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Prólogo
La Arqueología industrial en el territorio del Alto Vicentino implica una
pluralidad de municipios. Esta memoria de licenciatura se centra en Schio
porque se puede considerar la pequeæa ciudad como el principal núcleo del Ærea,
la capital italiana de la industria de la lana en el siglo XIX (por eso le se ha
apodado “la Manchester de Italia”) y, hoy, centro que disfruta de los legados
mÆs significativos de aquella Øpoca florida.
Todo el circuito se llama “Laboratorio della Civiltà Industriale” (Taller
de la Civilización Industrial) e incluye, ademÆs, obviamente, del municipio de
Schio, tambiØn los de Valli del Pasubio, Torrebelvicino, San Vito di Leguzzano,
Malo, Marano Vicentino, Santorso y Piovene Rocchette.
En las localidades antes citadas se encuentran tanto edificios industriales
como protoindustriales: desde los molinos hasta las hilanderías, desde las
centrales hidroelØctricas hasta las serrerías, desde las fÆbricas de gØneros de
punto hasta las villas y las haciendas patronales. Importantes por la mayoría de
estos asentamientos es el curso de la Roggia Maestra, un canal artificial creado
en el siglo XIII por finalidades agrículas, que vio mudada su utilidad con la
explosión de la Revolución Industrial: sus saltos, de hecho, se utilizaron para
producir energía.
Fuera de las fronteras del municipio de Schio, las siguientes
instalaciones merecen particular atención:
• el Molino Zambon de Marano Vicentino, todavía en funciones, en el
que es posible ver turbinas y otros aparatos de Øpoca para la
producción de harina;
• las centrales hidroelØctricas de propiedad de las fÆbricas de gØneros de
punto de Schio (Lanerossi, Cazzola), en Pievebelvicino,
Torrebelvicino y Valli del Pasubio;
• las hilanderías en el municipio de Malo, en particular la Hilandería
Corielli, cuya villa patronal se ha convertido en biblioteca municipal;
• la FÆbrica Saccardo, que surgió en 1885 en el centro histórico de Schio
y fue trasladada, en 1892, en la sede que hoy podemos admirar, entre
los municipios de Schio (localidad Tretto) y Santorso. Aquí se
producían canillas en papel y lanzaderas, utilizadas por las industrias
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textiles locales e internacionales. En los aæos Sesenta, despuØs de un
período económico desfavorable, la fÆbrica se abandonó, y se recuperó
y readaptó en 1991, aæo en que nació el Consorzio Progresso
(Consorcio Progreso), compuesto por 20 talleres artesanales
independientes. En 1993 se recuperó la sala de turbinas, en la que es
posible ver tambiØn aparatos, cuadros de mando y otras
instrumentaciones originales.
No se puede hablar de arqueología industrial en Schio y sus alrededores
sin nombrar el que convirtió este Ærea en el corazón de la industria de la lana
italiana: el empresario Alessandro Rossi (1819-1898).
Hijo de Francesco Rossi, fundador de la empresa productora de lana
Rossi & Pasini (1818), luego Francesco Rossi (1849), recibió una formación
variada y, en cierto sentido, atípica: estudió en el Seminario Episcopal de
Vicenza y emprendió la vida de la fÆbrica empezando por los escalones mÆs
bajos. Contribuyeron a completar su crecimiento empresarial numerosos viajes
al extranjero:
Addestrato a misurare i propri passi sui maggiori centri industriali
europei, il Rossi (come, piø avanti, i suoi figli) soggiornò ripetutamente in
città industriali inglesi, francesi, tedesche, svizzere, austriache, ma
intrattenne, in particolare, e per oltre un trentennio, intense relazioni con
l’ambiente di Verviers, capitale laniera del Belgio e crocevia della cultura
industriale europea (G. L. Fontana, 1998, pag 9).
