Actividad Física para Hipertensos Prof. Guillermo R. Oviedo
En el capítulo V se exponen las conclusiones del trabajo que describen el impacto de la
actividad física en los participantes y se presenta el Programa de Actividad Física creado.
En el capítulo VI se plantean concordancias con resultados obtenidos por otros autores,
algunas diferencias y posibles líneas a seguir para posibles investigaciones futuras.
Seguidamente se encuentran los anexos, donde se detallan los protocolos utilizados para
cada prueba, las planillas donde se anotaron los valores obtenidos y los datos obtenidos sin
procesar.
Al finalizar, se exponen las referencias a trabajos mencionados y la bibliografía
utilizada.
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Actividad Física para Hipertensos Prof. Guillermo R. Oviedo
CAPITULO II - ANTECEDENTES
Tensión Arterial
Llamamos Tensión Arterial (TA) a la presión ejercida por la columna sanguínea sobre
las paredes arteriales y que a su vez modifica la tensión de las paredes arteriales de acuerdo a
dicha presión. El corazón trabaja como una bomba cuya misión es enviar la sangre a todo el
cuerpo a través de las arterias; pero éstas progresivamente van disminuyendo su calibre,
originando una resistencia que el corazón debe vencer ejerciendo una fuerza o presión (1).
La TA máxima, también llamada Sistólica, es la presión con que bombea el corazón la
sangre al resto del cuerpo (2).
La TA mínima, también llamada Diastólica, es la resistencia que presentan las arterias y
vasos sanguíneos al paso de la sangre mientras el corazón se recupera para volver a bombear,
es decir, cuando se relaja (3).
Hipertensión Arterial
La hipertensión arterial (HTA), que se define como una elevación crónica de la tensión
arterial sistólica (TAS) y/o diastólica (TAD), constituye una de las enfermedades más
frecuentes de las muchas que azotan a la humanidad. La tensión arterial en sí misma no es
más que una cifra, y adquiere importancia en cuanto a que a mayor nivel tensional, tanto
sistólico como diastólico, mayor es la morbilidad y la mortalidad de los individuos (4).
La hipertensión arterial está asociada con todas las causas de mortalidad por
enfermedades cardiovasculares. Las modificaciones en el estilo de vida resultan de gran
importancia para la prevención, tratamiento y control de la HTA, y fundamentalmente la
inclusión de programas de ejercicio físico aeróbicos. Estos previenen el desarrollo de HTA y
disminuye sus valores en aquellos que la padecen. (5).
Distintos estudios epidemiológicos coinciden en que la prevalencia de HTA en la
población occidental adulta se encuentra entre el 15% y el 30%. En nuestro país los datos
epidemiológicos son escasos pero coincidentes con los porcentajes antes mencionados (6).
La principal importancia de la HTA es que además de ser una enfermedad por sí misma,
constituye un importante factor de riesgo de enfermedad vascular, controlable con el descenso
de la misma.
La causa de la elevación de la tensión arterial se desconoce en la mayoría de los casos y
la prevalencia de la HTA de etiología conocida (hipertensión secundaria) varía de unos
centros a otros, aunque puede cifrarse entre un 1-15% de todos los hipertensos. La HTA de
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causa desconocida se denomina “primaria”, “esencial” o “idiopática”, representando la gran
mayoría de pacientes hipertensos (7).
La relación positiva entre el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) y la TA se
da con valores tan bajos como 115/75 mm Hg y se duplica por cada 20/10 mm Hg de
incremento. Una persona normotensa, a los 55 años de edad tiene un 90% de riesgo de
desarrollar HTA durante el transcurso de su vida (8). La clasificación de la TA como
“prehipertensión” (TAS 120-139 o TAD 80-89 mm Hg - Tabla Nº1) ha sido introducida para
hacer notar a la salud pública, la importancia de reducir la TA y prevenir la HTA
promoviendo un estilo de vida saludable para todas las personas (9).
