de los
hebreos durante la dominación visigoda empezó con la conversión
de Recadero (586-601) al catolicismo.
En el año 589, el rey Recaredo abjuró el arrianismo y se
convirtió al catolicismo, llevando a cabo la unificación religiosa
entre visigodos e hispanorromanos, unión que le servía para fortale-
6. Vid. José Orlandis, Historia del Reino Visigodo Español, Rialp Ediciones, Madrid, 1988, pp.
59-73.
7.Vid. John George Phillimore, Introduction to the Study and History of the Roman Law,
Elibron Classics, Londres, 1994, p.234.
16
fortalecer su reino. De este modo, durante todo el siglo VII la
monarquía visigoda en estrecha colaboración con la iglesia católica
adoptó una actitud combativa contra las comunidades judías, que a
partir de ese momento se convirtieron en una minoría. En el reinado
de Sisebuto las leyes anti-judías aumentaron. El monarca trató de
evitar toda forma de proselitismo judío castigándolo con la pena de
muerte y estableciendo que los hijos nacidos de una unión judío–
cristiana fuesen educados como cristianos. Asimismo liberó a todos
los cristianos de cualquier relación de dependencia de los judíos, los
cuales se vieron obligados a desprenderse de sus esclavos y
servidores cristianos. Las medidas anti-judías de Sisebuto fueron
aprobadas por el concilio de Toledo del año 633, provocando dos
efectos en las comunidades judías: la conversión y el exilio hacia
África.
La situación de los conversos no era absolutamente fácil.
Víctimas de desconfianza por el hecho de ser considerados cristianos
a la fuerza, sufrieron persecuciones bajo el dominio de Sisebuto (612-
621). En el año 638, durante el reinado de Chintilla (636-639), se
decretó que en su reino no podían vivir súbditos que no profesaban el
catolicismo. Los judíos se vieron obligados a hacer un juramento
especial intitulado placitum, en el que rechazaban públicamente su
antigua religión. De la misma forma, durante el Reinado de
Recesvinto les fue impuesta la pena de muerte por lapidación o en la
hoguera.
En el año 694, durante el reinado de Egica (687-702), el XVII
Concilio de Toledo
8
dictaminó la esclavitud de los judíos y conversos
8.Vid. Marta López-Ibor Marta; Los judíos en España, Anaya, Madrid, 1990, pp. 219-
232
17
que habitaban en el dominio visigodo, acusándolos de conspirar
contra el poder:
[…] se esforzaron con atrevimiento tiránico por arruinar a la
patria y a todo el pueblo […] Este atrevimiento cruel y
asombroso debe ser castigado con duras penas [… ]; quisieron
usurpar para si el trono real […] por medio de una conspiración.
Y habiendo sabido en nuestra asamblea de este crimen infausto
por sus mismas confesiones, decretamos que en fuerza de este
nuestro decreto sufran un castigo irrevocable, a saber: que según
el mandato del piadosísimo y religiosísimo príncipe nuestro, el
Rey Egica, que, encendido por el celo del Señor e impelido por el
fervor de la santa fe no sólo quiere vengar la injuria irrogada a la
cruz de Cristo, sino que también pretende evitar con todo rigor la
ruina de su pueblo y de su patria[…] privados de todos sus bienes
y confiscadas todas sus cosas[…] serán dispersados por todas las
partes a través de todas las provincias de España, sometidos a
perpetua esclavitud, entregándoles al servicio de aquellos a los
que el rey ordenare, y no podrán bajo ningún pretextos recuperar
de ningún modo su estado de hombres libres, mientras
permanezcan en la obstinación de su infidelidad […] De su
estado de hombres libres, mientras permanezcan en la obstinación
de su hombres libres, mientras permanezcan en la obstinación de
su infidelidad […]Decretamos también que por elección de
nuestro príncipe, se designen algunos de los esclavos cristianos
de los mismos judíos […] Respecto de sus hijos de uno y de otro
sexo, decretamos que, a partir de los siete años, no tengan el
mismo techo ni trato con sus padres”
9
9. El texto ha sido extraído del libro de Joseph Pérez, Los Judíos en España, Marcia Pons
Historia, Madrid, 2005, p. 89.
18
Es difícil entender verdaderamente cuales pudieron ser las
causas de tanta represión. Los judíos no representaban realmente un
riesgo para el dominio visigodo. Históricamente no se conocen
revueltas encabezadas por los judíos, con la excepción del dudoso (no
se sabe si haya sido auténtico o supuesto) complot contra Egica, que
sirvió como pretexto al XVII concilio de Toledo apenas mencionado.