En 1845 le sucedió al padre en la dirección de la empresa de la familia,
que se volvió, bajo su guía y con el pasar de los aæos, la mayor industria de la
lana en Italia y que cambió su nombre en Lanerossi S.p.A. en 1873. La
particular filosofía empresarial de Rossi, atento tanto a los beneficios como a las
exigencias de sus obreros, puede considerarse única en la Italia de la Øpoca: la
ampliación de la gama productiva, por un lado, hizo expander la empresa con la
creación, cerca del núcleo original de la Francesco Rossi, de la Fabbrica Alta
(FÆbrica Larga) (1862), proyectada por el arquitecto de Verviers Auguste
Vivroux, un imponente edificio de seis pisos, cada cual acogía una diferente
fase de producción. En los aæos siguientes se crearon otros establecimientos
fuera del municipio de Schio, dedicados a la creación de tipos particulares de
productos: en 1871, en Pievebelvicino, nace una fÆbrica para la producción de
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tejidos pesados, seguida, en 1873, por el grande edificio de Torrebelvicino en el
que se trabajaban los tejidos. La intervención mÆs importante fuera de los
confines de Schio se realiza en el municipio de Piovene Rocchette, con la
construcción de tres plantas, la primera (1869) para la hilatura y la tintura de
lana cardada, otras, de 1871 y 1886, para la tejedura cardada. El crecimiento de
la Lanerossi trajo la necesidad de aprovisionamientos energØticos y de medios
de transporte rÆpidos, tanto para las materias primas como para los acabados:
para satisfacer estas exigencias se crearon numerosas centrales hidroelØctricas
que disfrutaban de la energía del río Leogra (Central Lanerossi de Ponte delle
Capre y de Ressalto en Torrebelvicino, respectivamente de 1889 y de 1880;
Central Lanerossi de Rillaro en Pievebelvicino, de 1874), y ademÆs el ferrocarril
Vicenza – Schio (1876), aún existente, y el de Torrebelvicino – Schio ˗ Piovene
Rocchette – Arsiero (1884-1885).
Por otro lado, Alessandro Rossi prestó particular atención a las
necesidades de sus obreros: Øl mismo empezó su carrera desde los escalones
mÆs humildes. Para favorecer el trabajo de los dependientes de la Lanerossi,
creó algunas infraestructuras, como el Parvulario, la Scuola di Orticoltura e
Pomologia (Escuela de Horticultura y Pomología) en Santorso, institutos para la
formación profesional, barrios obreros como el Nuovo Quartiere Operaio
(Nuevo Barrio Obrero) en Schio y los de Pievebelvicino, Torrebelvicino y
Piovene Rocchette, el Teatro Cívico, etc. La vivienda de Rossi, en cambio, estÆ
en el municipio de Santorso: se trata de una ostentosa villa con anexo un parque,
que hoy se pueden visitar.
La fama de Alessandro Rossi, tanto a nivel italiano como internacional,
estÆ confirmada por su nombramiento de Diputado, antes, y de Senador del
Reino de Italia, luego, respectivamente en 1866 y en 1870.
Schio debe a este empresario su transformación desde un pueblo
principalmente agrículo al mayor centro italiano de la industria de la lana. Sin
Øl, de hecho, nunca se habría considerado la pequeæa ciudad como la
Manchester de Italia.
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Introducción:
El objetivo de esta memoria es incentivar el desarrollo del turismo
cultural en Schio, famoso polo de la industria Alto Vicentina, utilizando los
numerosos legados de arqueología industrial de los que dispone. Se creyó
oportuno comparar la ciudad de Schio con otras realidades, italianas, britÆnicas
y espaæolas, en las que se afirmó en el pasado la industria textil y que hoy se
han recuperado correctamente para que se disfruten bajo el punto de vista
turístico y/o cultural.
Punto de partida de esta investigación es el convencimiento que el
patrimonio arqueológico-industrial de Schio pueda valorarse mayormente con
respecto a lo que ocurre hoy. Esto sería posible a travØs de la recuperación y el
mantenimiento de las estructuras hoy desusadas y la creación y difusión de
nuevas rutas turísticas que ilustran a los visitantes los bienes de que dispone la
ciudad. Los turistas, así, podrían comprender lo que fue el fenómeno de la
Revolución industrial en la provincia de Vicenza, los cambios que llevó en la
vida cotidiana y en el estilo de vida de la población, en quØ manera Schio
mereció el apodo de “Manchester de Italia” y la herencia que los empresarios
del pasado dejaron a los pequeæos y medios dueæos de hoy: un marcado sentido
empresarial.
Esta memoria se subdivide en cuatro capítulos. El primer de estos aspira
a introducir al lector a la disciplina de la arqueología industrial, ilustrando
algunas importantes nociones, el modus operandi del arqueólogo industrial y los
debates que surgieron entre los expertos del sector durante varias conferencias;
luego, se mencionan las mÆs importantes que tuvieron lugar en Italia.