Tabla Nº1. Clasificación de la hipertensión, para adultos mayores de 18 años,
propuesta por el JNC 7 REPORT
Categoría de la PA PAS (mm Hg) PAD (mm Hg)
Normal <120 <80
Prehipertensión 120 – 139 80 – 89
Estadío 1 de hipertensión 140 – 159 90 – 99
Estadío 2 de hipertensión τ160 τ100
Por estas razones, the Joint National Commitee on Prevention, Detection, Evaluation,
and Treatment of High Blood Pressure (10, 11), the World Health Organization (WHO) (12),
the European Society of Hypertension (13), and the National High Blood Pressure Education
Program (14) recomiendan propuestas como la actividad física regular, que mejoran la
condición física, para la prevención y tratamiento de la HTA. La Tabla Nº2 muestra las guías
para el tratamiento de la HTA (15, 16, 17), estratificando el tratamiento según los valores de
la TA y los riesgos inherentes.
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Tabla Nº2. Estratificación de riesgos y tratamiento (21)
Valores de la TA (mm
Hg)
Grupo de riesgo A (Sin
factores de riesgo, sin
órganos afectados -OA-
ni enfermedades clínicas
cardiovasculares-ECC-)
Grupo de riesgo B (al
menos 1 factor de riesgo,
sin incluir Diabetes; sin
OA/ECC)
Grupo de riesgo C
(OA/ECC y/o Diabetes,
con o sin otros factores
de riesgo)
130-139 / 85-89
Modificaciones en el estilo
de vida
Modificaciones en el estilo
de vida
Terapia farmacológica
140-159 / 90-99
Modificaciones en el estilo
de vida (períodos mayores
a 12 meses)
Modificaciones en el estilo
de vida (períodos mayores
a 6 meses) o terapia
farmacológica más
cambios en el estilo de
vida
Terapia farmacológica
τ160 / τ100 Terapia farmacológica Terapia farmacológica Terapia farmacológica
Actividad Física
El término “actividad física” hace referencia a “cualquier movimiento corporal producido
por los músculos esqueléticos y que tiene como resultado un gasto energético que se añade al
metabolismo basal”. En los últimos años se ha profundizado cada vez más en el estudio de la
actividad física, tanto en los efectos saludables de su práctica habitual como en la relación que
su ausencia mantiene con el desarrollo, mantenimiento y agravamiento de diversas
enfermedades crónicas (22).
Condición Física
La condición física, es el estado de energía y vitalidad que permite a las personas llevar
a cabo las tareas diarias y habituales, así como disfrutar del tiempo de ocio activo, afrontar los
imprevistos sin fatiga excesiva, a la vez, enfrentar la inactividad física (sedentarismo),
desarrollar al máximo las capacidades físicas e intelectuales de cada persona, experimentando
plenamente la alegría de vivir, mediante la práctica de la actividad física de una forma
saludable (23).
La comisión de deportes del Consejo de Europa ´89, definió que la “condición física en
relación con la salud está compuesta por los siguientes elementos: resistencia
cardiorespiratoria, fuerza, resistencia muscular, flexibilidad, dimensiones
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antropométricas (composición corporal), coordinación – equilibrio y buen estado
psicoemocional” (24).
Ejercicio Físico
Es la actividad física planificada y estructurada, repetitiva y que tiene por finalidad el
mantenimiento o la mejora de la forma física (25).
Entrenamiento
Se entiende por toda acción dirigida por un Entrenador o Profesor de Educación Física,
programada para desarrollar la preparación física, técnica, psicológica y táctica de cada
deportista y del equipo; así como también en la preparación de programas y actividades
orientadas al mantenimiento y mejora de la salud de la población (26).
Estudios Previos sobre HTA y Actividad Física
En la mayoría de los estudios analizados por el American College of Sports Medicine
en su comunicado especial del año 2.004, los participantes fueron hombres y el rango etario
fue desde 18 a 79 años de edad. La duración promedio de los programas de entrenamiento fue
de 16 semanas. Dos tercios de los programas analizados, consistían en tres sesiones de
actividad física por semana, con una duración media (cada sesión), de 40 minutos. Los
ejercicios realizados incluyeron caminatas, trotes, carreras, trabajos en bicicletas y otros tipos
de actividades aeróbicas.