Tal vez la segregación judía tenía una base religiosa, visto que en
aquel periodo fueron escritos algunos tratados que inculcaban este
celo, como el De Fide Catholica contra Judaeos
10
o el De nativitate
Chisti ex Isaiae testimoniis
11
de Isidoro de Sevilla, o Historia
Wambae
12
, del converso Julián de Toledo. Igualmente los concilios de
Toledo respaldaron las medidas discriminatorias de la autoridad civil
y en algunas ocasiones las inspiraron.
A pesar de las duras medidas que se tomaron contra ellos, los
judíos lograron sobrevivir, acaso por la falta de cohesión política de
los visigodos, generalmente involucrados en luchas internas. Los
ataques al judaísmo generaron una fractura grande entre las
comunidades judías y cristianas.
1.4. Los Judíos en el Al- Ándalus.
La invasión musulmana representó inicialmente una
liberación para los judíos, que según el histórico Sánchez Albornoz
constituyeron la quinta columna para la invasión musulmana
13
. En
10.Vid. Eloy Benito Ruano, Tópicos y Realidades de la Edad Media, Real Academia de
Historia, Madrid, 2000, p. 184.
11. Ibídem.
19
el Al-Ándalus se les concedió el rango de dhimmis, es decir de
protegidos, ya que eran considerados al igual que los cristianos
“gente del libro”. El Corán admitía la libertad de cultos a los
pueblos que tenían un texto revelado, como era el caso de los judíos
y cristianos que tenían la biblia y eran llamados por los
musulmanes “hijos de Abraham”. No sufrieron de persecuciones
visto que el ejercicio de su religión era tolerada a cambio del
pagamento de impuestos especiales (la dhima), sin embargo, los
dhimmies tenían que llevar vestidos, sombreros y cabalgaduras
diversas de los musulmanes, pero se les garantizaba la vida, la
libertad de culto, la propiedad de sus bienes y una cierta autonomía,
puesto que podían tener sus propios tribunales y leyes. Los judíos
estaban organizados en Aljamas. Cada Aljama era una entidad
jurídico-administrativa que constaba de tres elementos:
1. La autoridad civil representada por un Consejo de
Ancianos que se ocupaba de los asuntos internos, del cobro de los
impuestos y de la representación ante el Gobierno Real.
2. Los Tribunales para juzgar las demandas, contiendas,
quejas, procesos criminales y transgresiones religiosas, que se
basaba en el derecho talmúdico.
3. La Sinagoga donde estaba la escuela talmúdica. Los
rabinos eran quienes interpretaban la ley y se ocupaban de la
enseñanza para los niños.
12.Vid. Juan García Atienza, Guía judía de España, Alletana Editores, Madrid, 1997, p.35.
13.Vid. Claudio Sánchez-Albornoz, La España musulmana según los autores islamitas y
cristianos medievales, Espasa-Calpe, Madrid, 1978, p. 82.
20
Además es importante recordar que cada Aljama poseía su
propio cementerio que por razones de salubridad se situaba
extramuros.
El clima de tolerancia fue visto positivamente por los judíos
que colaboraron con las invasiones musulmanas en diferentes
ocasiones. En Granada, por ejemplo, recibieron la custodia de la
ciudad, mientras que los invasores continuaban su avance hasta
Toledo. El poder en Al-Andalus era representado por el califato. El
califa Abd Ar-Rahman III hizo de Córdoba la capital cultural del
oeste
14
. Este periodo fue muy próspero para algunos judíos, que
estudiaron árabe y fundaron prósperas comunidades en Sevilla,
Granada y Córdoba. Durante el califato los judíos podían preservar
sus ritos y tradiciones y asimismo desempeñar posiciones
importantes en la administración del Califato. Hasday Ibn Shaprut,
médico personal y ministro del Califa, fue el judío más importante
de la época. Tuvo a cargo misiones diplomáticas como el
recibimiento de Juan de Gorze, enviado del emperador alemán Otto
I, y negoció tratados con los embajadores de Constantino VIII de
Bizancio.
La aparición de los reinados de Taifas (1031-1086) corresponde
al florecimiento cultural de los judíos-españoles
15
, que se
perfeccionaron en sectores relacionados con las actividades
intelectuales, administrativas, mercantiles, poéticas y literarias. Mu-
14. Vid. Elías Teres, «Linajes árabes en Al-Andalus», en AI-Andalus, Madrid-Granada, XXII,
1957, p. 57.
15.Vid. José Manuel Cuenca Toribio, Andalucía: Historia de un pueblo, Alianza, Madrid,
1984, p. 242.