El segundo capítulo estÆ dedicado por entero a la historia de la industria
en Schio y da indicaciones sobre los acontecimientos que caracterizaron los
síngulos sitios industriales presentes dentro de los confines municipales de la
ciudad tanto como lugares para la producción (e infraestructuras conectadas a
estos) como en calidad de Æreas desusadas. A conclusión del capítulo se analiza
criticamente la situación actual: las intervenciones que, aunque sean urgentes,
todavía no se actuaron, las restauraciones en curso y las que estÆn todavía en
fase de proyecto. AdemÆs, se analiza el tipo de propiedad de las estructuras, las
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finalidades para que se reutilizarÆn, el mantenimiento de las formas originales
de los siglos XVIII-XIX.
En el tercer capítulo se ilustran algunas realidades que pertenecen al
Æmbito de la industria textil y que pueden representar ejemplos positivos de
recuperación de los bienes de arqueología industrial para Schio: el primer es la
ciudad britÆnica de Manchester, motor mundial de la Revolución industrial en el
siglo XVIII y hoy centro dinÆmico, en el que se ambientan perfectamente tanto
los residentes como los turistas gracias a un general renacimiento de los
suburbios que fueron industriales. El segundo caso considerado es la aldea
industrial espaæola de Colonia Güell, que surgió por voluntad del empresario
Eusebi Güell a aproximadamente 20 km a Noroeste de Barcelona, y que hoy
propone interesantes recorridos turísticos adecuados para visitantes de cada
edad. Luego, se ilustran algunos ejemplos italianos: la ciudad toscana de Prato,
en cuyo centro histórico las fÆbricas desusadas cedieron el sitio a una serie de
infraestructuras de tipo predominantemente social y cultural. La colonia
industrial de San Leucio, en provincia de Caserta, fundada por rey Fernando IV
de Borbón para la producción de paæos de seda preciados y destacados hoy
todavía en todo el mundo. El Palacio del Belvedere, en que tenía lugar la
producción, fue restaurado y transformado en museo gracias a ingentes
financiaciones de la Unión Europea. Finalmente, el Villaggio Operaio Crespi
d’Adda, en provincia de BØrgamo, fundado por la familia Crespi que había
aberto aquí una fÆbrica de algodón y que se convirtió en Patrimonio de la
Humanidad UNESCO en 1995.
El último capítulo se centra otra vez en Schio y quiere ofrecer algunas
ideas para la valoración turística de la ciudad. Aquí se toman en consideración
las varias rutas propuestas por estudiosos y miembros de asociaciones culturales
locales a partir de principios de los aæos ’90, hasta ilustrar los recorridos que
hoy se ofrecen al alumnado y a otros grupos que quieren visitar los sitios de
arqueología industrial de Schio. Dado que la mayoría de estos itinerarios penetra
en los municipios límitrofes, se pensó en crear una nueva ruta que no traspase
los confines muncipales y a travØs del que los turistas consigan percibir los
cambios que los varios sitios experimentaron a lo largo del tiempo. Luego, se
propone la creación de un museo de la industria textil dentro de la sugestiva
sede de la Fabbrica Alta, que podría integrar la oferta cultural que hoy se
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concreta dentro del Espacio Expositivo Lanificio Conte. En conclusión, se
analizan los modelos propuestos en el tercer capítulo y lo que se puede
proponer, de estos ejemplos, en la ciudad de Schio para incrementar su oferta
turística.
Schio tiene mucho que ofrecer a los visitantes desde el punto de vista del
turismo. La población local, sin embargo, siempre fue mÆs propensa a la
industria. Por esta razón se ofrecen aquí unos principios para potenciar la oferta
turística gracias a la arqueología industrial. En esta manera se aspira a flanquear
grupos de personas interesadas a esta forma de turismo cultural a los alumnados,
ya numerosos, que cada aæo visitan la ciudad.
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Capítulo 1 La arqueología industrial:
definición, metodología y
problemÆticas de una ciencia
nueva
El Æmbito científico de la arqueología industrial nace en Øpoca reciente,
con modalidades, tiempos y acercamientos diferentes según los países
implicados:
Questa disciplina nacque in Inghilterra negli anni Cinquanta e nei
due decenni successivi si è affermata un po’ dappertutto con diverse e varie
sfumature semantiche e di contenuto che fanno riferimento al patrimonio
industriale, all’eredità industriale, all’età dell’industria. […] Ognuno dei
tanti approcci possibili risente del contesto da cui proviene e della realtà
industriale a cui essa fa riferimento (Tognarini, Nesti, 2003, p. 145).