Diversos estudios demostraron que la TA, independientemente de sus valores, se redujo
en aquellas personas que participaron en programas de actividad física regulares,
encontrándose disminuciones medias en la TAS/TAD iguales a 7.4/5.8 mm Hg en hipertensos
y de 2.6/1.8 mm Hg en normotensos (27).
A nivel local, existe poca experiencia en trabajos de investigación que detallen los
efectos producidos mediante un programa de actividad física para hipertensos con un
seguimiento longitudinal de al menos cuatro meses.
Actividad Física y Dislipemia
Las Dislipemias consisten en alteraciones cualitativas o cuantitativas en las diversas
familias de lipoproteínas plasmáticas. Estas últimas, participan activamente en el transporte
sanguíneo de los lípidos y se caracterizan por presentar distintas composiciones en relación
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al colesterol libre o esterificado, triglicéridos, fosfolípidos y composición proteica
(apoproteínas). Las Dislipemias Primarias son aquellas que se deben a errores genéticos que
afectan a las apoproteínas, a las enzimas involucradas en el proceso metabólico (Lipoproteín
lipasa -LPL-, Lipasa Hepática -LH-, Lecitina Colesterol Aciltransferasa -LCAT-) o a los
receptores celulares de las lipoproteínas. Las Secundarias, en cambio, se producen por
alteraciones adquiridas en la función de alguno de estos componentes por efecto del tipo de
alimentación, de fármacos o por patologías subyacentes (28).
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La evidencia acumulada, afirma que el entrenamiento físico produce cambios favorables
en los lípidos plasmáticos y lipoproteínas. Esta información está resumida en la Tabla Nº 3
(29).
Tabla Nº3. Cambios en lípidos y lipoproteínas con el ejercicio
Lípidos/Lipoproteínas Una sesión de ejercicios Participación regular en
ejercicios
Triglicéridos Disminución del 14 al 50%
Cambios medios aproximados del
20%
Disminución del 4 al 37%
Cambios medios aproximados del
24 %
Colesterol
Sin cambios ι Sin cambios
LDL-C Sin cambios
Sin cambios
Lp(a) Sin cambios Sin cambios
HDL-C Incrementos de 4 a 18%
Cambios medios aproximados del
10%
Incrementos de 4 a 18%
Cambios medios aproximados del
8%
LDL-C, lipoproteína de baja densidad-Colesterol; Lp(a), lipoproteína (a); HDL-C, lipoproteína de alta densidad-Colesterol; ιSin cambios a
menos que la sesión sea muy prolongada. Sin cambios si el peso y la dieta no cambian.
En numerosos estudios se demuestran la disminución de los triglicéridos plasmáticos
con la actividad física (30, 31). Las mayores reducciones se observaron en las personas con
las cifras más elevadas y en las que eran sedentarias. (32, 33,34)
El LDL-C (Low Density Lipids), que es un poderoso predictor de riesgo de ECV, está
elevado en personas cuya dieta está basada, predominantemente, en la ingesta de grasas,
especialmente saturadas (35). El LDL-C plasmático usualmente disminuye después de un
programa de entrenamiento aeróbico (36, 37, 38, 39, 40).
Las partículas de LDL están divididas de acuerdo a sus diferentes rangos de densidad,
marcando cada uno de ellos distintos niveles de riesgo de ECV. Las partículas más densas y
pequeñas, correlacionan directamente con la incidencia de ECV y podrían depender de la
elevada concentración de triglicéridos. Williams et al (41, 42) no encontraron cambios en las
partículas más pequeñas después de un año de entrenamiento físico en hombres sanos, con
sobrepeso; sin embargo, la distancia recorrida por semana y la reducción de la masa grasa se
correlacionaron de forma significativa con la disminución del LDL más pequeño. Halle et al
(43), en un estudio para evaluar hombres hipercolesterolémicos (colesterol > 240 mg/dL),
encontró menores niveles de triglicéridos y LDL a medida que los niveles de actividad física
aumentaban.
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