El punto de origen de esta nueva ciencia es pues el Reino Unido, ya
protagonista y padre del fenómeno de la Revolución Industrial que estalla entre
los siglos XVIII y XIX. Existen importantes instalaciones de arqueología
industrial tambiØn en otros países, entre los cuales Francia, Alemania, Suecia,
Estados del Este de Europa, CanadÆ, Estados Unidos e Italia. El interØs por la
materia en Italia nació en los aæos Setenta del siglo XX y ataæe, en un primer
momento, “la comunità settecentesca dei filatori di seta di San Leucio (Caserta)
o il villaggio operaio di Crespi d’Adda nel bergamasco” (Negri, 1989, p. 8). En
concreto, siempre utilizando las palabras de M. Negri, “l’evento fondativo della
archeologia industriale nel nostro paese fu probabilmente il primo convegno
internazionale in materia organizzato in Italia, e precisamente a Milano nel 1977
in occasione della mostra dedicata a San Leucio” (Negri, 2001, p. 89).
Los estados en los que nació la ciencia de la arqueología industrial
desarrollaron acercamientos y filosofías diferentes para la conservación de la
herencia industrial: en Inglaterra, en los aæos ’60, el fenómeno de la
desindustrialización y del abandono de los lugares productivos suscitó en la
población la necesidad de tutelar el patrimonio histórico que es testimonio de la
Revolución Industrial. En EE. UU., donde la industrialización fue (y aún es) un
fenómeno de vasta escala, se evidencia la relación entre industrialización y
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situación ambiental. En los países ex-socialistas de la Europa del Este se pone
de relieve el trabajo, o sea el sitio industrial como testimonio de una manera de
producción diferente, y contrastante, de la capitalista.
En todo caso, cabe recordar que la ciencia de la arqueología industrial no
es estÆtica, mÆs bien estÆ en continua evolución. Esto es posible a travØs de la
propuesta de nuevas metodologías sobre la conservación del patrimonio, por un
lado, y del continuo debate entre los expertos, por otro. Según Negri, se puede
incluso hablar de “una ‘archeologia industriale del futuro’, volendo con questa
forzatura semantica sottolineare il fatto che la archeologia dell’industria (ma
ovviamente non solo quella) si produce sotto i nostri occhi giorno dopo giorno e
in modo particolarmente imponente in un’epoca caratterizzata da un mutamento
tecnologico così veloce” (Ibídem, p. 91).
A lo largo de los aæos se desarrollaron varias metodologías de
investigación del sitio industrial. La primera y mÆs común de estas es la
catalogación, o sea el registro de la presencia de los bienes arqueológicos
industriales en Entes apropiados (en el caso italiano las estructuras de
arqueología industrial estÆn fichadas en las Soprintendenze per i Beni
Ambientali e Architettonici, equivalentes a la Dirección General de Bellas Artes
y Bienes Culturales espaæola, pero con tareas mÆs específicas, referidas al
medio ambiente y a las estructuras que tienen un notable valor arquitectónico).
Cabe subrayar, sin embargo, que catalogación no significa
necesariamente tutela: Covino, de hecho, nos avisa que “[…] la catalogazione,
senza togliere nulla alla sua importanza, non risolve affatto quel problema di
‘conservazione globale del patrimonio’[…]” (Covino, 2001, p. 121). Algunos de
estos bienes, de hecho, necesitan de restauraciones y, a veces, de un nuevo
empleo para que la población pueda disfrutar de ellos.
Un paso preliminar a la catalogación es el del anÆlisis y clasificación de
las fuentes de arqueología industrial. El arqueólogo industrial, durante su
investigación, encontrarÆ los siguientes tipos de fuentes:
• Arqueológicas, a su vez divisibles en fuentes
a) de superficie (como las instalaciones desusadas)
b) de excavación (como las minas abandonadas);
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• Escritas, que pueden ser
a) inØditas (como los archivos de empresa, los archivos públicos o
privados, etc.)
b) editadas (por ejemplo estadísticas, censos, revistas periódicas,
publicaciones tØcnicas, novelas, publicaciones en ocasión de
eventos especiales o menores);
• Orales, como
a) testimonios directos
b) testimonios transmitidos;
• Visuales, tanto de tipo artístico como utilitarista, que se dividen en
a) iconogrÆficas (pinturas, grabados o dibujos tØcnicos)
b) cartogrÆficas (mapas topogrÆficos o planos catastrales, cartas
geogrÆficas temÆticas, planimetrías)
c) fotogrÆficas (fotos o tarjetas postales)
d) cinematogrÆficas.
Los expertos de arqueología industrial, a lo largo de los aæos,
presentaron varias metodologías y nociones, ademÆs de sugerencias para una
correcta recuperación de las intalaciones.
Uno de estos es G. E. Rubino, que denuncia, por lo menos en el caso
italiano, la escasez y la inadecuación de las leyes para la tutela de los bienes
arqueológico-industriales:
[…] la politica della tutela e della valorizzazione dei beni culturali è
ormai al centro dell’attenzione generale, ma rimane ancora un’incognita
nel nostro Paese, dove si continua ostinatamente a perseguire un indirizzo
di basso profilo. Con una legge quadro ormai vecchia di mezzo secolo,
senza un’adeguata programmazione degli interventi e con gli uffici centrali
e periferici fortemente burocratizzati e spesso insufficienti a svolgere i
necessari controlli. NØ mancano, soprattutto al Sud, i casi emblematici di
strutture monumentali sopravvissute miracolosamente all’ingiuria dei
tempi e poi manomessi col benestare delle soprintendenze (Rubino, 2001,
p. 47).
Rubino propone una colaboración mÆs provechosa entre público y
privado en la recuperación de las Æreas abandonadas y ve en el Ecomuseo o
museo del territorio una alternativa vÆlida e innovadora al proceso de
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transformación de los sitios industriales en museos, que en Italia parece llevar la
mejor parte pensando en los nuevos destinos de un bien arqueológico industrial:
Coniato in Francia nel 1971, il termine Ecomuseo ha avuto poi
largo seguito in tutta Europa, maturando infine modelli finalizzati alla
conservazione del Patrimonio Industriale e del mondo del lavoro in genere;
oggi è al centro di un processo di sostanziale revisione critica che tiene
conto di una visione ‘nazionale’ o semplicemente ‘locale’ delle finalità
istitutive. Il concetto di Ecomuseo nasce dalla convinzione che i
componenti di una comunità o di un territorio dovrebbero essere soggetti
attivi nel processo di identificazione e promozione della propria memoria
storica e non oggetto di una missione imposta da una istituzione
centralizzata (Ibídem, p. 48).
Las estructuras ecomuseales en Italia hasta 2001 serían, según Rubino, el
Ecomuseo delle Montagne Pistoiesi (Ecomuseo de las montaæas de Pistoia),
promovido por la Provincia de Pistoia, y el Ecomuseo delle Ferriere e Fonderie
di Calabria (Ecomuseo de los Establecimientos siderúrgicos y de las
Fundiciones de Calabria), que en realidad nunca empezó a funcionar por el gran
desinterØs de las instituciones locales. Piamonte fue la primera región italiana
que se dotó de una ley sobre los ecomuseos (L.R. n. 31/95), con el objetivo de
instituir una red ecomuseal provincial de Turín, que en el aæo 2000, cuando
Rubino escribió el ensayo mencionado antes, estaba todavía en fase de proyecto.
Sin embargo, Rubino nos avisa que “è anche vero che la formula del
museo open air non potrà applicarsi in ogni circostanza, nØ alle grandi aree
urbanizzate”; por lo tanto, propone la noción de condominio industriale:
La nostra proposta – peraltro già avanzata nel 1997 in un convegno
in Francia e poi diffusa anche altrove – è semplice. Si tratta, in sostanza,
come abbiamo già avuto modo di scrivere, ‘di sollecitare l’inserimento, nei
nuovi provvedimenti legislativi e fiscali in favore del Terzo Settore, di
norme e agevolazioni che consentano alle imprese di volontariato di
trovare sistemazione all’interno dei contenitori del Patrimonio Industriale
dismesso. Ve ne sono di tutti i tipi e di tutte le dimensioni, da abitare in
solitudine o magari in condominio, come un tempo fu fatto per le grandi
dimore del patriziato urbano decaduto o estinto’ (Ibídem, p.51)
1
.
Este modelo exige que la empresa non-profit tiene que someterse a
algunos vínculos, como la planificación urbanística, el examen del inventario
completo del Patrimonio desusado y de las normas tØcnicas de intervención y el
respeto tanto de los inmuebles como de los objetos contenidos en su interior.
1
Rubino menciona a su vez su propia precedente intervención a la EuroconfØrence “Patrimoine
industriel et effets de taille” (EcomusØe Le Creusot-Montceau les Mines, Bourgogne (France),
15-16 de septiembre de 1997), cuyo texto se encuentra en la revista “Patrimoine de l’industrie”,
1 (1999), pp. 95-98 y anticipado en G. E. Rubino, A. Marciano, Patrimonio industriale, Non-
profit e nuovo Welfare, Napoli, 1997 (“Quaderno della Scuola di specializzazione in Disegno
Industriale, Università di Napoli ‘Federico II’”, 12).
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Algunos ejemplos de condominio industrial se pueden encontrar en el ex
Arsenal Militar de Borgo Dora (TO), hoy sede del SER.MI.G. (Servizio
Missionario Giovani, Servicio Misionero Jóvenes), en el ex Matadero de
Padova, donde la CLAC (Comunità delle Libere Attività Culturali, Comunidad
de las Libres Actividades Culturales) consiguió obtener el vínculo monumental,
y en la ex Fabbrica di Concimi e Prodotti Chimici della Campania (FÆbrica de
fertilizantes y productos químicos de Campania), en el barrio napolitano de
Bagnoli, ocupada y restaurada por parte de la Fundación IDIS y en parte
convertida en la “Città della Scienza” (Ciudad de la Ciencia).
P. P. Poggio, otro estudioso de arqueología industrial, observa que el
interØs hacia la disciplina cambia a lo largo del tiempo, por lo menos en Italia.
DespuØs de una primera fase, que coincide con los aæos ’70-’80, en la que el
interØs estaba dirigido principalmente al patrimonio arquitectónico, donde las
empresas demonstraban cierta indiferencia por la materia y la actitud
predominante era de tipo conservacionista, se pasa a un estadio en el que el
reutilizo para finalidades ya no productivas sino culturales se convierte en el
punto de encuentro entre la arqueología industrial y las lógicas del mercado.
Paralelamente, las pequeæas comunidades en las que tuvo origen la grande
industria del siglo XX empiezan a demonstrar cierto interØs por la arqueología
industrial, que se ve como un medio para reapropiarse de su propia identidad y
de su propio pasado. Este es el clima en el que se asiste a una progresiva
ampliación del interØs de los edificios a lo que contenían y que permitía la
producción: las maquinarias.
Lo spostamento del centro di attenzione, l’ampliamento del
concetto di patrimonio archeologico-industriale, la ‘costruzione’ di questo
stesso patrimonio attraverso operazioni di recupero, inventariazione,
manutenzione, classificazione ed ordinamento in vista di una fruizione
espositiva, o didattica, o di ricerca, ci hanno consentito di entrare in
contatto con una realtà importante quanto poco conosciuta, quella delle
imprese manifatturiere, e con una quantità di soggetti che ruotano attorno a
tale mondo: fornitori specializzati, tecnici, manutentori, addetti alla
sicurezza, ecc. (Poggio, 2001, p. 81).
Hoy en día, el advenimiento de los microprocesadores tiene un doble
efecto en las maquinarias:
[…] con l’arrivo e il diffondersi del microprocessore finisce un’era
nella storia delle macchine. Si ha contemporaneamente un’intensificazione
concentrata di conoscenze formalizzate e la drastica abbreviazione dei
tempi di vita produttiva: un destino di cancellazione sembra inevitabile.
Per altro, proprio grazie alla virtualizzazione, potremo trasmettere e far
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rivivere processi produttivi a scopo culturale, ludico, turistico (Ibídem, p.
83).
Poggio y Negri estÆn de acuerdo sobre lo positivo de la participación
empresarial para la recuperación del patrimonio industrial. El primero analiza
esta adhesión desde el punto de vista de las contribuciones que los empresarios,
jóvenes o ancianos, pueden aportar en el estudio de la disciplina:
Il lavoro sulle macchine ci ha però consentito di trovare nuovi
importanti interlocutori, precisamente nel mondo imprenditoriale,
costituito in misura rilevante da industriali di origine artigiana o addirittura
operaia, con una componente di tecnici altamente qualificati, spesso di
formazione universitaria. Si tenga però conto di un […] forte gap, questa
volta di tipo generazionale, per cui gli imprenditori piø giovani spesso sono
maggiormente sensibili al significato del patrimonio storico-industriale, ma
non ne hanno alcuna conoscenza diretta (Ibídem, p. 81).
Negri, en cambio, observa la relación entre empresariado y arqueología
industrial bajo la perspectiva de la utilidad de esta disciplina para la empresa; Øl
afirma que son cuatro las Æreas en que la empresa entra en contacto con los
procedimientos de la arqueología industrial con el objetivo de salvaguardar la
historia e identidad empresariales:
1. Los bienes muebles (documentación, maquinarias, productos, etc.), que
contribuyeron profundamente a la difusión de los museos en toda
Europa;
2. Los bienes inmuebles (monumentos industriales), de los que se conoce
mucho sobre su destrucción, por lo menos en Italia, mientras que se sabe
menos sobre su reutilización, con un objetivo tanto monumental o
archivístico como empresarial;
3. El acceso a la empresa (eventos especiales, programas para escuelas,
tØcnicos, delegaciones extranjeras, clientes y proveedores), mediante el
cual la empresa comunica sus componentes operativos y de contenido
cultural, comercial y de imagen;
4. Los productos de comunicación, que pueden ser de papel (libros,
folletos, etc.), audiovisuales y multimediales.
Negri nos avisa que la empresa, tal como es y como se manifiesta, tiene
que observar algunas presuposiciones de tipo cultural:
Il primo è la convinzione che il patrimonio accumulato nel tempo
sia una risorsa e non necessariamente e sempre un ostacolo allo sviluppo.
Il secondo sta nell’idea di vitalità della azienda come di un processo con un
prima e un dopo, quindi un valore che va trasmesso all’esterno in una
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misura necessariamente ‘storica’, o se preferiamo, ‘dinamica’ quindi pur
sempre riferibile a precise sequenze temporali. Anche la piø banale azione
di marketing fondata sul ‘come eravamo’ parte da questo presupposto,
consciamente o inconsciamente (Negri, 2001, pp. 90-91).
La arqueología industrial contribuye, ademÆs, a reconstruir la historia de
la empresa con vistas a fusiones con otras empresas o a mezclas en el directivo,
con el objetivo de mantener intacta la identidad y la cultura empresariales
adquiridas hasta el momento de cambio.
Según Negri, ademÆs, son elementos importantes para la arqueología
industrial tambiØn el comportamiento que los obreros tenían (y tienen) en
Æmbito laboral: desde las canciones que estaban acostumbrados a entonar para
marcar el ritmo de algunas operaciones manuales hasta la espontÆnea
producción de mensajes visibles en las pantallas de los ordenadores en los
despachos, etc. Negri cree que, a la luz de su concepto de “arqueología
industrial del futuro”, son restos importantes hasta los salvapantallas de los
ordenadores que los empleados hoy utilizan: tambiØn a travØs de estos
instrumentos, las generaciones futuras podrÆn comprender aspectos importantes
de la cultura empresarial.
El estudioso considera que dos conceptos fundamentales estÆn a la base
del enlace entre arqueología industrial y cultura empresarial en el futuro:
Leadership y Corporate Land. Sobre el primero dice:
Una azienda senza memoria e senza coscienza delle sue
trasformazioni difficilmente potrà conseguire in pieno obiettivi di
miglioramento continuo, base di ogni politica di successo nelle arene della
competizione. Forse un giorno troveremo segmenti del discorso della
archeologia industriale di ieri, di oggi e di domani nella strumentazione
adottata per il conseguimento di posizioni di leadership all’interno e al di
fuori dell’impresa (Ibídem, p. 91).
Así habla, en cambio, del Corporate Land:
Questo termine indica quegli ambienti (nel nostro linguaggio
potremo dire ‘siti’) che l’azienda allestisce per poter offrire al pubblico nel
modo piø coinvolgente la conoscenza dell’azienda e del suo prodotto. […]
Qui il luogo fisico viene progettato come manifesto della filosofia
dell’azienda, ha finalità commerciali, ma soprattutto di comunicazione e di
coinvolgimento globale del cliente in una ottica di fidelizzazione alla
marca e di conquista di una posizione di leadership. […] Non sono musei,
ma del museo hanno molti aspetti e sicuramente la caratteristica che lo
rende unico tra le istituzioni culturali: il coinvolgimento del visitatore in
una esperienza totalizzante (Ibídem, pp. 91-92).
Por lo tanto, se puede decir que el punto de vista de Negri es el de una
arqueología industrial que propone elementos identificadores al visitante, quien